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Críticas de Cinemagavia
Críticas 3.978
Críticas ordenadas por utilidad
7
8 de noviembre de 2023
39 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Adaptación

Si se ha leído la novela de Sara Mesa antes de ver la película Un amor surgirán dudas de como plasmar un mundo interior tan complejo como el de la protagonista mientras se realiza un retrato claustrofóbico del pueblo. No es una novela sencilla de llevar a la gran pantalla. En este sentido ha de admitirse que Coixet no falla estrepitosamente, realizando una más que notable película y modificando distintas partes respecto a la novela.

Se representa muy bien esa sequedad, ese paisaje frío, azulado, inhóspito que es La Escapa. Es un lugar que desde el primer momento genera rechazo. En Un amor el pueblo en sí no parece tener tanta importancia como en la novela, que es un ente en sí mismo, pero sí que vivimos con Nat la desesperación de una casa que se cae a pedazos. Ese retrato de La Escapa, esa necesidad de que las formas de la película sean tan austeras, pueden acabar por afectar al conjunto. Es posible que el espectador sienta todo desde una distancia que no permita un intenso impacto emocional.

Desde luego uno de los grandes aciertos de Un amor es reflejar a la perfección la tensión sexual de Nat y Andreas, tan importante en una relación que comienza, precisamente, con una propuesta sexual.

Sin embargo, ha de decirse, lo que más lastra la película respecto a la novela es la complejidad de los personajes. Nat es un personaje que, en la novela, presenta un universo propio que se va conociendo a través de la narración. En la película esto no acaba de perfilarse del todo. De igual manera, los vecinos son simplificados, no parecen presentar tantas caras como en la novela.

De hecho, algunos personajes, sobre todo el interpretado por Hugo Silva, llegan a estereotiparse. Esto provoca algo curioso y es que la película aporta un tinte cómico que en la novela no era tan marcado. El personaje de Hugo Silva se corresponde con el prototipo de hombre básico. En el momento en que farda de sus vidrieras delante de Nat y le dice “Me inspiro mucho en la poesía sabes, yo es que soy mucho de Neruda”, la sala de cine comienza a reír, reconociendo el estereotipo. Lo que en un principio surge de la simplificación del universo de los vecinos, acaba por aportar una ventaja a la adaptación.

Por último, destacar la modificación realizada por Isabel Coixet en el final. Este nuevo desenlace se siente mejor incluso que el de la novela. La directora aprovecha el medio que está utilizando para expresar la historia y crea unas imágenes que danzan poéticamente, logrando un marcado impacto en la pantalla grande.

*Todo el mundo se conoce

Una característica de La Escapa, como ocurre en otros pueblos, es que los rumores acaban pasando por las manos de todos los vecinos. Como dice el personaje de Andreas, que todo el mundo se conozca es, más que una ventaja, una desventaja. Esto acaba por reprimir a los personajes y encorsetarlos en una vida que no pueda ser juzgada. No se respeta en absoluto la privacidad de los personajes, ni siquiera de una manera física. El casero de la protagonista llega a entrar en el domicilio, mientras ella duerme, sin avisar. Y lo peor de esta invasión de la privacidad, es que no se siente como equivocación. Los personajes creen tener el derecho a esta intromisión en la vida de los demás vecinos del pueblo.

*Machismo y ranciedad

La novela mostraba en los habitantes de La Escapa un arraigado machismo. La película de Coixet lo retrata para el séptimo arte. A pesar de estar preparado tras la lectura, las imágenes impactan y duelen más que en la novela. Las conversaciones entre el casero (más que notable Luis Bermejo) y la protagonista es donde más claro e hiriente es el machismo. Hay una clara imposición sobre ella, relevándola a una persona incapaz, inútil. Hay un constante ataque hacia su persona, además de un odio evidente por la figura de la mujer en general. Ella asume esa actitud con inseguridad, sin poder para ejercer la réplica. Y nosotros, desde la sala de cine, sufrimos con ella esa impotencia.

El casero no es el único que refleja ese machismo. El personaje de Hugo Silva destila un machismo mal escondido en una actitud que tan solo es un caballo de Troya para intentar llegar a Nat.

*Los anhelos ocultos

Todos los personajes buscan algo de la protagonista y lo ocultan bajo máscaras de piel. Todos ellos desean algo que no dicen y que, sin a la larga no obtienen, reprochan a la protagonista y modifican su actitud con ella. Y todos menos “El alemán”. El personaje interpretado por Hovik Keuchkerian quiere algo de la protagonista y no duda en decírselo a la cara a la primera oportunidad. Ella no acepta y él se va. No se enfada, no cambia de actitud, no finge. Dice lo que anhela sin fingimientos y, si no lo obtiene, acepta la situación sin reproches.

