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Críticas de Ignatius Reilly
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
6
7 de agosto de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale que el cine de Lynch se caracterice por su onirismo y surrealismo, vale que la película comience con una cautivadora metáfora que opone el mundo supuestamente ideal en el que vivimos con el sustrato podrido y oculto sobre el que se asienta, vale que tanto el montaje, sonido y cámara sean impecables; pero que esta película tenga una nota tan alta y tan buenas críticas es una tomadura de pelo que sólo se explica por las ínfulas de los pseudoculturetas que quieren destacar sobre el "vulgo" buscando simbolismos y metáforas hasta en las patas de las sillas del decorado.

El argumento es simple y sin giros, más propio de un telefilme de los domingos que de una película de culto. Antes del minuto 40 "ya se ha vendido todo el pescado", a partir de ese punto por mucho que se espere no va a haber ningún hecho inesperado que cambie el desarrollo de la trama, lo que produce un tedio creciente a medida que avanza el film. Pero donde más falla el guión no es en su planeza, sino en que está lleno de agujeros, personajes sin desarrollar y subtramas sin cerrar (se desarrolla en spoiler). Sumado todo ello a unas actuaciones bastante normalitas.

En cuanto a la atmósfera de submundo oscuro y putrefacto que pretende transmitir Lynch, tampoco acaba de funcionar como debería ( quizás elegir para ello la noche de un pueblo perdido de 20.000 habitantes no fuera lo más adecuado). Salvo el pasillo del bloque de pisos de Dorothy y el club de Ben, el resto de ambientes se pueden encontrar en cualquier película de cine negro. Tampoco parece que el antagonista, Frank, sea la viva encarnación del mal en la tierra sino más bien es un matón de barrio histérico , drogadicto, propenso a la violencia y las parafilias. Mención aparte merece la banda de Frank, que parecen sacados de una Nochevieja de finales de los 70.

Un 5 por el clima tétrico que transmite algunas veces, y un 6 por la música de Badalamenti y las canciones de Bobby Vinton y Roy Orbison (hay que reconocer que Lynch para esto es bueno).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ignatius Reilly
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Adiós, África
Documental
Italia1966
7,2
145
Documental, Intervenciones de: Sergio Rossi, Gualtiero Jacopetti, Ian Yule
9
11 de octubre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de los documentales sobre el Holocausto, este es probablemente el más impactante y perturbador que he visto.

Polémico. Aunque ganó varios premios, ya en su día fue duramente criticado por otros cineastas y gente del mundo académico, incluso por representantes de Naciones Unidas. Racista, fascista, eurocéntrico, morboso, manipulador... Esto quizás explique el estado de semi-olvido en que se encuentra. Que cada uno juzgue después de verlo.

Naturalista. El documental sólo narra y muestra, sin ningún tipo de reparo racial, moral o político. Alegría por la independencia, liberación, entusiasmo por el futuro, reparto de la tierra, parajes naturales; pero también venganza, resentimiento, masacres, discriminación racial o explotación medioambiental. Verás blancos agrediendo a negros, negros agrediendo a blancos, y negros agrediendo a negros. A lo largo del film se le va poniendo cara a distintos sujetos cuyas acciones llegan a unos extremos de crueldad difícilmente imaginables incluso en la ficción.

De incalculable valor historiográfico. Este documental es la única fuente audiovisual sobre el genocidio árabe de Zanzíbar, también la única grabación de los famosos mercenarios de "Mad Mike Hoare" en el Congo. Probablemente sea una de las pocas investigaciones sobre el cuasi exterminio por furtivismo de las especies de la sabana tras la independencia de las antiguas colonias inglesas del Este africano; o sobre la violencia sádica de la rebelión Mau Mau.

Una aventura de valientes. Los reporteros italianos, Jacopetti y Prosperi, estuvieron 3 años fuera de casa jugándose la vida. En Zanzíbar son recibidos a tiros por los rebeldes cuando intentan aterrizar en avioneta. En las revueltas de Tanganica iban a ser fusilados por el ejército gubernamental tras filmar el linchamiento de un musulmán, y en el último momento salvan la vida cuando ven sus pasaportes: "no son blancos, son italianos". Se adentran en el oscuro mundo del furtivismo, en primera línea de batalla en la (caníbal) guerra civil del Congo, o acompañan a una patrulla portuguesa en un enfrentamiento en Angola.

De visionado imprescindible para cualquiera interesado en África y en los procesos de descolonización.

