Hasta hace poco el cine Oriental emulaba, de alguna manera, el estilo Hollywoodense. En esta ocasión, veremos una película de origen americano, adaptada a la presuposición anterior, por lo tanto, estamos hablando de una “remasterización” de la imitación...
Dejando de lado eso, si es que se puede, el director intentará sumergir al espectador en la frialdad, indiferencia y templanza que, al menos se imagina en el cine, para un espía o asesino a sueldo.
El problema se presenta, en que el director intenta definir al personaje desde la obviedad y; a partir de allí; todo lo anterior carece de sentido.
“Bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán todos nuestros defectos…” Jacinto Benavente.

Según Voltaire, la locura es pensar en demasiadas cosas en serie demasiado rápido, o de una sola cosa demasiado exclusivamente. En esta película el protagonista nos demuestra que hay una tercera opción que nos puede llevar a la locura, y esta es la realización de las dos primeras opciones a la vez.
Locura, delirios, cordura y sensatez, misterio, terror y acción, traición, encuentros y desencuentros. “Delirium” lo toca todo, lamentablemente el ritmo no acompaña, Topher Grace no es el actor indicado para interpretar el papel del protagonista y el final parece pensado para una película de serie B.
Al final el director consigue que “Delirium” sea solo eso...

“La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.” (Jose Luis Borges)
Muerte y vida, esa es la trama de cualquier película de zombies. “Soy Tóxico” no será la excepción. En esta película la vida y la muerte irán de la mano hasta tal punto que el protagonista recorrerá la delgada línea difuminada que separa a estos dos conceptos confundiendo al espectador.
Una película de zombies igual a todas pero distinta al resto, en ella se plantea un comienzo diferente y presumiblemente lógico, una amplificación explosiva, común y predecible y una culminación curiosa que terminará por unir a la vida con la muerte y nos dejará un mensaje: “Algunas veces la muerte encierra en un ataúd a dos corazones...”

Según el Marqués de Vauvenargues, “El arte de agradar es el arte de engañar”. En esta película, él manipulador, se convertirá en víctima.
Un protagonista soñador, cree haber dado con la solución para su propósito. Su ego y su seguridad lo llevan a subestimar a la fragilidad , fragilidad que oculta a la locura, la ambición, la insensatez y el miedo.
Un film algo lento, un misterio predecible y un desenlace anunciado enmarcado dentro de un final completamente inesperado, hacen de esta película una elección mediocre, extrañamente...entretenida...

Cuando emprendes un viaje de venganza, comienza por cavar dos tumbas: una para tu enemigo y una para ti, dijo alguna vez Jodi Picoult y según yo lo veo, esta es la premisa de esta película.
Un film diferente, donde no se podrá negar la originalidad de la idea.
Un protagonista que nos demuestra que la calificación de “Don o Castigo” depende de nuestras decisiones y que la venganza, en manos de un iluso, termina siendo su castigo.
La recomiendo.