Esto es un punto interesante ya que, hacia el final, vemos a una protagonista que acaba haciendo con “El alemán” lo que los demás hacen con ella. Actúa como si no quisiese nada más con él, pero le espía o intenta sonsacarle información. Pretende definir cuál es la situación de su extraña relación, sin embargo, no es franca y termina fingiendo al igual que el resto de vecinos.

*Autodescubrimiento

En Un amor asistimos al retrato de un personaje, el de Nat, que se encuentra completamente perdido. Deja la ciudad y huye a La Escapa, sin saber exactamente que encontrará ahí. Es, al final, una búsqueda de sí misma. Una reflexión sobre nuestro propio universo, el conocerse a sí mismo para poder caminar hacia delante.

Dice la frase popular que lo bueno de tocar fondo es que ya solo te queda subir. Un amor refleja ese descenso a los infiernos y el proceso por el cual se adquiere la fuerza necesaria para iniciar esa patada que te llevará a la superficie.

Nat acaba por obtener, tras su paso por La Escapa, fe en sí misma. Es capaz de plantar cara al casero, decir a sus vecinos lo que piensa de ellos sin fingimientos y abrir una puerta a su futuro.
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Escrito por Carlos Moreno Latorre
Cinemagavia
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9
29 de marzo de 2023
34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Personajes al margen

El imperio de la luz es un drama sobre personajes habitualmente relegados a la indiferencia. Personajes para los que no suele haber protagonismo y que se tienen que conformar con tramas anecdóticas. Ese es el caso de Hilary (Olivia Colman), una mujer de mediana edad que trabaja desde hace un tiempo en un magestuoso cine. Poco sabemos de ella, más allá del trabajo que emplea y de su relación poco placentera con su jefe (Colin Firth). Aunque poco a poco iremos descubriendo que Hilary padece una enfermedad mental, a la par que la veremos dejar atrás ese estado de abatimiento que le provoca su tratamiento.

Un cambio importante que sucede en Hilary cuando llega un nuevo empleado al cine. Se trata de un joven negro llamado Stephen (Michael Ward), un chico encantador y muy educado que la cautivará irremediablemente. Al principio desde el descreimiento total por el abismo que les separa, hasta que ambos se hacen inseparables. Sin entender de razones o motivos. Sencillamente ambos se comprenden desde el sufrimiento de dos almas para las que no parece haber lugar en la convulsa Inglaterra de principios de los años 80. Él por ser negro, en un clima cada vez más contaminado, y ella por su enfermedad mental que muchos insisten en ver como un impedimento.

*La belleza que otros no pueden ver

Dos almas solitarias que en El imperio de la luz empiezan a brillar con fuerza gracias al soporte del otro. Es en compañía del otro, de la otra, cuando alguien herido empieza a volar. Como esa paloma que Hilary y Stephen encuentran herida y ambos cuidan hasta que puede retomar el vuelo. Tanto Hilary como Stephen se sirven de la presencia del otro para cerrar heridas y llenarse de la fuerza necesaria para continuar. Él para lograr sus sueños y poder estudiar algún día y ella para vivir con mayor calma. Consciente de sus limitaciones, pero sin dudar de sus múltiples habilidades.

En un ejemplo de relación amorosa absolutamente original, bella y conmovedora. Gracias, sin duda, a la maestría de Olivia Colman. Es una delicia verla, desde las primeras secuencias en las que se sabe como "anestesiada". Siempre lánguida y un tanto empequeñecida ante la juventud de sus compañeros de trabajo. Pasando por ese clic interno que parece desarrollar con la llegada de Stephen. Al que empieza a admirar de refilón, con anhelo pero incredulidad. Hasta que ambos se acercan irremediablemente, aflorando en ella un torrente inabarcable de emociones. Quizás demasiadas, pero tan placenteras que el espectador se satisface por verla a ella disfrutar. Hasta que la realidad rechina, sin remedio, y asistimos a ese doloroso descenso desde esa gozosa cumbre.

*El homenaje al cine queda para el final

A pesar de ello, es cierto que El imperio de la luz no es el homenaje al cine que podría parecer. De hecho, la visión del cine como un instrumento sanador que reconforta y acompaña queda para el final. Con el descubrimiento de las películas como arma infalible para anclarte a la vida. Para conectarte con el presente y desconectarte de una mente muchas veces repleta. Aunque esté casi por completo localizada en un imponente cine, el guion de Sam Mendes transita por otros muchos lugares hasta sublimar el amor por el séptimo arte.

