Veo necesaria una 2ª Parte, no para continuar la historia, sino para explicar todo lo que falta en ella. Toda esa trama de políticos, diplomáticos, industriales y altos cargos policiales, que apenas podemos adivinar en la trama, pero que sin duda son indispensables para poder explicarla mejor. Tal vez nos haríamos una idea de por qué todos ellos parecen odiar y perseguir a esta encantadora Madame y a sus deliciosa chicas, en vez de ayudarles a montar una cadena de sucursales por toda Francia...

Creo yo que lo primero que se le puede pedir a una película, es que se entienda. El guión de ésta es tan ambicioso como ininteligible: decenas de nombres de guionistas, directores, productores y actores desfilan en este resumen precipitado de la historia de la cinematografía hollywoodiense de la década de los años 30 e inicio de lo 40, sin que la inmensa mayoría de los mortales seamos capaces de situarlos ni de reconocerlos adecuadamente. Porque, para hacerlo todo un poco más difícil, no se nos muestra esa década prodigiosa de forma ordenada y cronológica, sino hacia atrás, y hacia adelante, abusando de los "flash backs" que utilizó magistralmente O.Welles en su famosísima "Ciudadano Kane" (está claro que David Fincher no es O.Welles), Por si todo esto fuera poco, aparecen y se habla de personajes claves de la política norteamericana de aquella época, y con perdón de Uds, uno no es un experto en ese periodo de la Historia de ese gran país. En definitiva, que a medida que avanza/retrocede la peli, uno se va haciendo un lío cada vez mayor. Buenas interpretaciones, eso sí, y una espléndida fotografía, música y vestuario.

Una historia que, en principio, podría haber tenido su interés, sobre el siempre complejo tema de las infidelidades y celos en una pareja, empieza a perder validez cuando esas infidelidades se comenten con tan poca discreción como credibilidad. Incluso el tema de un crimen, falsamente reivindicado por el marido celoso, tiene su tirón inicial. Pero cuando ya aquello empieza a llenarse de muertos, la cosa se viene a pique por completo. Una pena, porque los protagonistas luchan por hacer creíbles sus personajes, pero los excesos de guión los arrastran al barranco. Encantadora la niña que hace el papel de hija de ambos. Entretenidilla, a falta de otra cosa mejor que hacer.

La drogadicción, y sus diferentes formas de terapia, podrían formar un género cinematográfico "per se". La de Tom Frey es una más de ellas. Cierto que el protagonista hace un gran papel en la pantalla, pero su trasfondo humano se nos escapa. Si se trata de un escritor, no lo vemos reflejado en su actitud ni en los diálogos en ningún momento. De su historia sentimental fallida, de la que él habla con gran pasión, sólo sabemos algo a través de una llamada de teléfono y una foto. De su familia, tan sólo conocemos a su hermano, y muy poco. De quién finacia ese centro, o cómo paga su estancia en él, nada. Los personajes secundarios, están todavía peor dibujados. El gran Billy Bob Thornton es aquí un remedo de un antiguo mafioso convertido en benefactor de la Humanidad. En definitiva, que no nos emociona la historia, y eso que, a ratos, tiene buenos rasgos cinematográficos. Una pena, porque podía.

El agún lugar indeterminado de los EEUU, dos vecinos solitarios establecen una amistad basada en su soledad y en su necesidad de compartir sensaciones. Comparten sus rutinas y sus hobbies, sin necesidad de mayores argumentaciones. Hasta que el cancer entra como un tercer personaje en sus vidas, y lo altera todo. Con sencillez extrema, sin necesidad de recurrir a debates éticos o filosóficos, la eutanasia activa se adueña del relato. Excelentes interpretaciones, con un guión con toques de humor que no disimulan el desgarro. Imprescindible como lección de ética.