Hay que considerar primero que The Mist no es un film sobre mounstros, es un film de terror donde su perspectiva y sus propósitos se alejan del convencionalismo explícito del género.
No es el terror que tiñe la pantalla de sangre, es el terror que sugiere algo y que nos invita a reflexionar. El desafío que adopta Darabont radica en ubicar al miedo a partir del comportamiento que las víctimas adoptan frente a una situación que los desborda. Y para ello no considera necesario pasear a los mounstros todo el tiempo sobre la pantalla ni abusar de los efectos visuales.
La tarea no resulta fácil, ya que la dinámica del film, teñida de sobria realidad, intenta conmover al espectador a partir de la angustia que sufren sus personajes. La niebla se instala y conlleva sus misterios que sus victimas intentarán revelar y soportar (si es que
pueden).
En este microclima de encierro, los protagonistas apelarán a cualquier recurso frente a una amenaza exterior, hostil y desregulada, hasta el punto de alienarse con extrema convicción al discurso de una psicótica manipuladora mas peligrosa que los mounstros ocultos en la niebla
(mérito logrado gracias a la excelente actuación de Marcia Gay Harden).
Por estos aspectos no hay que dejarse engañar, ya que The Mist no es un film fácil de asimilar. Su final demoledor y poco optimista, su estilo "paso por paso" y detallista nos sumerge en la psiquis de sus protagonistas y el modo de mostrarnos a los mounstros en forma casi indirecta obliga a que nuestra imaginación trabaje horas extras. Por momentos me dió la sensación de estar viendo un documental de suspenso.
Es casi la misma escencia que nos provoca el haber leído la novela en la cual se basa, aquella en la que Stephen King nos demuestra como el terror logra que la sociedad recurra a sus comportamientos mas primitivos e irracionales cuando se encuentra amenazada.
Por todo esto, The Mist funciona a la inversa. Los protagonistas no son personajes de cartón que van desapareciendo uno por uno gracias al villano de turno o al propio deseo del espectador. Cada muerte duele, cada intento de escape nos hace sufir. Incluso los villanos del film (mounstros humanos o no) son mucho más que personajes de dos dimensiones.
Darabont ha demostrado que la historia no tiene que estar ambientada en una prisión para poder realizar una muy buena adaptación de una novela de Stephen King.
Y esperemos que no pasen muchos años mas para ver otro film de este genial director.