No obstante, cuenta con un inicio precioso que sitúa el bello tono que tendrá toda la cinta. Se trata de la primera secuencia, en la que vemos a Hilary llegando al cine y preparándolo todo para recibir a sus clientes. Una especie de truco de magia que comienza con el encendido de luces, para después pasar por cada rincón de este espacio de regocijo cinéfilo. Porque todo en El imperio de la luz es sutil, delicado y emotivo. Gracias, sin duda, a la deslumbrante fotografía del doble ganador del Oscar Roger Deakins. Su trabajo consigue planos magníficos y momentos que palpitan por sí mismos.

*Conclusión

En resumen, El imperio de la luz es una película que se sale del descreimiento habitual que inunda muchas de las cintas que se están produciendo últimamente. Ya que la nueva película del gran realizador Sam Mendes es una aparentemente sencilla historia de amor localizada en un imponente cine. Un improbable y hermoso romance entre una mujer de mediana edad con una dolencia mental y un joven negro y entusiasta. Dos almas, acostumbradas a malvivir en los márgenes, que entenderán el cine en el que trabajan como refugio. En un momento histórico muy alterado, la Inglaterra de principios de los años 80.

Protagonizada con brillo por Olivia Colman, capaz de meterse de lleno en la piel de una mujer deslumbrantemente común. Una mujer en la que quizás nadie se fijaría por la calle, pero que acabará henchida de esperanza. Gracias al cine. A esa magia que nos hace volar con la imaginación, entre extraños. A oscuras y con admiración ante lo que contemplan nuestros ojos.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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6
8 de octubre de 2018
34 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 6,5

El sello Amblin

No puede haber mejor logo para la productora Amblin Entertainment que la icónica imagen de Elliot y E.T. surcando los cielos en la bicicleta. Porque ese momento es sinónimo de aventura, fantasía, imaginación y juventud, elementos que se pueden encontrar en el grueso títulos de la compañía fundada por Steven Spielberg, como “Los Goonies” (1985), “Regreso al futuro” (1985), “Parque Jurásico” (1993), “Casper” (1995), “Monster House” (2006), “Las aventuras de Tintín” (2011) o la reciente “Ready Player One” (2018).

La casa del reloj en la pared es la nueva aventura juvenil con el sello Amblin, el salto a la gran pantalla de la novela homónima de John Bellairs, autor que se especializó en la literatura gótica juvenil.

Nostalgia libre de guiños

Afortunadamente, no nos encontramos ante el enésimo intento de lanzar una franquicia cinematográfica basada en una saga literaria juvenil; esa moda ya pasó por acumulación de fracasos. En cambio, La casa del reloj en la pared se enmarca dentro de esa nueva tendencia de revalorizar el cine de los 80 y 90, pero no a base de acumular guiños, homenajes y referencias a películas míticas; lo que adopta como propio de aquel cine es el sentido del espectáculo dirigido a toda la familia que no renuncia al terror ni a temas dramáticos por miedo a que los niños no vayan a pegar ojo por la noche.

La larga experiencia de su director, Eli Roth, en el cine de terror más gore y explícito (“Cabin Fever”, “Hostel”, “Green Inferno”…) confiere a la película de un toque macabro que le sienta francamente bien.

Cate y Jack la extraña pareja

Aunque la trama de la película no sea tan original como el planteamiento del misterio sugiere, los referentes que van surgiendo a lo largo del metraje son buenos: un poco del toque mágico de Harry Potter, otro tanto la ingenua picaresca de “Matilda” (1996), la elegante, gótica y detallista dirección artística de “Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket”, el vínculo de admiración mutua entre profesor y aprendiz de Steven Universe…

Jack Black y Cate Blanchett conforman una extraña pero efectiva pareja de mentores; él se está especializando en este tipo de cine fantástico y familiar que cada vez se le da mejor, y ella, en fin, transmite misterio, fortaleza, sentimiento maternal y tristeza como ella sabe hacer tan bien. Ambos amparan al joven protagonista, Owen Vaccaro, tan tierno como entrañable, pero cabe señalar también lo bueno que es Sunny Suljic, visto en “El sacrificio de un ciervo sagrado” (2017), que aquí da vida al amigo interesado de turno.

Conclusión

No tengo sobrinos, pero si los tuviese, les llevaría al cine a ver La casa del reloj en la pared sin lugar a dudas. Porque es una película para todos los públicos que no trata a las familias ni a los niños como tontos, cine de palomitas y refresco altamente disfrutable, y además reivindica las familias no convencionales y la extravagancia como modo de vida.

