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España España · Madrid
Críticas de Naran
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Críticas 136
Críticas ordenadas por utilidad
6
14 de marzo de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de activistas libera a los animales de un laboratorio que portan un desconocido virus de la rabia que pronto comienza a cundir en la población, que se convierte en zombies deseosos de devorar cerebros humanos. Oye, que ya he visto los Residents Evils. No, es 28 días después. “Cerrarás los ojos de pavor”, “No podrás aguantar la tensión”. Si lo dicen los críticos, tendrán razón. Y tanto éxito tuvo, que poco después un tal Juan Carlos Fresnadillo estrenó la secuela.
El británico Danny Boyle (gustó a muchos con Trainspotting, y Tumba abierta, para luego dedicarse a rarezas, algunas fallidas como La playa y otras encantadoras como Millones) intenta hacer algo nuevo con los filmes de zombies -todo un subgénero dentro del terror- experimentando con el vídeo digital, lo que le permite cierta libertad de movimiento y de edición. Ciertamente la película tiene un comienzo que, aunque no demasiado original –recordemos, por ejemplo Abre los ojos-, impacta y mantiene al espectador agarrado a su butaca. Sólo al empezar, aparte de la primera escena en los laboratorios, nos damos cuenta que el director tiene talento para crear según qué ambientes. O ver todo Londres vacío, que crea una sensación de soledad impresionante.
El resultado, oscuro, y hasta confuso, pero al menos no es tan previsible como cabía imaginar, y tiene buenas imágenes de Londres y Manchester en llamas (obtuvo el Premio del Cine Europeo a la Fotografía).
A medida que avanza el metraje vamos sintiendo una tensión que no cesa, y a la vez va creciendo la curiosidad por saber qué harán sus protagonistas, y qué pasará cuando lleguen a su objetivo. Ese objetivo llega pronto, y adiós película. Todo lo bueno que podía haber sido se destroza con la parte de los militares. Perdemos el interés que tenía hasta entonces, nuestras expectativas por dicha curiosidad. Deja también de usar unos recursos de imagen y sonido tan ricos y eficaces y pasa a ser más convencional en ese aspecto. Los protas convertidos en pequeños ayudantes de Rambo y situaciones ridículas. Lástima.
28 días después no es una película de zombies al uso. Es un drama social repleto de terror apocalíptico. Las personas están poseídas por una rabia inhumana, se han convertido en unos seres asesinos que intentan devorarte a cualquier coste, no sienten dolor y se mueven por instinto. Todo es lícito si es cuestión de supervivencia. Pero ¿y si los no contagiados tienen esa misma rabia? Reflexiona.
Naran
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7
14 de marzo de 2008
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una noche dublinesa como cualquier otra, Lucy Owens va a iniciar su rutina de costumbre cantando canciones de amor en un restaurante de Dublín de moda, al tiempo que sirve las mesas y reflexiona sobre su pésima suerte en el amor.
Adam y ellas, curiosa comedia romántica que demuestra que a veces los videoclubes dan agradables sorpresas. Estrenada con bastante retraso, el argumento parece la típica historia romántica de diálogos azucarados y final con sabor a tarta de bodas. Una americanada, vamos. Ciertamente, la primera media hora es así. Presentada en el Festival de Sundance de 2000, Todo sobre Adam -el juego de palabras es inevitable- ofrece más de lo que muestra a simple vista.
Un director teatral irlandés, Gerard Stembridge (Criminal y decente). Un actor con cuatro papeles sosos a sus espaldas, Stuart Townsend, pero que cumple perfectamente con el papel protagonista, ese don Juan tímido y encantador. Tres grandes actrices, Kate Hudson, la extrovertida hermana pequeña: Frances O´Connor, la literata sufridora y apasionada; y Charlotte Bradley, la madre sexy atrapada en un matrimonio rutinario. Las tres hermanas, tan distintas, todas hechizadas por el mismo hombre. Y el hermano pequeño también, eh. Y es que Adam tiene un no sé qué especial, que no hay quien se le resista.
El guionista y director Gerard Stembridge, nos enseña en esta comedia los distintos puntos de vista de los personajes de un modo innovador, por lo que la estructura narrativa es uno de sus puntos fuertes. Una historia desmonta a otra, la convierte en mentira. Todos mienten, todos creen engañar a los otros, descubren las falsedades de los demás, y, sin embargo, todos son muy felices. Los comportamientos inmorales, si dan consecuencias positivas, no son malos. Toma ya filosofía.
Momentos cómicos, muchas dosis de sexo, diálogos a veces disparatados y burlón humor inglés, Adam y ellas es una comedia curiosa, de esas a descubrir. Según el director, para nosotras, no hay mayor maldición que los hombres aburridos. Adam es un seductor, pretencioso pero encantador, amoral pero respetuoso, que encandilará a todas y a todos para hacerles recuperar la felicidad. "La gente y las cosas dependen del punto de vista desde el que se mira". Y es que ya era hora de poder aplicar la teoría de la relatividad en la vida real.
Naran
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8
14 de marzo de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En París, el amor está en todas partes. En la barras de sus bares y cafeterías, debajo de la Torre Eiffel, incluso bajo las calles, en el Metro. París, je t'aime es un París visto a través de los ojos de algunos de los más aclamados directores, cada uno de ellos nos cuenta una historia que se desarrolla en los diferentes distritos de París. El resultado es un abanico de historias sobre la alegría, la separación, los encuentros inesperados y extraños y, sobre todo, sobre el amor. Veremos esta ciudad de una forma que nunca hemos imaginado y entenderemos porqué París es la ciudad más romántica del mundo.
¡Vive l´amour! 18 cortos, 18 visiones del amor, con alegría y tristeza, regocijo y melancolía, felicidad y desgracia, alimentando la risa y la lágrima. 18 cineastas de todo el mundo ponen en escena su visión del amor, diferentes sentimientos, estilos de amar y ver a la persona con la cuál se relacionan o se conocen de diferentes modos. Los sentimientos saltan a borbotones en la espléndida y mágica París. Ciudad emblemática que el tópico ha convertido en la ciudad del amor por excelencia. ¿Pero acaso no es cierto?.

