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España España · Barcelona
Críticas de did79
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Críticas 148
Críticas ordenadas por utilidad
9
26 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Kubrik no se le resiste ningún género, siendo capaz de ofrecer obras maestras tanto dentro del terror, como del cine bélico, de la comedia o incluso dentro del cine de época. En su última película, el director se adentra en los oscuros recovecos que esconde el mundo de la pareja, causados por la sospecha de infidelidad y los celos consecuentes, volviendo a ofrecer una obra sólida e hipnótica.

El film muestra la bajada a los infiernos que supone la sombra del adulterio, donde la imaginación y la mente juegan auténticas malas pasadas, provocando impulsos irracionales de venganza y de desazón. Es por ello que el espectador se muestra totalmente desorientado, al igual que el personaje principal, ante el juego que ofrece Kubrik, donde somete al partenaire masculino a un descenso por las cloacas de la noche y sus tenebrosos personajes, reflejos de sus oscuros pensamientos.

Una obra de apariencia sencilla pero que se presta a múltiples lecturas, llena de simbolismos y reinterpretaciones. Desde las señales masónicas que pueblan el film, hasta esos omnipresentes árboles de navidad, reflejo de las pulsiones sexuales de los personajes. Todo contiene un doble sentido, que uno descubre visionado tras visionado en una ambigua obra que no agota su riqueza simbólica.

Crisis de pareja (perfectamente retratada por el ocaso del matrimonio Cruise/Kidman), la masculinidad del barón siempre cuestionada/amenazada, la cultura masónica y sus leyendas, la dicotomía noche/día, las tentaciones sexuales, etc. Todo narrado a través del personaje del doctor que, cual Alicia, sigue su propio "conejo blanco", adentrándose en un mundo extraño que, como todo cuento, contiene su propia moraleja final que le es revelada al espectador de forma parcial, manteniendo ese halo de misterio que copan sus imágenes. Consigue escenas sublimes, como todo lo que acontece en la orgía, de una elegancia inusitada que solo un maestro del séptimo arte es capaz de ofrecer. Lástima que ésta fuera su obra póstuma.

Lo mejor, La orgía, de una belleza y ambiguedad impactantes, gracias a la estupenda fotografía y a la composición del director.

Lo pero; Nada destacable, aunque el último tercio del film adolece de falta de ritmo que previamente presentaba.
did79
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8
30 de abril de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho antes de que Michel Myers aterrorizara a las jóvenes canguros en la festividad de Halloween hubo un film, injustamente olvidado, que ya marcó el sendero del slasher del que sus futuros artífices tomaros buena nota. En la canadiense "Black Christmas" el espectador avispado ya puede ver los elementos esenciales del que se nutrirá el cine de terror en la próxima década, esto es, jóvenes atrapadas en un recinto, aquí una residencia femenina, asesino oculto entre las estancias, el acoso de éste mediante llamadas, la inútil incursión del mundo adulto y, sobretodo, John Saxon.

Nadie puede negarle a John Carpenter y a su obra magna la influencia que ejerció sobre el cine, como popularizó el cine de psicópatas debido a su aún vigente éxito en taquilla y en el hecho de que estableció ciertos parámetros, a través de un todo un ejercicio de estilo, que serían imitados por otros realizadores hasta la saciedad. Pero sería del todo injusto marcar como inicio del cine slasher el film de 1978, cuando ya, en 1974, Bob Clark dirigió esta pequeña obra de culto que dio el pistoletazo de salida al cine de adolescentes y cuchilladas.

Dejando influencias a parte, el film se instala en la festividad familiar por antonomasia, para narrar el acoso que sufren un grupo de universitarias por parte de un asesino oculto entre las sombras de la casa. Como vemos, el film de referencias las populares leyendas urbanas (la que daría pie a "Cuando llama un extraño" de Fred Walton) y el giallo italiano, pasado por el filtro de cine para adolescente americano (de ahí su chirriante humor) para ofrecer todo un film pionero en su genero a la vez que una trama interesante que se apoya en solventes interpretaciones por parte de las sufridas féminas.