Le falta un poco más de personalidad para trascender y convertirse en un referente del género, pero como experiencia fílmica de espíritu añejo resulta curiosa e insólita… aunque no termine de aprovechar el inquietante y molesto tic-tac de los relojes que habitan en la casa encantada en la que se ambienta la historia.

Escrito por Jorge Blanch
https://cinemagavia.es/la-casa-del-reloj-en-la-pared-critica-pelicula/
Cinemagavia
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8
18 de agosto de 2018
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El detalle salvaje

Hace algunos años, los directos de cine Ben y Josh Safdie conocieron a Arielle Holmes, una habitante de la calle y adicta a la heroína a quien ayudaron a dejar sus malos hábitos mientras que la asesoraban para que escribiera sobre sus experiencias. Lo que Holmes escribió acabó por convertirse en “Heaven Knows What” (2014), la opera prima de los Safdie protagonizada por la misma chica que se encontraron en las calles de New York. Es muy interesante y arriesgado lo que hicieron estos hermanos, pero también lo es la fórmula que trajo Bart Layton con American Animals.

Layton plantea en su película una serie de entrevistas con cuatro ex convictos mientras que va narrando la historia de cómo terminaron en la cárcel. El viaje está en constantes cambios temporales que ayudan a darle más profundidad y capas a los personajes. American Animals no sólo le cuenta al espectador que existe basándose en hechos reales, sino que mezcla la dramatización de lo ocurrido con los relatos de las personas que lo vivieron.

Una salvajada de Layton (quien ya había dirigido varios documentales en su carrera) pero que funciona muy bien en la pantalla, en parte gracias a qué los actores supieron encajar con lo que se les planteaba a través de este ejercicio de representación.

¿Ejercicio de representación? Sí, es que American Animals es eso, una representación de lo ocurrido por allá en 2004 en la Transylvania University (Kentucky, USA) no pretende ser una glorificación de la figura de los ladrones, ni tampoco juzgarlos y llevarlos a la hoguera, simplemente quiere contar mezclando las perspectivas de los involucrados. La cinta de Layton acostumbra al espectador rápidamente a la narración simple en cuestiones morales, pone en conocimiento de este que no verá una historia redentora, sino un crimen contado por sus perpetuadores.

*American Animals y el dinamismo

Es muy importante destacar que American Animals sabe manejar muy bien la estilización, todo se hace de manera que el espectador no sea ajeno a ello, ya sea un montaje acelerado con hard rock de fondo o un plano secuencia interrumpido por un personaje cual director de la cinta.

De entrada, nos encontramos con una situación que luce peligrosa y extraña, pero la cinta se tomará su tiempo para revelarla del todo, un tiempo en el que la edición y los diálogos se encargaran de crear atmósferas casi de participación para el espectador mientras todo se va desvelando en un clímax cargado de emociones fuertes.

American Animals es una película que explota la sobre explicación, pero no se siente frenada por este elemento, sino que ayuda a darle aire al relato. La presentación de personajes puede ser un poco larga, pero se justifica con lo que vemos pasada la primera hora, y reitero: todo se hace de manera muy fluida, incluso en ese primer plato del menú que nos tiene preparado la película.

Una cinta que juega durante todo el metraje con el espectador de manera innovadora y con versatilidad para adaptarse a lo que el momento necesite, brusca por momentos y pausada en algunos escenarios, American Animals es una emocionante experiencia audiovisual.

*Un punto de confusión

Algo que creo que se puede malentender en el largometraje de Layton es su intención, ya se dijo antes que no pretende dar prestigio a los involucrados, sino contar lo sucedido, pero este ejercicio de recreación y más en el lenguaje cinematográfico se requiere de espacio emocional y momentos para empatizar con los personajes a través de sus situaciones.

Esto puede llegar a ser confuso, porque el espectador sentirá la mano del creador audiovisual y guionista indicándole sentir pena por los muchachos ladrones, pero la cinta no hace más que contarnos las versiones sin suavizar los momentos más bruscos de sus métodos, cada quién puede elegir cómo sentirse al respecto.

Warren (Evan Peters) era algo así como el líder de esta improvisada banda y lo vemos recitar un discurso sobre el hambre, pero no vuelve jamás a esto, es un personaje hipócrita e ingenuo, pero también es simpático y amable, sufre por el divorcio de sus padres, pero desaprovecha su beca universitaria, es ambiguo en muchas situaciones, no es malo ni bueno, tan sólo es él, contando por él mismo varios años después.

Así que no, Bart Layton no escribió esta película para justificar lo sucedido, sino para darle matices a través del relato de todos los involucrados en este asalto.

