Tras "Batman Versus Robin" y la anterior entrega, nueva secuela del equipo de Jay Oliva. Vuelven a tomarse algunos elementos de la aclamada (y polémica) etapa de Gran Morrison con el Murciélago de Gotham. Sin embargo, son adaptaciones muy libres y que toman licencias que a no todos los fans puristas van a gustar.

"Mala sangre" es un film de animación que puede verse sin excesivo desagrado, aunque no ofrecerá grandes modificaciones con respecto a lo ya sabido. Se introducen nuevos secundarios en tal proliferación que la fama de solitario de Bruce Wayne debería ser puesta en entredicho.

Mejorable caracterización de Dick Grayson y una tendencia de guionistas y animadores a presentar al bueno de Damian como una especie de fuerza invencible y niño sabelotodo que no provocará precisamente la empatía por parte de la mayoría del público.

Hay muchas mejores piezas con este personaje en animación.

Película de animación atípica en tanto en cando tiene unos protagonistas que son el paradigma de lo políticamente incorrecto y la moralidad más baja. Sin andarse con chiquitas o reparos, Jay Oliva y su equipo no tienen, por fortuna, ninguna intención en suavizar el estilo del Escuadrón Suicida Original, mostrando a Harley, Deatshot y la tampoco ilustre compañía en toda su maldad.

El film resulta muy entretenido y divertido, unos doce del patíbulo dirigidos por una funcionaria cuyas intenciones son todavía peores que la de muchos de estos monstruos de Gotham. El film juega adecuadamente con las cartas de Joker y Batman, a quienes se les hubiera añorado mucho de no salir, pero podían oscurecer el carisma de los demás. La alquimia resulta perfecta.

"Asalto en Arkham" tiene una duración perfecta y un humor negro a la altura sin permitirse ningún complejo a la hora de poner alguna escena más violenta de la cuenta o de sexo.

Muy recomendable para seguidores del universo DC.

Hay que olvidar la tensa relación que, por momentos, vivieron Blake Edwards y ese genio auto-destructivo que fue Peter Seller. Resulta curioso que el actor no estuviera del todo convencido acerca de aquel despistado inspector, una de sus mejores creaciones, la que le catapultó definitivamente a la fama. "La pantera rosa ataca de nuevo" es un salto más de la frontera, más centrada que nunca en la rivalidad de Clouseau con su antiguo comisario jefe, Dreyfus (un gran Herbert Lom).

La sucesión de gags es brillante, si bien el guión no está tan medido como en "El nuevo caso del inespector Clouseau", los fans de Sellers disfrutarán de momentos absolutamente memorables, con este artista en estado de gracia permanente, incluyendo sus intentos de colarse en la fortaleza de Dreyfus. Olvidándose de la joya rosada, en este film, Edwards parece centrarse en parodiar el género de espías a lo James Bond.

Como siempre, debe prestarte una especial atención a los créditos iniciales, verdaderos exponentes de la animación, utilizando a la carismática pantera para meter enseguida al espectador en el ambiente de esta delirante hipérbole.

La química en pantalla de Sellers y Lom se resalta desde la secuencia inicial, cuando el bienintencionado inspector es capaz de desestabilizar a Dreyfus en apenas una visita que le realiza para ver su estado de salud. Dentro del resto del reparto, conviene resaltar la aparición de todo un icono como Omar Sharif o la presencia de una exuberante Lesley-Anne Down.

Para los seguidores de esta franquicia, una cita ineludible.

Sin duda, Cantinflas tiene mejores películas que "Un día con el diablo", no obstante, es innegable que nunca ha estado en una cinta más impredecible que ésta. El final de la guerra condicionó una apurada producción que hizo que la dirección de Miguel M. Delgado para un relato deshilvanado donde hay un desfile de personajes que parecen que van a ser importantes y luego desaparecen.

Pasando por alto la improbable y realmente curiosa guerra mexicano-japonesa, el guión de Salvador es una auténtica locura, aunque el intérprete usa su simpatía natural para mantener interesado al espectador. Los fans de toda la vida se rendirán a sus gags, mientras que sus detractores se agarrarán a sus problemas técnicos para despedazarla. Suele ocurrir con esta clase de humoristas que despiertan pasiones y odios incondicionales.

Como acontece en algunos episodios de "Padre de familia", cuesta pensar cómo hemos llegado a Cantinflas volviendo un poco loco a San Pedro y descubriendo que el infierno no está en el demonio.

Una pieza de arqueología de quien ha sido uno de los grandes maestros del humor.

"La túnica sagrada", basada en la novela bíblica "The Robe", aún hoy sigue siendo una de las cintas obligatorias que pasan cadenas públicas y autonómicas en Semana Santa. Ya en su época, este revolucionario CinemaScope, permitió que la entrega tuviera una secuela, en concreto, "Demetrius y los gladiadores".

Henry Koster dirige una obra que tiene sus paralelismos con el espléndido peplum de "Barrabás", logrando que el público, incluyendo el creyente, termine teniendo empatía por el legado que estuvo durante la ejecución en la cruz y, en el otro caso, por el hombre que salió absuelto en lugar del Mesías. De cualquier modo, bajo particular gusto personal, la oscuridad de Barrabás me parece un poco superior al retrato aquí dibujado por Koster y su equipo.

La trama se cimenta en sus populares protagonistas, verdaderos primeras espadas del Hollywood de aquel tiempo. Destaca Richard Burton como el eje principal de la trama, el soldado romano que va evolucionando hasta convertirse al cristianismo, de la mano principalmente de su esclavo griego, Demetrius (Victor Mature) y su amada (Jean Simmons, aquí no tan fina como en su espectacular interpretación en Espartaco, pero aún así muy bien).

"The Robe" tiene una extraña alquimia que hace que aún hoy siga funcionando y permanezca como cita obligatoria del público aficionado a este género, a lo cual también ayuda su impactante (y efectista) desenlace.