El trepidante y prometedor inicio va poco a poco diluyéndose, dando paso a una poco creible historia de afecto (¿amor?) en la que el metraje se extiende a la vez que, paradójicamente, la película se estanca, para acabar remontando con un buen final. Cierto es que los actores están muy a la altura, tanto la peculiar dupla protagonista como los arquetípicos secundarios (el capo de turno regente de, oh! sorpresa, un restaurante italiano y el expeditivo, drogadicto y corrupto policía), pero la película queda a medio camino entre la acción, el drama afectivo y los clichés del género mafioso. Añadamos que por el camino el director nos regala algunos planos excelentes, se le concede un punto al guión por ciertas frases ocurrentes, pero el 7.6 me resultaba excesivo para esta correcta película, recomendada también por algún que otro manual.

Un diletante joven con vocación de manager y edad de asentar la cabeza se lía la manta a la cabeza y se dirige a Londres en busca de los nuevos Beatles, es decir, dispuesto a dar con la próxima banda de pop/rock de éxito. Salvando youtube, sus métodos siguen anclados en los 80: patear calles, maquetas grabadas en cinta y carteles en las paredes. Consigue dar con la banda adecuada y a partir de ahí todo son problemas, bien de hospedaje, trabajo y dinero, bien con el grupo y con una industria musical incompetente, estúpidamente extragavante y cerrada en sí misma. Por si fuera poco, la relación con su novia también se tambaleará. Con estos ingredientes, el film navega entre tópicos y manidos conflictos del mundo musical, con algún que otro guiño a la cultura mod, hasta un final bastante aceptable, todo ello en tono de comedia.

El film tiene, a priori, madera para apuntar más alto pero se queda en un entretenimiento más. Que los "puristas" no esperen un nuevo Quadrophenia.

Una docena de cortos filmados con la excusa de la capitalidad cultural de Donostia 2016 y que nos ofrece diferentes puntos de vista sobre lo que acontece en la ciudad. El resultado en general es irregular, hay cosas buenas y otras un tanto mediocres. Pero si por algo merece ver este compendio de cortos es por La Casa del Frío, un breve documental sobre los sin techo que habitan en la ciudad. Sobrecogedor, sublime, enorme testimonio. Un puñetazo en plena cara. Lo firma Imanol Uribe si no me equivoco, dando voz y poniendo cara a aquellos que son/parecen invisibles.

Destacan a su vez Iraila (una historia sobre un percebero enmarcada en la regata de La Concha), Narciso (con envoltorio de ciencia-ficción y punto cómico) y, quizás, un tercer corto de ficción sobre el incipiente amor adolescente.

Entre el resto de cortos que conforman la obra, Cobeaga cuenta un chiste sin apenas gracia ni chispa, y volviendo al documental, la viuda de Enrique Casas da testimonio en un aula del asesinato de su marido. Es un llamamiento a no dejarse manipular y a contar la historia tal como fue, y sorprende que el hecho de que fueran los CAA (wikipedia) quienes mataron a su marido quede omitido.

Hay también cine de época, testimonio actual (¿verídico?, ¿real?) sobre una vendedora china de rosas de la parte vieja, un corto de animación, pero en general el resultado es un tanto irregular y queda la impresión de que una ciudad así tiene un potencial mayor a explotar. Quizás en el futuro...

Mezcla de géneros al servicio de un Clint Eastwood que acaba por salvar un largometraje que, por lo demás, sería mediocre o, lo que es lo mismo, un insulso entretenimiento de sobremesa.

Estamos ante un film principalmente cómico gracias a los corrosivos, agudos e irónicos diálogos de Eastwood y Adams, padre ausente e hija independiente respectivamente. Sin embargo, desde el primer fotograma sabemos que hay un drama personal de hondo calado sin resolver en la mente de Clint, si bien no guarda parecido con Gran Torino, su anterior gran film. Los problemas, decía, aparecerán en el transcurso de un film que en ciertos momentos llega a parecer una especie de road movie paradójicamente estancada en medio de la América profunda, ya que la historia gira alrededor del beisbol y sus ojeadores, una mera excusa para hablar de relaciones personales, realización personal, trabajo y amor. Así que el filme tiene algo de drama poco verosímil, algunos momentos cómicos notables y mucho de comedia romántica de manual.

Resumiendo, Eastwood salva un film de guión bienintencionado y agradable visión pero al que le falta un plus (fotografía, banda sonora, profundidad) para llegar a obtener un notable.