*Conclusión

American Animals es una película que sabe manejar los tiempos y dar espacio a sus personajes (reales y ficticios) para que tengan variedades emocionales. También es un ejercicio brillante de recreación ficticia mezclado con entrevistas de formato documental. Bart Layton hizo una gran cinta con muchas facultades desde lo técnico y con un subtexto pertinente y que late muy fuerte en una era donde el reconocimiento lo es todo con el auge de las redes sociales.

Escrito por Andrés Tejada

https://cinemagavia.es/american-animals-pelicula-critica/
Cinemagavia
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8
1 de diciembre de 2019
31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El retrato siciliano

Sicilia es una parte peculiar de Italia, posee su propia cultura con tradiciones antiguas muy arraigadas que son sagradas para ellos y con un lenguaje propio que dista bastante del italiano corriente. Durante la primera hora de metraje, y con el fin de comprender cómo se desarrolla la intrahistoria de los principales integrantes de la mafia palermitana, Bellocchio nos introduce en sus vidas y nos define a un pueblo y no sólo a una organización criminal.

Una bellísima escena inicial, celebrando la fiesta de Santa Rosalía, patrona de Palermo, nos muestra cómo se festeja la paz entre la vieja mafia palermitana y la nueva mafia corleonesa en un ambiente recargado y decadente que hace visible la violencia que está por llegar.

Nos situamos a principios de los años 80, momento en el que Palermo se erige como la capital mundial de la heroína y donde comienza una guerra entre mafias por el control de la droga. El núcleo será Tommaso Buscetta, un simple soldado con grandes amistades entre la directiva de la mafia palermitana, acompañado de su tercera mujer y de algunos de sus ocho hijos.

*La traición

Buscando evadir los problemas que previsiblemente estaban por acontecer decide marcharse a Brasil y actuar en la distancia. Desde allí asiste impotente a la muerte de dos de sus hijos y de un hermano en Palermo. Arrestado y expatriado a Italia por la policía brasileña, tomará la decisión que cambiaría el curso de Cosa Nostra para siempre, se dispone a sentarse con Giovanni Falcone para declarar, traicionando así la omertá y rompiendo el silencio que lo mantenía ligado a la mafia.

Se muestra a un Falcone demasiado plano aun con la relevancia histórica que posee su nombre para Italia, tal vez con el fin de no distraer al espectador de la trama principal y tomarlo como un cooperante más.

Buscetta, interpretado maravillosamente por Pierfrancesco Favino, se convertiría en el primer gran confidente, y Falcone junto al juez Borsellino, en dos grandes símbolos italianos de lucha contra la mafia, siendo ambos asesinados por ella. La desintegración desde dentro y a través de la justicia.

*Simpatía con el traidor

El maxi proceso, así se nombró a este juicio, se describe tal y como ocurrió en la realidad, nada de gente educada sino como un conjunto de ignorantes. Bellocchio hace una recreación extraordinaria de lo que fue, un circo de bestias más que una sala de declaraciones ya que pretendían deslegitimar el proceso y teatralizarlo. Observamos las confrontaciones judiciales como si se tratase de personajes recitando guiones de diferentes obras.

Y en medio está Buscetta, con el que empatizaremos y al que llegaremos a justificar. Definido por el propio director como un arrepentido conservador, él no se desvincula de Cosa Nostra, simplemente no acepta los cambios que la organización estaba haciendo y se muestra decepcionado ante la muerte de niños y mujeres. No le interesa cambiar el mundo sino defender su pasado, y para ello dará nombres y apellidos. Siendo 45 los días de encuentro con Falcone y 366 las órdenes de arresto, además de relacionar el nombre de políticos con homicidios de la mafia, como el conocido caso de Andreotti.

*Conclusión

Trece minutos de aplausos obtuvo en Cannes y es la candidata italiana al Oscar como mejor película internacional. El traidor no es otra historia más de mafiosos sino una fiel representación del estilo cinematográfico italiano, el cual podría entenderse incluso a falta de doblaje o subtítulos, en Sicilia las manos hablan antes que las palabras. Favino analiza e interioriza la voz, los gestos y la personalidad de Buscetta para ejecutar una interpretación magnífica y realista de los hechos.

Giros y reflexiones acerca de la traición. Buscetta, en última instancia, ¿puede realmente considerarse como traidor, siendo el objeto de su traición, Cosa Nostra, quien lo ha traicionado previamente alterando en el curso de los años sus principios fundamentales?

Este hombre será capaz de condenar a muerte los vértices más importantes de una organización que parecía indestructible e inatacable. Traicionada por sí misma.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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