Como curiosidad, el film fue víctima de una horrible remake en el 2006 que poco o nada tiene que ver con el film original, utilizando la festividad y la localización como base, tropezando como ejercicio de suspense y apostando más por la parafernalia visual.

Lo mejor; El manejo del suspense del que hace gala Bob Clark (director a reivindicar). Olivia Hussey y Margot Kidder, magníficas en sus papeles.

Lo peor; Esa incursión al humor burdo por parte de la directora de la residencia y su alcoholismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
did79
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7
27 de marzo de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevos aires reivindicativos corren por Hollywood como respuesta a las peligrosas políticas que se están desarrollando a lo largo del planeta. El cine, como arte/reflejo de la sociedad, es uno de los primeros en hacerse eco de todas las inquietudes sociales. La xenofobia y el racismo surgen cada vez que el mundo se estremece por algún acontecimiento que tambalea la sociedad del bien estar. Por ello, toda una corriente de autores dedican sus producciones a reflejar que estas diferencias raciales no son tanto si el diálogo media entre ellas.

Ya en los 70 vivimos lo que los expertos llamaban "blackxplotation", cuya finalidad era transformar todo aquel cine caucásico en productos consumibles por el público afroamericano sin sentirse discriminados (como por ejemplo incluir un Drácula negro en el celuloide, entre otros). En nuestros días vivimos una especie de secuela de los acontecimientos, apostando por géneros aparentemente esquivos, que apuestan por ofrecer films comerciales para toda clase de público (no solo al que va dirigido como era en el caso de las décadas pasadas). Ahí tenemos como ejemplos "Black Panter" de Ryan Coogler o "Déjame salir" de Jordan Peele.

La película de uno de los hermanos Farrelly se apunta a la moda de las "budy movies", presentando dos personajes a priori opuestos que, con el transcurrir de los acontencimientos, acaban por establecer entendimiento e, incluso, afecto. Basada en una supuesta historia real, un miembro de seguridad de una sala de fiesta nocturna, tosco y racista, aceptará hacerse cargo de un refinado pianista afroamericano de gira a lo largo de la américa profunda. Las consabidas situaciones discriminatorias y la criticable hipocresía de las clases bien pensantes, son expuestas bajo un sentido del humor, propio de estas producciones, que convierten su visonado en un paseo por la parte más amable del ser humano, dejando en el espectador una agradable sensación una vez acabada la proyección.

Aún con ello, todo resulta demasiado fácil, llegando a transmitir la sensación de producto prefabricado en busca de premios, confiriendo así su parte más criticable ( como toda esa campaña de acoso y derribo que sufrió el film en la campaña preoscars). Sorprende que detrás de un film tan naif se esconda uno de los autores de esa comedia tan irreverente "Algo pasa con Mary", pero, gracias a su excelente fotografía, y al carisma que derrochan los actores, uno se queda con la agradable sensación de volver a creer en el ser humano, alejado del drama cotidiano que muchos están obligados a vivir.

Quizás necesitemos más cine como este, inofensivo a la par que divertido, en estos oscuros días venideros, siendo capaces de confiar en que las cosas, poniendo un poco de cada una de las partes, pueden llegar a cambiar.

Lo mejor; Viggo Mortensen (rudo y entrañable) y Mahershala Ali (exquisito y camaleónico).

Lo peor; La sensación de ser un producto manufacturado para la ceremonia de los Oscars.
did79
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8
8 de enero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada cierto tiempo aparece un film que sirve de referencia a toda una generación de espectadores. En especial, el público gay ha tenido siempre películas de culto que han sido cita obligada para todo espectador que se precie. Como ejemplo, "Querelle" de Werner Fassbinder a principio de los 80, "Mi hermosa lavandería" de Stephen Frears a mediado de la misma década, "The Rocky Horror Picture Show" de Jim Sharman en los 70s e incluso, una nada disimulada homosexualidad subyacente en la película del gran maestro del suspense "La Soga" de Hitchcock. Pero fue allá por el 2004 cuando una película, pretendidamente Main Stream rompió moldes, "Brockback Mountain" de Ang Lee apostaba por una historia de amor homosexual entre dos vaqueros que iba mucho más allá de prejuicios y clichés.

