Cuando llegó ésta peli a España, yo tendría diez años por ahí y la verdad es que su portada no me atraía nada. Si es cierto que en seguida la asocié con la comedia, pero para un chaval de esa edad no es lo que más desean ver sus ojos, os lo puedo asegurar. Me daba por ver muchas pelis de Karate que estaban muy de moda.

Con el paso de los años, la veía, pero no despertaba mi curiosidad y eso que ya sabía más de cine y conocía a varios de los actores que salían, pero ni así. Ayer me propuse verla...nada más que cuarenta años después de su estreno.

Tootsie no es la típica comedia de antaño, donde te partías la mandíbula de reír de los momentos divertidos que te ibas a encontrar por el camino. No, es una comedia camuflada en una cortina de humo que abarca problemas de la sociedad. La falta de empatía hacia el prójimo, las dificultades en el mundo laboral, en las relaciones amorosas, la esperanza de encontrar el amor a pesar de no ser una mujer a la que le tiras los tejos, el acoso laboral hacia la mujer, las pésimas condiciones económicas hacia la mujer. Todo esto en mayor o menor medida lo encontraremos viendo la historia. ¿Pero de qué trata exactamente?

Michael Dorsey (Dustin Hoffman) es un actor en horas bajas, por su talento, su edad y su temperamento. Casi le es imposible sobrevivir con lo que le va saliendo. Su representante no sabe exactamente donde colocarlo. Un día por casualidades de la vida, acude a un casting disfrazado de mujer para el papel de una serie muy exitosa y debido a su temperamento y a su forma de improvisar, la contratan.

A raíz de aquí comienzan una serie de vivencias como os podéis imaginar, donde cada vez se complica más todo lo que le rodea. La chica que le gusta no sabe que es un hombre, un caballero bien posicionado se enamora de él, su personaje para colmo de males, se convierte en uno de los favoritos de la audiencia y cada vez se ve más metida en su nueva vida, aún a sabiendas que no es lo más idóneo en su caso.

Repito, sí, es una comedia, pero atípica, donde habrá momentos muy tristes, desagradables, ridículos, dramáticos.

Para los que ya peinamos canas disfrutaremos mucho de las caras conocidas que nos encontraremos, Jessica Lange, Geena Davis, Teri Garr, Sydney Pollack, Bill Murray.

Por fin me la he quitado de encima.

En los márgenes es más que una película, es la maldita realidad que nos ha tocado vivir en nuestra sociedad actual. Es como echarte una cámara al hombro y ponerte a grabar a la gente de la calle, la que vive igual que tú y que yo, la que tienes problemas de todo tipo. Eso es lo que nos encontraremos.

Juan Diego Botto pilla tres situaciones diferentes, pero igual de dramáticas. Una inmigrante con problemas de trabajo y de cuidar de su hija a la vez, con los Servicios Sociales con la red apunto de capturar a su pequeña. Por otro lado, el empresario que debido a la crisis se arruinó y ahora mendiga un puesto de trabajo y no le coge el teléfono a su madre por vergüenza. Y por último, la pareja que está a punto de sufrir un desahucio por la maldita crisis.

Ya os aseguro que no sé cual de las tres situaciones te llegará más adentro, pero yo lo he pasado muy mal, viendo la realidad y la cantidad de historias que nos rodean de este tipo y no tenemos ni idea. Lo del personaje de Rafael (Luis Tosar) es para usar el ventolín, madre mía que estrés y que mal agradecida es la vida con aquellos que a pesar de que las cosas no salgan como quieren, se esfuerzan con todo su alma por ayudar a los demás. Su situación es el ejemplo más claro. Me ha encantado la química con su "hijastro" Raúl (Christian Checa). Para mí lo mejor de la película.


Penélope Cruz está fantástica, pero sigo sin entender porque hay que afear a las actrices guapas para creer que así son más creíbles. Señores, la belleza no es inversamente proporcional a la felicidad. Se puede ser muy guapo/a y tener un desastre de vida. Lo dejo ahí, a ver si alguien lo pilla de una vez. Me ha quedado la pena de ver más minutos de la hermanastra del director, Nur Al Levi, será en otra ocasión.

La historia de Teodora y Germán, puede parecer la más light, nada más lejos de la realidad, a veces los sentimientos hacen más daño que una nevera vacía o un recibo sin pagar.

Y me he alegrado muchísimo de volver a ver a María Isabel Díaz, con su nuevo físico, me gustó mucho su personaje en Vis a Vis.

Una película bien tratada, con tacto, con ritmo, con cariño, pero con mucha crudeza que no le resta su dureza. Mis felicitaciones a Juan Diego Botto.

Recuerdo perfectamente cuando vi ésta película en casa de mis padres un fin de semana, después que mi hermano mayor y yo la pilláramos en día anterior en el video-club. Algunos tendrán que buscar la palabra en el diccionario supongo.

Por aquella época yo contaba con 16 años y Rick Moranis era un actor de comedia bastante conocido, y todo apuntaba a algo muy novedoso. Vivir el mundo desde la perspectiva de alguien muy pequeño. Yo anteriormente sólo recordaba la película El increíble hombre menguante y me lo pasé muy bien, en ésta, siendo una comedia, creo que sería mucho mejor. Y no me equivocaba.

