Interesante propuesta que no acaba de cuajar. Su mayor virtud es el juego psicológico que condiciona cada diálogo, cada acto. Sin embargo, y a pesar de su inteligente guión, noto una excesiva duración en cada escena, que nos conduce a la angustiosa situación comparable a la que muestra cada uno de sus integrantes.

El tabaco no sólo se refleja utópicamente en la idea principal, sino que acompaña a profundizar en cada personaje, gracias a la movilidad de la inquieta dirección, exponiendo habilidosamente en cada uno de ellos las excrupulosas necesidades de dar una calada.

El egoísmo se muestra presente a lo largo de toda la película, en la que la mayor preocupación de cada uno es su propia situación, relevando a un segundo plano las vidas ajenas, a menos que resulte beneficioso una coalición entre ellas.

El atractivo de toda la película ha comenzado a surgirme a partir del minuto 45, tras una presentación que, a pesar de su aparente ligereza, resulta bastante espesa.

Cuando he visto que William Faulkner había metido la zarpa en el guión, he sabido que no podía salir nada malo de él. Claro que, de igual modo, he sabido que tampoco podía salir nada comprensible a simple vista de él.

La película tiene coherencia, pero para hallarla por completo es necesario un análisis bastante exhaustivo de ella, y ante todo, no desesperarse ante el monumental desconcierto que implica su primer visionado.

Bogart, como siempre, colosal. Y Lauren Bacall....¡Ay Lauren! Preciosa hasta el delirio.

Por momentos resulta confusa y engañosamente compleja, aunque parece que disipa todas las dudas y muestra que no es tan compleja como pretende.

El empuje que necesitaba la película y la alza por ello, es la escena del grupo a punto de arremeter contra el profesor. Tensa y emotiva.

Algunos de los nevados planos que tiene, son realmente preciosos. Y la música, bastante acertada.

Interesante película, cuanto menos.

Cuando ingieres una elevada cantidad de ácido sulfúrico y lo vomitas sobre una esperpéntica sucesión de acontecimientos, obtienes una de las mejores y disparatadas historias cargada de mordiente humor.

Con un ritmo endiablado, Guy Ritchie nos camufla unos oscuros negocios de gángsters bajo una cortina de disparatada comedia, creando casi dos horas de puro entretenimiento. Porque un buen guión, como lo es este, puede ser más letal que cualquier sobredosis de efectos especiales y elevado presupuesto.

Son muchas las escenas que nos deja para el recuerdo; desde las agresivas intervenciones del característico Vinnie Jones, hasta las delirantes situaciones que llegan a mostrarse, siempre cautivadoras, gracias a la diversidad y originalidad de sus personajes.

Otra de las destacables cualidades, es la espléndida banda sonora que posee, con dinamita como el 'I wanna be your dog' de The Stooges.

Cuando terminas de verla, sabes que es una película que vas a revisionar antes o después, y hoy me ha tocado revisionarla a mi.