Cuando me dispongo a opinar sobre una película en la que coinciden una buena puntuación, con cierta antigüedad y además de culto siempre llevo cierta "inquietud".
Porque a veces no comprendo, aunque para gustos colores, si soy yo el que no (o sí) la aprecia o es que voy al revés del mundo.

Reconozco, o intento reconocer que la película no es mala.
Las actuaciones cumplen, la ambientación es bastante buena. Su OST, su desarrollo...
Digamos que la película intenta bailar en todo momento sobre un "mal rollo" y nuestro aliciente será esperar a ver en qué desemboca todo ese caos.

En un principio, pese al simple guión inicial estuve bastante despierto con la curiosidad de a ver qué camino tomaba la película. Poco a poco lo fui descubriendo, y mi nueva lucha fue el sueño, el aburrimiento.

La verbena, la estética, las canciones... buenos ingredientes para un pastel malrollista, que es como debe ser basándose en una secta. Pero con un sabor final bastante neutro.

Personalmente ni siquiera el conflicto de valores religiosos me pareció interesante. No encuentro, o quizás no aprecio, suspense alguno, mucho menos inquietud, intriga o terror.

Quizás, repito, es que no sé verle su encanto, puede ser, pero bajo mi opinión es una película que no recomendaría a no ser que ames el tema sectario por encima de cualquier otro elemento de interés.

Resulta muy llamativo e interesante el modo en que fluye esta película.
Tenemos dos caras que siempre van de la mano en el cine, los buenos y los malos, con las actuaciones típicas de cada uno.

La película va intercalando a unos y a otros pero de manera completamente diferente.

Por un lado tenemos el grupo policial y sus métodos y comportamientos más o menos aceptables.
Pero todo con un humor muy presente, se le podría llamar fácil, o absurdo, pero cumple con lo que buscamos, risa fácil.
Momentos absurdos, diálogos chispeantes y roles muy marcados, todos con una actuación más que decentes.
Por momentos fluye como una película alegre, rozando la comedia.

Y luego tenemos otra cara, que es depravación y horror puro y duro. Donde entra el eterno dilema de dónde queda el límite entre lo realista y lo grotesco.
Por momentos te embobas en la pantalla y en otros te encoges ante su dureza.
Es un equilibrio llamativo y bien conseguido, en una película aceptable.

No voy a decir que Dead & Buried sea una mala película, pero sí diré que por momentos no sé en qué género se engloba.
Es una película fiel al estilo de la época y bastante cuidada en sonido e imagen.
Con unas actuaciones decentes que otorgan el carisma necesario a determinados personajes para conseguir añadir cierto interés.

Un argumento bien llevado aunque en opinión personal tarda demasiado en alcanzar un verdadero punto de interés que nos mantenga con los sentidos a tope, en su mayoría resulta una película lenta y altamente predecible.

Las escenas de muerte sí consiguen transmitir por momentos agobio o tensión, a veces lo más simple es lo que más nos impacta.

Y conforme nos acercamos al final y vamos revelando detalles y el verdadero significado, es cuando extraemos la esencia de la película, con un final interesante.

En su línea y objetivo, así como argumento y desenlace no es una mala película, pero a opinión personal no compensa en absoluto su visionado puesto que resulta muy predecible y floja en su mayor duración.

Si algo se aprende y es común en la saga Mad Max son dos cosas: No olvidarse el agua bajo ese implacable sol, y no malgastar combustible que el precio está por las nubes.
Eso, junto a coches y golpes podría ser la seña de la saga, pero perfectamente podríamos decir que cada película es un mundo diferente.

A opinión personal la primera película, la madre de la saga y la clasificada de culto fue una dececpión; una película de buena estética y que consiguió un buen nivel para los recursos que tenía, pero simple y sin alma.

La segunda me pareció la bandera de la saga, entretenida en todos sus aspectos, altamente recomendable y rozando el sobresaliente, puro Mad Max

Y en esta tercera entrega tenemos una mezcla descafeinada de la segunda parte, entretenida como aquella pero donde la acción en ningún instante le suelta la mano al humor.

Es Mad Max, con una estética brutal, tanto en ambientación como en vestuario. Los personajes atrapan y las actuaciones mejoran.
Podría incluso ironizar sobre la vida (en ese contexto post apocaliptico). Hay quienes la ven como un juego, donde el azar te guía. Y otros la ven como un sueño, del que hay que despertar para encontrar la mejor parte.

No falta como se ha mencionado la acción en todas sus variantes, persiguiendo, siendo perseguido, a pie, en coche, y a puños. Muy entretenida en ese aspecto.

En cierto modo nos muestra más de su universo, de su contexto, y también resulta de mucho interés.

Pero vamos al grano fuerte, el humor. En Mad Max siempre hubo humor, en diálogos un poco rancios, en estética o interpretaciones, era marca de la casa. En esta tercera entrega no falta, quizás sobra, el humor.
Lo tenemos de principio a fin, a veces puede incluso sacar más de una sonrisa, pero llega un momento en que no sabremos qué estamos viendo; no hay seriedad, el suspense o la tensión en segundo qué momentos desaparece.

En definitiva, la película es muy entretenida, y recomendable, pero si la volviera a ver no sería con el pensamiento de ver Mad Max.

Debo aclarar previamente ni desconocimiento sobre esta saga, pues esta es la película que realmente yo quería volver a ver porque solo tenía fashes de mi infancia.
Empecé por la primera, su origen, la cual pese a su culto me supuso una decepción mayúscula.
Y continué con esta, a la que contrariamente le aplico una sorpresa mayúscula.

Esta película sí que es una obra de culto.

Empecemos con el contexto, que sin entrar en demasiadas complicaciones tiene un argumento atractivo, y ¿por qué? advertencias de cara al futuro.
Estamos en un mundo de destrucción y perversión, donde para sobrevivir deber andar con pocas dudas, pocos valores y apañartelas con las pocas oportunidades que se te presenten.

La ambientación es simplemente perfecta. Desde el calor y la sequía en un paisaje inhóspito, hasta las prendas o vehículos desgastados y alterados y una estética enfermiza a la par que cautivadora en las bandas.

Acción no falta, y es pura ochentera, ya sea a pie, a golpes o a tiros, en coche o camión. Todas las variables posibles en cada situación. Izquierda, derecha, delante, detrás. Tenemos secuencias de pura diversión visual, y eso teniendo en cuenta su fecha y presupuesto.

En pocas palabras por ir resumiendo es una película que divierte, que no se anda con rodeos pero que si pisa con la fuerza suficiente para que el interés no se escape volando.