La opera prima de Francis Lee repite los parámetros de la película del director taiwanés, trasladando el relato a un territorio hostil, en este caso la dura vida campestre, donde las emociones y sensiblerías quedan relegadas detrás de los esfuerzos que conlleva el trabajo del campo. La historia de amor entre los dos protagonistas se cuece a fuego lento, pero, aunque la sombra de la película protagonizada por Heath Ledger es alargada (el director rinde homenaje repitiendo uno de sus famosos planos), se desmarca de ella ofreciendo otro tipo de conflicto al que ambos deben enfrentarse. Aquí la homofobia y el rechazo social pasan a un segundo plano, por no decir que casi es inexistente en la cinta, centrándose en la lucha interna de aquél que no sabe lo que es el amor, ya que su vida no se lo ha permitido, y aquél que sabe amar, salpicado todo con dosis ciertas de xenofobia.

La contención que muestra la historia, sin disonancias y chirridos, la naturalidad con la que el director narra los hechos (se nota que conoce de primera mano ese tipo de vida), todos ellos pequeños, la química que se establece entre los dos actores principales, y su maravilloso entorno hacen que este modesto film destaque por encima de los demás. Una historia mil veces contada puede aportar algo nuevo siempre y cuando todos sean conscientes de ello, sin creerse panacea de nada y apostar por aquellas cosas sencillas que hace la vida grande y eso, es lo que hacen todos sus responsables.

Es aun pronto para calibrar el impacto de un film tan modesto en pretensiones, y si éste en un futuro será referencia obligada, no solo para un público determinado, sino para el general. Aunque si algo debemos agradecerle a Francis Lee es habernos ofrecido una obra fresca y emotiva, alejada de los manidos sucedaneos que suelen ofrecer cuando se abarcan temas similares.

Lo mejor; La pareja protagonista, apoyada también por grandes actores secundarios.

Lo peor; Al ser algo de sobras conocido, caer en las odiosas comparaciones sin ir más allá.
did79
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6
19 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El beso" es de aquellas producciones de serie b que pasan totalmente desapercibidas y uno no pone muchas esperanzas en ella, resultando al final una grata sorpresa.

Para definir el film uno podría encontrar similitudes con varias películas a las que remite en ciertos pasajes, consiguiendo un mezcla extraña pero que, aun con sus defectos, funciona, consiguiendo una atmósfera peculiar, donde todo resulta turbio y bizzarro. Si añadiéramos en una batidora "La mano que mece la Cuna" de Curtis Hanson, un poco de "El Ansia" de Tony Scott, mucho de "El beso de la mujer pantera" de Paul Schrader, toques de "Hidden; Oculto" de Jack Sholder y de "La serpiente y el Arco Iris" de Wes Craven, sazonado todo con la caótica "El Exorcista 2; El Hereje" de John Boorman, el resultado sería la película de Pen Densham.

Con escasa filmografía y amplia experiencia de en campo de la producción, el director hace gala de una tosca realización, con montaje abrupto y recursos "salva planos" más que evidentes (ese injustificado zoom sobre el párroco), debido, seguramente, a su poca experiencia detrás de las cámaras. Aunque es tal el desparpajo que muestra que en ciertos momentos, que consigue una película elegante por momentos, con bonitos planos (los que acontecen en la piscina) y, para regocijo del aficionado, asombrosamente sangrienta. Cultivando un cierto encanto del que el espectador se percata una vez finalizado el metraje (uno se dice; !no es tan mala!).

La peor parte se la lleva el apartado interpretativo, salvando la sufrida Amy, intepretada por una lolita Meredith Salenger, y la siempre lasciva presencia de la modelo Joanna Pacula. El resto, mejor obviarlo.

De fácil visión, extrañamente divertida, sorprendentemente caótica, totalmente desprejuiciada, contiene momentos conseguidos (como los ataques del felino o bien todo el ritual vudú) y unos correctos efectos especiales de cartón piedra, resultando una de esas pequeñas "joyitas" a descubrir en la estantería de nuestros añorados videoclubes.

Lo mejor; La turbia Joanna Pacula, cual Natasha Kinski, paseando su felina mirada por la pantalla.

Lo pero; Los actores, horribles alguno de ellos.
did79
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