No me he reído. Al conocer tanta verdad en lo que se cuenta, que la crueldad de Stalin y Beria era esperpéntica en si misma, no he podido poner en marcha la suspensión de la incredulidad. Eso sí, entiendo que así, la denuncia que contiene la obra llegará a más público que una sesuda película histórica, que no sé si hay sobre este tema.
Otro asunto es que considero que el guión está muy deslavazado y a situaciones de sátira brillante y bien transmitida, sigue una serie de gags que aportan poco. Con las muy ilustrativas 'desapariciones' en las fotos finales se diluye la poca sensación de comedia que había acumulado viendo la peli. Bueno, merece la pena.

No opino mejor de esta peli por la falta de juego con el espectador, por lo poco que se espera de él al presentar sólo personajes dañados y su daño. Es cierto que a veces es así, la vida no ofrece sino fracaso y punto, pero ya que se emprende una obra para contarlo, habría que buscar algo más de originalidad y profundidad. Casualmente anoche vi en La 2 'Carne apaleada' y me pareció menos plana que ésta. En fin, supongo que no es fácil contar tragedias y que salga un 'Boys don't cry', un 'Monster' o un 'Thelma y Louise'. Me sorprende una película tan votada y tan poco comentada. Todo esfuerzo artístico merece un comentario.

La belleza de las imágenes edulcora la cruda naturaleza de sendas tragedias personales de los protagonistas, poque la vida es así, terrible, pero bella. Los contrastes entre ambos hacen la historia jugosa, por inverosímil que parezca que semejantes personajes tengan aún algo que ofrecerse.

Salpicada de las crudezas de la guerra, la historia nos lleva por un territorio irreal de amor hasta las últimas consecuencias. El ameno guión alterna momentos poéticos y chispazos de humor. La música aporta nostalgia por una dicha al parecer inalcanzable. Me ha encantado.

Contar ese primer dardo que nos traspasa y nos despierta a las pasiones es muy difícil sin narrador omnisciente que interprete los gestos. Se necesita una sucesión de acciones que cada espectador reciba según su configuración emocional. El panorama humano tan improbablemente tolerante que rodea a los protagonistas se parece a nuestro interior, donde sentimos sin condicionantes.
Pues bien Elio, ya está puesto el listón, a ver qué pasa de ahora en adelante...