IMPORTANTE: vean la versión italiana de 138 minutos que está colgada en Youtube, la versión americana tiene varias escenas censuradas y tiene una narración mucho más moralizante.
Ignatius Reilly
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3
24 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El algoritmo de Youtube me recomienda un vídeo viral: " The Proper Way to End Your Film". Apenas 23 segundos de escena cutre e hilarante. Siento curiosidad por conocer el origen, un par de clicks y descubro el título y que, sorprendentemente, "Blood debts" lleva ya varios años colgada íntegramente en Youtube sin que aparentemente nadie haya reclamado los derechos de autor de semejante obra maestra. Aunque más extraño resulta que haya alguien con una copia VHS de esta película y haya decidido subirla a la red. Me dispongo a verla...

La película es un despropósito ya desde la primera escena: enfoque que no para quieto, actores que recitan el guión, bolsas de sangre que se ven, música a destiempo, mal uso de la cámara lenta, ritmo atropellado, abuso de clichés, incoherencias continuas en el guión... Pero a pesar de todo, uno yo creo que puede seguir la hora y veinte restante frente a ella si la ve desde dos perspectivas cinéfilas:

Por un lado, tomándosela como una comedia de acción con toques de humor absurdo y negro que parodia en gran medida al gran éxito de los 70 "El justiciero de la ciudad (Death Wish)". Risas es seguro que no faltarán, aunque consistan en reírse de las situaciones ridículas.

Y por otro, contemplarla como si de una reliquia histórica se tratase. Un vestigio de una época de la Historia del Cine algo oscura, muy esperpéntica, con muy poco presupuesto y sobre todo (¿y afortunadamente?) olvidada. Se trata de ese cine de ínfima calidad que tras la crisis del cine B "exploitation" en Estados Unidos y Europa a finales de los 70 se comenzó a hacer en Hong Kong y Filipinas, entre otros países asiáticos, en la década de los 80.

Para ello, productoras con menos recursos que una PYME se dedicaron a encargar a directores de dudosa calidad artística pero muy seguros de ellos mismos (como Godfrey Ho o Teddy Page) que inspirándose o directamente plagiando guiones de grandes éxitos de acción de Hollywood, usando una y otra vez los mismos decorados y vestuarios, y empleando a actores norteamericanos venidos a menos; crearan una auténtica cadena de montaje de cine de usar y tirar para el público asiático.

El protagonista de esta película es el máximo ejemplo de la decadencia profesional que sufrían los actores que aceptaban estos papeles. Richard Harrison no pasará a la Historia por ser un gran intérprete, pero sí por haber sido uno de los actores más prolíficos y representativos del cine de serie B de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de ese actor que comenzó en los 60 rodando Péplums en Italia, que se pasó a España para actuar en decenas de Spaghetti-Westerns llegando incluso a ser propuesto para protagonizar "Por un puñado de dólares", que siguió rodando cine "exploitation" en Europa, y que finalmente terminó de manera bastante penosa sus años de intérprete en este tipo de producciones (ahora pasa sus últimos años de jubilado dirigiendo una empresa familiar). Actor que llegó a reconocer en entrevistas posteriores que era tan bajo el nivel de su empleadores que o bien tenía él que enmendar partes del guión o bien directamente tenía que reescribirlo de manera completa en unas pocas horas. Le acompaña otro icono de este cine desdichado, Mike Monty.


Si eres un gran aficionado al cine, estás interesado hasta en las producciones más sencillas y exóticas, y dispones de tiempo libre: adelante, puede que seas capaz de verla entera; aunque sólo sea por ver a Richard Harrison apalear y tirotear a decenas de criminales con la culminación en ese gran final que "Blood Debts" dejó para las generaciones venideras.
Ignatius Reilly
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5
15 de abril de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena nota en FA, mayoría de críticas positivas, Hitchcock y un reparto apetecible. ¿Que puede fallar? Pues una vez más estamos, desde mi personal opinión claro está, ante una película sobrevalorada únicamente por ser de "El maestro del suspense". El inglés fue un genio que aparte de por sus innovaciones técnicas y narrativas destacó por su tremenda regularidad: fue autor de decenas de buenas películas y algunas obras maestras del cine pero también de proyectos que no salieron todo lo bien que él hubiera querido; y esta película pertenece a esta última categoría y para muchos es también el inicio de su decadencia como director.

Encuadrada dentro de los géneros de la intriga y el drama psicológico, poco suspense tiene este filme y ridículas e histriónicas son muchas de las reacciones de la protagonista derivadas de su trastorno, unidas ellas a una conducta totalmente errática. Lo que impide que nos dé verdadera lástima y empaticemos con ella (se desarrolla este párrafo en la zona spoiler).

