Desde luego es una película sólo para fans de Louis de Funès. Como en las anteriores entregas de la serie, es el comisario Juve y no Fantomas el verdadero protagonista. Algunos gags muy buenos de Louis de Funès son lo que mantiene a flote la historia y por lo que vale al pena verla. Jean Marais ya está un poco acartonado aunque intente seguir siendo el heroe de acción de sus buenos tiempos.
Por cierto, ¿cómo es que nadie se da cuenta de que Fantomas lleva una mascara con lo poco naturales que se ven las caras?

Una vez dejado claro que impacta más la atracción Armageddon de Disney París que los efectos de esta película y que si por un casual se para la tierra la física dice que ¡pum!, ¿qué es lo que queda?. Pues queda un entretenido telefilm sin pretensiones al que no se le puede pedir ni rigor científico ni interpretaciones de Oscar. Los efectos especiales son siempre el mismo, pero cumplen con su cometido e incluso los actores, al no ser conocidos aportan mas "credibilidad" a la increible trama.

Si dejamos a un lado lo inconsistente del guión, lo increible de las situaciones o lo que es la historia en general, lo que queda es una entretenida peliculita de sobremesa de fin de semana para ver comiendo pipas o medio echando una siesta.
Las interpretaciones, los efectos especiales, el presupuesto... todo es justito pero resultón. Vamos, que para ser una tv movie no está del todo mal.

Este Zorro no es tan bueno como los que ya habían hecho Douglas Fairbanks y Tyrone Power, pero es bastante mejor que otros spaghetti-zorros que habían aparecido en los años 60.
La variante esta vez es que el Zorro no lucha contra el gobernador, sino que es el gobernador. Alain Delon pone su gracia al servicio de las 2 caras del zorro en su lucha contra el mal y tal vez con más fortuna en la parte del divertido gobernador que en la del justiciero. Unas clases de esgrima no le hubieran ido del todo mal a este zorro. Claro que con su encanto, ¿quién necesita una espada?
Stanley Baker compone un buen villano, Giacomo Rossi-Stuart es un original guardaespaldas prusiano y Moustache un divertido Sgt. Garcia.
A pesar de algunos fallos de guión y de una variedad demasiado increible de paisajes la película no deja de ser entretenida para los fans del Zorro, aunque haya que pagar el peaje de soportar la música de los De Angelis con la cancioncilla del título de la crítica.

Aunque la cabecera del cartel es para la pareja Hudson-Laurie (que repetirían, con más protagonismo al año siguiente, en La espada de Damasco), el verdadero protagonista y amo de la función es Charles Coburn, uno de aquellos secundarios característicos del Hollywood clásico que siempre cumplían su cometido a la perfección.
En esta ocasión, Coburn está muy divertido primero como enfermo hipocondríaco y después como autoinvitado huesped. Genial su relación con el juez del pueblo.
Douglas Sirk, más conocido por sus melodramas (algunos de los mejores con Rock Hudson precisamente) dirige más que correctamente esta divertida comedia.
Atención a un jovencísimo James Dean en uno de sus primeros papeles como cliente de la farmacia-soda-bar.