Esta es una historia sobre un músico de blues en Memphis, USA.

Willis Earl Beal (músico en la vida real de blues y R&B) ha perdido la inspiración y su discográfica le empieza a urgir a grabar un disco. En una introspectiva búsqueda por dicha inspiración, se suceden una serie de intrascendentes historias, sin mucho sentido y sin llegar a ningún lado ninguna de ellas. Parece que Willis toma sutilmente ciertos caminos con la esperanza de encontrar a su musa. Así, la religión, la gente de los suburbios pobres, el alcohol y las miserias de una sociedad desestructurada, son los instrumentos que Willis utiliza en el devenir de la película.

Puntos a favor: el sobrio trabajo de Willis Earl Beal y una fotografía interesante.

Puntos en contra: el guión casi inexistente. Ni las historias secundarias ni la principal tienen ni desarrollo ni final. Los personajes secundarios (que no están mal) sobran totalmente y no aportan nada. La película pasa sobre ellos sin profundizar en ninguno ni explicar qué narices hacen en la película.

Puntos curiosos: para ser una película sobre un músico de blues, con mucha música de fondo, es notorio ver que no hay ni una sola canción completa en toda la peli.

Le doy un cuatro por, aunque tiene posibilidades, es un tostón sin sentido.