Bruno Podalydès (Montmartre). Para empezar, pequeña historia cotidiana. Todos queremos que ser salvados…

Gurinder Chadha (Quais de Seine). Bonita historia sobre la tolerancia y el respeto; lástima que sea tan sumamente previsible.

Gus Van Sant (Le Marais). El amigo Gus, retorcido y hermético, nos brinda una historia sencilla y abierta. Si crees en el destino, ésta es tu historia.

Joel & Ethan Coen (Tuileries). Mis admirados hermanos Coen son inconfundibles, y no me decepcionan. Desopilante, original y con un estupendo Steve Buscemi intentando enamorarse de París…

Walter Salles & Daniela Thomas (Loin du 16e). La vida está llena de momentos duros, pero sí, merece la pena vivir. Precioso canto al amor maternal. Los ojos de Catalina Sandino son todo un poema.

Christopher Doyle (Porte de Choisy). Entre las pesadillas psicotrópicas también caben los sueños de amor. Inenarrable episodio de Doyle, de los menos apreciados.

Isabel Coixet (Bastille). La catalana me conquista con una maravillosa historia que confirma todas mis teorías sobre el amor. Sí, ese amor que cuesta tanto construir, lentamente y con tesón, que puede derrumbarse en el aire en un instante cual castillo de naipes… pero que siempre permanece. Gracias Isabel. Uno de mis favoritos.

Nobuhiro Suwa (Place des Victoires). Conmovedora fábula sobre cómo el ser humano es capaz de sacar tanta fuerza, aunque el amor duela hasta desangrarte. Juliette Binoche está inconmensurable.

Sylvain Chomet (Tour Eiffel). Uno de mis preferidos. ¡Qué felicidad! Original, fresca e impecable, combina una perfección técnica asombrosa con una simpática historia de mimos. Para reír a carcajadas de pura alegría.

Alfonso Cuarón (Parc Monceau). Curiosa historia que juega a jugar con el espectador, aunque al final termina sabiendo a poco.

Sigue en el spoiler por falta de espacio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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8
17 de octubre de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La etereidad de Picnic en Hanging Rock, pero con espíritu propio. La francesa Lucile Hadzihalilovic nos presenta una obra delicada y fascinante, sobre un grupo de niñas atrapadas en un colegio en mitad del bosque… del que no se puede salir. Sin explicaciones, nos adentramos en un mundo de fantasía que asusta por la profundidad de lo que parece y no parece real.

