Una película de Isasi bastante más modesta que aquellas que realmente le dieron fama como "Estambul 65" y otras dos que se parecen a "Estambul 65", pero desde luego de mayor interés desde el punto de vista artístico que esas coproducciones con ánimo más o menos comercial. Se adapta la novela "Testamento en la montaña" de Manuel Arce y se hace con un sentido estético elevado que en algo recuerda al de la célebre realización de Forqué "Amanecer en puerta oscura". Se utiliza un sistema narrativo que combina con acierto la realidad presente con la pasada y Emma Penella está magnífica en las escenas que tiene en el film, por lo que es lógico que su inmejorable y sentida interpretación fuera premiada por el Círculo de Escritores Cinematográficos. Los demás intérpretes también funcionan. Manuel Peiró tuvo aquí su único papel no secundario en el cine desempeñándolo acertadamente y José Guardiola compone con acierto uno de sus personajes clásicos. Molino Rojo y Otero también están más que correctos. La historia tiene su interés, el color está bien utilizado para crear una especie de dramatismo decoroso, sobrio y policromado al mismo tiempo... El resultado es una película que supera en cualidades a la mayor parte de los empeños posteriores de Isasi. La modestia cinematográfica bien entendida se traduce aquí en una eficacia que se nota en todos los aspectos de esta no demasiado conocida realización.

Una comedia con situaciones ingenuas como aquella en la que la pareja protagonista coincide en un avión y al intercambiarse los libros que llevan tanto el chico como la chica se aburren. Está realizada la película con habilidad general, sobre todo en la parte que transcurre en el extranjero que son los primeros veinte minutos más o menos. El manejo de la cámara rinde bastante revelando la capacidad de José María Elorrieta como técnico y en otro orden de cosas pues como director de actores también. Agrada la presencia de María Piazzai, una actriz de la que bien poco se ha sabido pero que fue una presencia destacable dentro del cine español de los años 50 y cuya mejor interpretación tuvo lugar en "Viaje de novios". Lina Canalejas en sus inicios cinematográficos empezaba a desarrollar esa personalidad tan peculiar por la que acabaría convirtiéndose en una actriz verdaderamente especial. Aquí coincide con Fernando Fernán Gómez, profesional del mundo del espectáculo y de la cultura que posteriormente sería muy importante en la carrera de Lina al dirigirla en las arrebatadoras películas "El mundo sigue" y "El extraño viaje". En esos dos films y en "El ladrido" se lograron sus mejores interpretaciones. La enorme personalidad de Fernán Gómez anima el desarrollo de una película muy aceptable e incluso relativamente destacable dentro de la comedia española de su época. Cancio, Riquelme y el resto de los secundarios ponen granitos de arena para conseguir un film cuyo antes referido buen acabado técnico es evidente sobre todo en las escenas con aviones y coches en movimiento.

Comedia que contiene esa encantadora gracia tonta habitual en las comedias de determinada etapa de la filmografía de Lazaga y que sólo buscaba el lucimiento de la pareja protagonista que forman el recordado cómico José Luis Ozores y la estrella de la copla Lolita Sevilla. Y efectivamente esta es una de las películas en las que él tiene más gracia en los gestos y ella por su parte se luce como cantante especialmente en la canción más bella de las que canta en la película que es aquella en la que una parte de la letra dice "viva el salero mujer" y "por tu gracia moriré". José Luis Ozores se especializó en el género cómico y su hermano Mariano le dió en "La hora incógnita" su única oportunidad de apartarse relativamente de la tipología adquirida en sus películas anteriores demostrando que no sólo era un buen actor cómico. Lolita Sevilla al iniciarse como actriz en una exitosa y mítica película de Berlanga tuvo la oportunidad de emprender una pequeña carrera cinematográfica con no muchas películas pero con directores competentes. Antonio Ozores y el resto de los secundarios también ayudan a que la película resulte simpática aunque existan altibajos narrativos y una cierta insustancialidad en el planteamiento general. Una película modesta posiblemente pero agradable para espectadores que valoran el sentimiento de la nostalgia.

"Repulsión" pudo ser la obra maestra de Roman Polanski pero no llegó a serlo por culpa de los evidentes defectos que presentaba ante el espectador. Con "Callejón sin salida" podía haber conseguido Polanski lo que no consiguió en su anterior película al contar con los mismos guionistas o sea el propio Polanski y Gérard Brach y el mismo director de fotografía Gilbert Taylor pero se quedó a medio camino otra vez de conseguir la obra maestra puesto que los defectos que tiene "Callejón sin salida" son de otra índole respecto a los que tenía "Repulsión" pero resultan igualmente evidentes. Por ejemplo algunas escenas de mal gusto como el momento en el que el personaje interpretado por Lionel Stander se come un huevo crudo. Ese momento sobra totalmente. Hay un cierto interés ambiental apropiado para haber hecho una notable película intimista pero la insustancialidad interna del planteamiento del film malogra en parte la oportunidad de hacer un film sugestivo. Mientras que "Repulsión" a pesar de sus defectos llegaba a deslumbrar especialmente por su perfecto sentido del ritmo ese sentido del ritmo en "Callejón sin salida" es inexistente ya que el espectador no llega a tener la sensación de que está asistiendo al desarrollo de una historia sino que sólo está viendo un cúmulo de anécdotas algunas interesantes de todas formas. La difunta F. Dorléac tenía un estilo interpretativo totalmente distinto al de su hermana C. Deneuve. Si a C. Deneuve muchas veces se le reprochó frialdad en sus interpretaciones con F. Dorléac sucedía todo lo contrario. Ella, Pleasence y Stander mantienen el interés del espectador y hacen que la película pueda sobrellevarse a pesar de los defectos indicados. Incluso en comparación con films más recientes de Polanski puede salir ganando aunque no sea una obra redonda.

Una película de intriga que se desarrolla de una manera bastante lenta. Pero José María Forqué antes de decaer considerablemente a partir del inicio de la década de los 70 aunque con excepciones tan interesantes en esa decadencia como "Una pareja distinta" era un cineasta lleno de recursos y por ello la referida lentitud de este film no se traduce precisamente en aburrimiento por parte del espectador sino en una serenidad elegante e incluso envolvente. Además la película tiene fuerza evocadora de la época a la que pertenece y su referida elegancia radica también en no resultar claustrofóbica a pesar de la limitación de escenarios puesto que salvo en las escenas finales toda la intriga se desarrolla en interiores. Como gran director de actores que era Forqué consigue grandes creaciones de los intérpretes sobre todo en los casos de Amelia Bence e Irene López Heredia. Película con un fuerte componente pasional en la que se resuelve con ingenio el enredo dramático-policial. La enésima demostración del talento de Forqué que consiguió una película muy aceptable. La película podía haber sido más dura pero opta por la contención y el sentido de la medida aunque haya peleas entre mujeres y momentos tensos. Hay además interés ambiental y sentido del detalle como siempre en las mejores realizaciones del director. La fotografía en blanco y negro ayuda a mantener el interés porque este film en color hubiera perdido mucho.