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España España · Palm mar
Críticas de Del Mar
Críticas 795
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de octubre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Q. Allan Brocka es director y guionista, lo cual ha ayudado, sin duda, a trasladar en imágenes toda la gracia que tiene el guión, sin obviar fuertes dosis de erotismo que nunca llegan a la vulgaridad que podemos ver en otras películas del género gay. Aquí los actores demuestran que lo son en papeles de homosexuales o hetero con relaciones entre ellos, ajustándose a lo que les marca el director y cumpliendo sin remilgos lo que exige el guión. Creo que los actores han contribuido en gran parte a darle dignidad a esta película, aparte del magnífico guión, y con sus cuerpos espectaculares añaden esa dosis de voyeurismo que se tiene que dar en las comedias gay para conseguir un éxito. El cast femenino está en su perfecto papel llegando a ser más gay que los propios protagonistas, a pesar que todo su interés sea acostarse con un hombre. El aspecto familiar en las relaciones con el mundo gay está solo insinuado, pero suficiente para que nos demos cuenta que no siempre es un drama salir del armario. De todas formas los heterosexuales que quieran ver esta película tienen que haberse desprendido de toda su homofobia o lo pasarán mal, a pesar de los enormes atributos de una de las actrices secundarias, Rebekah Kochan, que es una catarsis en la trama de malentendidos de la película.
Del Mar
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7
9 de noviembre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dispone de un magnífico guión escrito con gran sensibilidad que después ha sido convertido en imágenes muy íntimas en las que la interpretación de todos los actores, y en particular la de Junn (Pei-pei Cheng), atrapa al espectador para que llegue a intimar con cada uno de los personajes, hasta con la traductora. Por otra parte, la estructura está muy bien planteada, de manera que lo que pueden ser retrocesos en el tiempo de la historia, no rompen la continuidad, y el espectador sabe siempre en que momento y lugar se encuentra. Como no hay un deseo por parte de la realización de hacer algo extravagante, que se salga de la naturalidad, sino más bien de cuidar la comprensión de la historia y de introducir al espectador en ella, pues se consigue el efecto de atracción y de implicación. Las historias de siempre se pueden contar como se han contado siempre y solo se necesitas una gran sensibilidad y un sentido cinematográfico para que sean creíbles y gusten al espectador. Todo lo demás, la iluminación, la fotografía, la música y en particular la ambientación, están cuidadas para que sean parte de la misma historia sin quitarle protagonismo.
Del Mar
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8
10 de agosto de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los australianos tratan el tema de la homosexualidad muy bien en general, sin tanta superficialidad como los norteamericanos, ni con tanto dramatismo como los de la vieja Europa. Plantean siempre una relación natural, en la que los que tienen los problemas parecen ser los otros, los homofóbicos. Sobre una simple historia, ciertamente rebuscada en la historia de “Romeo y Julieta”, se construye un guión al estilo de los guiones sobre estudiantes, pero con la complicación de una relación homosexual. Tiene muchos momentos de auténtico cine en el que las imágenes cuentan la historia de amor, pero el momento del cruce de zapatos bajo el pupitre es un hallazgo muy original e interesante que le da muchos puntos a la película desde mi punto de vista. Pero siempre hay un pero, y por eso, cuando lleguen a la escena en la que los dos, Mike Y Will, están bajo el árbol, muy enamorados, dejen de ver la película, paren el vídeo, porque hasta ahí es la realidad, y todo lo que continua es ficción, y cualquier parecido con la realidad es pura casualidad. Es una historia de amor y es una de las más hermosas películas que sobre la homosexualidad he visto, ¡y pasa tan desapercibida!
Del Mar
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9
29 de abril de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Julianne Moore, en una magnífica interpretación, encarna a la mujer llena de sensibilidad y deseos de vivir. Incapaz de hacer daño a nadie es capaz de cargar sobre si cualquier injusticia con tal que la otra persona no sufra. Una mujer nacida e ilusionada con un mundo en el que pocas personas son capaces de vivir. Todd Haynes, el director de esta magnífica película, lleva a la pantalla un melodrama que se desarrolla en los años en los que el cine no podía tratar con absoluta libertad temas como el racismo, la homosexualidad, el puritanismo; y envolviendo a Cathy (Julianne Moore) de colores pastel, de vestidos vaporosos pero con gusto (el detalle del pañuelo que se lleva el viento es todo un símbolo), los coches, los parques, los jardines, las hojas (esos arces rojos) y las flores (las flores blancas del final de la película como una esperanza), con todo ello, el espectador es capaz de ver más allá de la superficie de esta mujer. Sin duda la fotografía, algo oscura en los interiores, pero espléndida en los exteriores, produce en el espectador ese sentimiento de estar viviendo el drama que sufre nuestra protagonista. Y la música, esa magnífica música de Elmer Bernstein que en determinados momentos se hace protagonista, no en vano la música es un elemento primordial del lenguaje cinematográfico, y que es capaz de penetrar en los sentimientos del espectador para acompañar a Cathy en sus momentos de felicidad y de tristeza. A esta película se acercarán muchos espectadores pensando que es una película que trata de la homosexualidad o que trata del racismo, pero sufren un error los que así piensan, ya que la película trata sobre el derecho que tiene una mujer, y cualquier persona, a ser feliz.
Del Mar
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6
15 de abril de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo un espectáculo de música, luz, color, decorados y muchas frases sueltas cargadas de significados para unos años en los que realmente la música cambió la forma de vivir en todo el mundo. Pero las actitudes personales, con mucha dificultad, no se correspondían con las grandes declaraciones que llegaban a la gente, en particular a los más jóvenes. Por esta razón, los mitos mesiánicos cayeron, desaparecieron, y solo quedaron los que en su música cantaban la realidad y no las ensoñaciones. Esa es la historia de nuestro protagonista, Brian Slade. La banda sonora es, por supuesto, la base fundamental de la película junto con el vestuario, pero la música es tan prepotente que eclipsa al guión y hasta las imágenes, de forma que no hay tiempo para concretar y relacionar los personajes secundarios entre si y con el personaje principal, Brian Slade. Tantas canciones también quitan tiempo fílmico para la narración tal como está planteada, con muchos flash backs, y en algunos momentos el espectador puede sentirse perdido en el tiempo. Lo cual, unido a la dificultad de identificación de personajes y lugares, resta puntuación a la película. Después está, como elemento fundamental, la cámara que Todd Haynes mueve demasiado y en los planos de concentración sobre los diálogos distrae bastante. En fin, como he dicho al principio, un espectáculo que puede hacer las delicias de los seguidores del glam rock.
Del Mar
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