Como dato, la historia está basada en la novela de Frank Wedekind “Mine-Haha” (1888), que significa “aguas que ríen”, en un dialecto nativo. En efecto, el agua domina gran parte del metraje -especialmente en la apertura y en la conclusión-, creando un simbolismo de una fuerza aterradora. El agua como torrente incontrolable, que cobrará todo su sentido conforme profundicemos en este mundo onírico.

El lazo rojo, el de la inocencia. Iris tiene 6 años y se siente perdida. Echa de menos a su hermano, pero pronto encuentra refugio en sus compañeras. Se asoma al mundo y vemos el mundo a través de unos ojos abiertos como platos. La sensación de no saber nada del mundo que nos rodea. Una larva que acaba de nacer.

El lazo azul, el del inconformismo. Alice quiere ser diferente. No quiere saber, quiere vivir. Por eso se esfuerza por buscar su vía de escape: la danza. Sabe que si resulta elegida por la fundadora del colegio, podrá escapar del único mundo que ha conocido. El anhelo, el deseo. Los sueños. Una larva atrapada en su capullo.

El lazo violeta, el de la madurez. Bianca tiene un secreto, junto con el resto de niñas mayores, con las que sale cada noche, en busca de una mirada, de una atención. No sabe lo que la espera, pero sabe que los cambios van a llegar… y será pronto. La confusión natural. La levísima coquetería. La ninfa que se esfuerza por salir torpemente de su letargo.

La puesta en escena es una obra de arte. Los colores, los objetos, los detalles, todos encierran un significado que no pasa desapercibido. La película encierra múltiples lecturas e interpretaciones. Las actuaciones, tanto de las niñas como de las dos enigmáticas maestras -sublime el momento en que Marion Cotillard rompe su máscara-, asombran por la naturalidad y realidad que desprenden.

Pero lo mejor es el final. Una escena maravillosa en la que irrumpe, por fin, el elemento que se había echado en falta en toda la película*. La sexualidad menos sexual, menos violenta, menos visible, menos cruda de la historia del cine, pero terriblemente explícita, en concepto y en sugestión. Porque habría sido terrible estropear ese momento.

Consejo a los navegantes: esta es una película para sentir y soñar, y también para pensar. Pero sin prejuicios: imágenes que ilustran conceptos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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7
24 de enero de 2010
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un abrazo es cariño.
Un abrazo es calor.
Un abrazo es honesto.
Un abrazo es tierno.
Un abrazo es alivio.
Un abrazo es consuelo.
Un abrazo es refugio.
Un abrazo es comprensión.

Estos dos abrazos son ante todo, sinceros. Dos relatos independientes escuetamente enlazados, bien escritos y mejor interpretados, en los que los personajes desnudos luchan por liberarse de las cuerdas que tan cruelmente les tironean.

En el primer relato, Paco, un adolescente con una vida familiar marcada por la desgracia, trata de acercarse emocionalmente a Silvina, una cajera de supermercado que reacciona violentamente, por miedo, a cada aproximación de cariño que recibe. En el segundo relato, un taxista hastiado de su trabajo se convierte en el responsable de uno de sus clientes, que ha sufrido un infarto en su taxi, a falta de señales familiares... hasta que aparece una adolescente que resulta ser la hija del hombre, que llevaba años sin ver a su padre y se siente abrumada y perdida en un mundo familiar desconocido.

A destacar el contraste de escenarios entre los dos abrazos: el primero; en el exterior, callejuelas caóticas reflejo de la confusión de los protagonistas. En el segundo; en el interior, la casa del accidentado, un espacio íntimo que se convierte en inexpugnable refugio emocional.

Un lunar: la potente desnudez psicológica de los personajes se ve empañada por una serie de recursos narrativos (ralentizaciones, modificaciones de color) que Begne utiliza para subrayar el dramatismo de los problemas cotidianos, pero logrando el efecto contrario. A estos abrazos desnudos les correspondería una puesta en escena mucho más cruda y sobria.

Dos historias sobre dos relaciones atípicas, que funcionan precisamente por esas diferencias, unidas en un mismo sentimiento. No hay promesas de redención, sino un principio de curación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Naran
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