En cuanto al desarrollo de la trama, el guión va con buen ritmo hasta que hacia la mitad del largometraje empieza este a volverse un círculo soporífero que no lleva a ningún sitio para finalmente terminar de una manera un tanto absurda (ir a spoiler).

Actuaciones correctas, si Tippi no resulta convincente seguramente fuera más culpa de el guión que de ella. Sean Connery haciendo literalmente de James Bond, si bien es cierto que el personaje que interpreta guarda muchas similitudes con el agente inglés. Ningún secundario destacado.

En el apartado técnico y la fotografía resaltar como ya se ha hecho en otras críticas que por muy amante que fuera Hitchcock de los viejos métodos, las escenas a caballo y en coche resultan para una cinta rodada en 1964 tan cutres que producen risa; mención aparte del decorado de las casas junto al puerto de Baltimore, en donde no sólo se nota a la legua que el fondo está pintado sino que también es bastante palpable que las casas y las aceras son de cartón-piedra. También mencionar que al contrario que en la mayoría de películas del inglés en las cuales suele haber un plano/s que por un motivo o por otro nos impresionan y permanecen en nuestra memoria (ej: el campo de trigo en "North by Northwest" o la casa de Norman en "Psicosis"), en esta en cambio la mayoría de las escenas transcurrirán en escenarios muy ordinarios que pronto olvidaremos.

Finalmente, y pesar de todo lo anterior, la película quizás merezca un aprobado raspado puesto que Hitchcock aún nos deleita con algunas muestras de su enorme ingenio, como es por ejemplo la escena del robo a la caja fuerte. Y esta crítica no pretende denostar al bueno de Alfred, simplemente que cuando un director ha sido capaz de lo mejor, es normal que el nivel de exigencia de sus obras sea también alto por parte del público.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ignatius Reilly
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6
31 de julio de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la estrenaron estaba entusiasmado por verla. Que el director y guionista siguiera siendo George Miller infundía esperanzas de encontrar una película que mantuviera la esencia de las originales y no fuera un mero reboot con la única intención de hacer caja, pero esa esperanza no duró ni 20 minutos... Nadie duda de que estamos ante una de las películas de acción más espectaculares de los últimos años, pero de la saga Mad Max sólo tiene la estética diesel-punk post-apocalíptica y el Ford Falcon del protagonista.

Si bien es cierto que en las originales también brillaba por su ausencia un argumento y diálogos elaborados, al menos sabíamos y se nos mostraba que el personaje interpretado por Mel Gibson se llamaba Max Rockatansky, que era un policía de carreteras australiano, que tenía mujer y un hijo, que tenía amigos, compañeros y enemigos, y sobre todo, el por qué de ese carácter solitario, frío y violento. Es decir, era fácil sentir empatía y encariñarse con Max, era más humano. (más humanas eran también sus motivaciones). En cambio, en esta nueva entrega se nos presenta al ex-agente ya directamente en el desierto, una voz en off nos da tres datos (me llamo Max, fui policía, hubo un apocalipsis nuclear) y ¡ale!, a quemar gasolina y repartir mamporros. Dicho sea también que la información sobre el personaje que interpreta Charlize Theron es igual de escasa o incluso menor.

No sólo no se profundiza apenas en los personajes, sino que falla también la ambientación, algo fundamental de la saga Mad Max. En la saga original había una clara evolución: en la primera entrega la civilización y las instituciones aún existían, pero intentaban sobrevivir a una brutal crisis del petróleo que las conducía a un colapso que ya se palpaba. En la segunda entrega la guerra nuclear, consecuencia de la crisis anterior, acaba de terminar con la civilización como tal, y los supervivientes se dividen entre los que aún conservan su humanidad y los que son meros depredadores. Finalmente, en la tercera y última película de la saga ochentera el mundo de hoy no es ni siquiera un recuerdo en las gentes que pueblan la Tierra ( o lo que quedó de ella), las cuales viven de manera tribal y cuasi prehistórica. En Mad Max: Furia en la carretera se prescinde de todo esto y se nos presenta un producto ya procesado (que además a veces es tan esperpéntico que produce risa en vez de decadencia). No importa el contexto, sólo la adrenalina.

En definitiva, Mad Max: Furia en la carretera es una buena película de acción que no aburre en ningún momento y suspenderla sería injusto, pero eso es lo que es, una película de acción. Poco o nada quedó de aquella humilde producción australiana independiente. La saga Mad Max terminó en 1985, y Max Rockatansky sigue siendo Mel Gibson.
Ignatius Reilly
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