Hoy día, 33 años después, la disfruté igualmente y eso que he visto muchos efectos especiales al respecto. Le tengo un cariño especial, como en su día a Cuenta conmigo. La edad similar a algún protagonista, los temas que se tocan. La familia, la amistad, la confianza, la lealtad, el riesgo, el amor, la incertidumbre, el miedo, la aventura, la comedia, el drama, la muerte, es increíble la cantidad de situaciones que encontramos en poco más de hora y media. Para mí aunque suene extraño, es una peli de aventuras en la atmósfera de la comedia.

Los efectos especiales están muy bien para el año que trata, no nos olvidemos, 1989, quizás hay cositas que se podrían haber currado más, como el escorpión o los pelos del perro, pero que tampoco quedó desastroso la verdad. El verdadero interés de la historia comienza a partir del cambio de tamaño de los chavales, no nos vamos a engañar. Y es ahí donde realmente todo comienza a cobrar mucho más interés. Quizás con 1.60 no prestas atención a una mosca, un alfiler o una galleta, cuando tu tamaño se reduce a ver estos objetos más grandes que tú...todo te parece peligroso.

Me han encantado la gran variedad de situaciones que viven, pura aventura, a cada paso que daban...aparecía una nueva dificultad, aunque nos presentan dos historias paralelas, la de los chavales, más interesante y variada y la de los padres, la parte meramente cómica.

Las actuaciones están muy bien la verdad, a mi me encantó en especial el pequeño Robert Oliveri, aunque en general todos estuvieron cumplidores, a pesar de lo complicado que es rodar con niños.

En resumen, me ha gustado mucho recordar ésta película y volver a pasármelo bien disfrutando nuevamente de ella.

Sí señores, en el siglo XXI ver una peli como Los placeres ocultos, sería de lo más normal, en una época donde ya la gente si quiere, no tiene ni porque tener género. En fin. Pero en el año 77 hablar de la homosexualidad, no era tan sencillo.

Eloy de la Iglesia se atreve a traernos la historia de Eduardo, un homosexual no reconocido "socialmente" quien debido a su magnífica posición social (es director de una sucursal bancaria) puede llevar esa doble vida sin que su entorno más cercano sospeche demasiado.

Uno de sus hobbies es conducir hasta la zonas "oscuras" de la ciudad donde deambulan chavales ávidos de dinero fácil para marcharse por ahí con Eduardo. Este a pesar de lo que pueda parecer, lo lleva todo con bastante discreción, a pesar de que los chavales se los lleva a su casa. Los trata bien y les paga cosas. Hasta el momento su mundo camina por suelo firme.

Todo cambia cuando un día se fija en un chaval que mira un escaparate de motos, Miguel. Su mundo cambia por completo, porque a pesar de que el chico ni es homosexual, ni quiere serlo a pesar del dinero que puede flotar en el aire, la vida de Eduardo comienza a tener una perspectiva diferente. Pero todo se vuelve más trabado cuando de por medio entra la novia, la amante y los colegas del chaval. No todo será un camino de rosas.

Interesante película sobre el mundo homosexual y su visión de hace más de 40 años.

Infiesto no merece la nota tan baja que tiene, comenzando por ahí, no lo entiendo la verdad. Es una película para mí con una idea original, aprovecha los sucesos del virus del covid-19 para mezclarlo en la historia. Es más, la investigación va casi de la mano con los acontecimientos que se derivan de la enfermedad y el comportamiento de la sociedad española durante ese tiempo.



Cuando una mañana aparece una chica que había desaparecido hacía casi tres meses, comienza una serie de averiguaciones para dar con el/los responsable/s de la autoría del hecho. El problema se agranda cuando ha medida que avanzan las pesquisas se darán cuenta de que no se trata de un hecho aislado, sino que evidentemente apunta a un patrón más repetido, pero no se habían podido unir los casos, porque o bien eran en otros pueblos, o en otras comunidades.


El dúo formado por el inspector Samuel y la subinspectora Castro cogerán el caso y se involucrarán de tal manera que sus vidas correrán un grave peligro. Isak Férriz hace una gran interpretación en el papel de Samuel, un policía tan bueno como problématico, con un imán para atraer el enfado de sus superiores por la forma en la cual se enfrenta a las diferentes dificultades que presenta la investigación. Iria del Río está dos pasos por detrás, quizás su personaje tendría que tener más fuerza en la historia, aunque fuese la segunda a bordo.


Me ha encantado ver una vez más a José Manuel Poga, este tipo de personajes le viene como un guante, se pone el disfraz y te crees todo aquello que salga de su interpretación. Eso si, me ha parecido que si en tu reparto tienes al ganador del Goya, Luis Zahera, le tienes que sacar mucho más partido. Una pena. Al igual que al veterano Juan Fernández, merecían más minutos en pantalla.


Con Infiesto nos aseguran disfrutar de una película que mantiene la tensión casi en su totalidad de minutos del metraje, la atmósfera del suspense es constante, con escenas muy bien montadas para ello y lo mejor, en el momento oportuno para que el espectador no vea nada antes de tiempo. La historia está muy bien contada y se van enseñando las cartas a su debido tiempo. Eso si, el hecho del confinamiento del estado, actúa como un personajes más, carreteras vacías, calles solitarias que convierten a cualquier individuo en sospechoso por el estado de alarma. Y las localizaciones son una maravilla para hacerlo todo más creíble y tenebroso. Eso sí, representa a la Asturias tal como es, con lluvias por la mañana, tarde y noche.


A mi me ha gustado bastante.