Un absurdo, vulgar, falso y facilón título español para una estupenda película. Porque de lo que habla "L' auberge espagnole" es de las inquietudes de la juventud, esa etapa de la vida en la que uno desea comerse el mundo. Y no es en absoluto una película dirigida exclusivamente a los jóvenes, ni mucho menos a universitarios y estudiantes de Erasmus: es una película para todo tipo de público, especialmente para un público inteligente y con sensibilidad.
Es admirable el modo en que son presentados y definidos todos los personajes de la película, cada uno procedente de una nación distinta; se presta atención a cada uno de ellos, se les cede su justo protagonismo (quizá sea el personaje de Audrey Tautou el menos memorable...), todos ellos poseedores de unos grandes y estudiados diálogos (un consejo: para apreciar la película en toda su esencia, véanla en versión original.)
Junto a la también francesa "Amelie", una de las películas más optimistas que uno pueda descubrir, digna de tener en nuestra colección de DVD (ay, pero lástima de título español, de verdad... no se guíen por él).

Una auténtica joya que, como toda buena película, tiene múltiples lecturas. Con una envoltura de trama policial y una narración fascinantemente críptica, este film del maestro Lynch es una despiadada crítica a esa llamada fábrica de sueños que es Hollywood y una lúcida reflexión moral acerca de la vida que uno desearía tener y que luego se convierte en un sueño frustrado. Pero,ante todo, es una sobrecogedora historia de amores traicionados, brillantemente redondeada por un indescriptible final. Altamente recomendable para los no iniciados en el universo del hombre que adora los otros mundos que están en este: David Lynch.

Una pelicula entretenida, fresca, cuyo visionado llega a estimular durante sus 90 minutos. La siempre interesante idea de una misma situación vista con diferentes hipótesis y finales distintos se plasma aquí en una película moderna, un saludo de bienvenida al comienzo de siglo(se estrenó en nuestro país en el año 2000). Franka Potente, mi nueva musa con sólo ver esta película. Por otro lado, no soy seguidor de la música electrónica, pero aquí he de reconocer que se ajusta como un guante a sus frenéticas imágenes( junto a otra gran película estrenada este mismo año: la música electrónica de Clint Mansell en la desoladora y tremenda "Réquiem por un sueño").
En spoiler comento una idea del film que me gustó muchísimo.

Reconozco que no tenía demasiadas expectativas puestas en "Tiro en la cabeza", pero me sentía en la obligación de ver una película en pantalla grande de uno de los genios inminentes de nuestro cine. Rosales ha caído en el mismo error que muchos grandes artistas del cine español y, por extensión, del cine en general: ofrecernos más de lo mismo pero con peores resultados. Ha vuelto a sus mismas ideas, a su misma esencia, a su idéntica manera de rodar... y me ha decepcionado en esta ocasión.
A Rosales le da pánico y rabia el terrorismo de ETA y ha querido denunciarlo, pero es lo único plausible de esta su tercera película de eternos 80 minutos.
Por hablar de tres grandes artistas españoles contemporáneos, ya me pasó con Almodóvar ("Carne trémula", 1997), con Julio Medem ("Lucía y el sexo", 2001) y con Marc Recha ("Las manos vacías", 2003) que, repito, ofrecieron más de lo mismo... pero peor.
Sin embargo, sé que el señor que consiguió aterrorizarme con la historia de Abel en "La horas del día" y conmoverme con la espléndida "La soledad" nos tiene preparados viajes más estimulantes.

A veces me pregunto cómo es posible que se financien basuras como esta peliculilla en cuestión. Porque el film es un desfile de imágenes sin sentido y diálogos absurdos, que en lugar de ser dichos por sus personajillos, parecen escupidos por un tipo que al escribir el guión ya está harto de ser director de cine, aun siendo primerizo.
Utilizando el sexo explícito como su supuesta mejor baza, la película es mala de narices por varias razones primordiales: no encuentra su tono adecuado, es decir, no sabe si oscilar entre la comedia cachonda o el drama más trágico; hay personajes desdibujados (caso del marido de la terapeuta sexual o el vecino voyeur) y tiene un final abrupto, sin claras intenciones resolutorias: ¿todos seremos más felices y los problemas se irán solos asistiendo a un club donde se practica el sexo libre? La pregunta queda en el aire...
Y encima aquí se confirman las mayores ofensas: los homosexuales son promiscuos, las terapeutas sexuales son frígidas y... ¡no tienen clara su identidad sexual!, los mismos homosexuales no se aceptan a sí mismos y quieren suicidarse, aun disfrutando como cabras de los polvos más desenfrenados; los políticos son unos reprimidos, los/las masoquistas son así porque tienen carencias afectivas... No siga así, señor Mitchell, porque si lo que pretende es rebelarse contra el mundo, me parece que no lo está consiguiendo.
PD: Tras ver esto, pensé que estaba tardando en volver a ver "9 Songs", aquella otra bazofia pornográfica de Michael Winterbottom, pero al menos tenía buena música.