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Bolivia Bolivia · La Paz
Críticas de TANO
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
6
25 de agosto de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ese título le hubiese quedado mucho mejor a la película, incluso hubiera tenido algún vínculo con “El Chavo del 8” (me refiero a uno de esos capítulos de la fiesta de la buena vecindad que tanto nos hicieron reír). No obstante, aquí esta uno de los trabajos filmográficos más original de Chespirito. Esta película del género “cine dentro del cine” es un entretenimiento decente para toda la familia.

Cierto que don Roberto Gómez Bolaños lo hizo mejor en televisión que en cualquier otro medio. Por ejemplo, a mí, el Chanfle 1 me aburre, el Chanfle 2 es mejor pero recicla un argumento visto en “El Chapulín Colorado”. Si se trata de libros, pues “Sin querer queriendo. Memorias” es una estafa, pero no cabe duda que talento y sentido crítico le sobraban a Chespirito, por eso, “Charrito” es una combinación aceptable por su mención a los estereotipos del western (los mexicanos retratados como tontos, malos o tontos malos) y los ingeniosos juegos de palabras (en este caso con ayuda de una edición malintencionada).

Hay quienes dicen que Chespirito no hubiese llegado lejos sin el gran elenco que reunió para sus proyectos, quizá tengan razón. En “Charrito” se lucen tanto María Antonieta de las Nieves con una buena parodia de las divas del cine de cualquier país y de cualquier época. También Rubén Aguirre como un serio director de cine lidiando con un tacaño productor y una insufrible actriz.

¿Todas son loas para el filme? No y mil veces no. Chespirito arruina su película por devoción a Florinda Meza (dos tetas jalan más que dos carretas) quien hace un personaje plano, patético y lo peor, demasiado cantarín. Incluso hacia el final de la película, el personaje interpretado por Chespirito gira hacia la demagogia más innecesaria.

En resumen, "Charrito" se puede ver, tiene gran porcentaje de chistes nuevos e incluso sostengo que es mejor que su par de chanfles.

Lo mejor: El estreno de la película de Estrellita Pérez en ese pueblo olvidado por Dios (¿O será el partido PRI?)

Lo peor: La secuencia musical de Florinda Meza y la no participación de Edgar Vivar
TANO
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6
9 de septiembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo admito, mi calificación a la cinta es excesiva, pero como boliviano puedo asegurar que en mi país esta es una de las películas más queridas por mis compatriotas (al menos los de la segunda mitad del siglo XX). Sus defensores alegan que sirve como una metáfora de la integración entre bolivianos (el camionero paceño y el ayudante cruceño) pero cualquier otro que tenga ojos no tardará en encontrar que tal postura es muy superficial.

“Mi socio” es un drama débil con tintes cómicos fallidos. Aún así, como espectador uno llega a enternecerse y el mérito le corresponde a David Santalla interpretando a un camionero picarón pero de buenos sentimientos, a final de cuentas. Sobre Gerado Suarez (el niño ayudante) se puede decir que cumple sin ser un intérprete. Otro factor que el director usa para su beneficio es la explotación del paisajismo en una fotografía tolerable.

La fórmula para esta película es ser una road movie con dos personajes que al principio tendrán que soportarse pero después de algunas peripecias formarán un vínculo de cariño, nada nuevo bajo el sol. Para tener cuatro guionistas, al libreto le falta originalidad, comedia (de la buena), y visión crítica (sobre cualquier aspecto, ya sea político, económico, social).

En síntesis, el filme es inofensivo, explota la fama de un comediante reconocido (Santalla), posee un tema musical ad hoc (con letra poco inspirada) y arremete con un tramo final melodramático fríamente calculado para ganarse al público y más importante, a su dinero. De hecho, “Mi socio” fue un gran éxito de taquilla y causó gran agrado en el círculo de críticos bolivianos sentimentales, permisivos y piadosos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TANO
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3
16 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si “Una viuda descocada” trataba de ser comedia voluntaria, la verdad se la llevó Armando Bó a la tumba. Como siempre en las películas de este director, más importante era un rollo de papel higiénico en el camerino de la Sarli que el guión. Sin embargo, existen virtudes, Isabel Sarli parece estar más cómoda con su trabajo (posiblemente su intuición femenina le hacía saber que no volvería a encuerarse en el cine), la actuación de José Marrone casi provoca una sonrisa y el hijo de Bó, Víctor, no estorba porque no participa.

Los fanáticos de la Coca, como yo, estarán satisfechos de contemplarla. Es cierto, de encarnación morena de Venus, la Coca ha pasado de ser una MILF en sus últimos años de gloria pero no importa, la escena en la piscina es una digna despedida de aquellos desnudos de antaño. Y es de agradecer que la Sarli haya tomado la vejez con dignidad, sin pasar por quirófano para quedar embalsamada como su compatriota Moira Casán.

En conclusión, Isabel Sarli merecía conocer a un director más ambicioso con respecto al sexo, Russ Meyer por ejemplo. Debería haber sido exportada a México durante la década del 70. ¿Se imaginan el impacto de su participación en el cine de ficheras de aquella época? Sasha Montenegro era mejor “encueratriz” pero la Sarli era una hembra superior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TANO
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1
3 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cosa (película es darle una categoría que no corresponde) no tiene propósito alguno, a menos que sea descubrir cómo financia Jac Avila los bodrios a los que nos tiene acostumbrados. Avila mezcla los vampiros con sexploitation de cine Z (con presupuesto para mostrar sólo un par de mujeres desnudas y ni eso), en ambos casos su enfoque es obsoleto y rutinario. Si por lo menos Avila tratara de contar una historia diferente, pero eso es mucho pedir para este sujeto que no hace otra cosa que reciclar su esquema de mujer (Amy Hesketh) recibiendo maltrato por parte de hombre (s).

El término "vanity film" nunca fue tan exacto para describir "Muerta pero soñando", Avila "escribe", "dirige", produce (en serio me gustaria saber con que demonio ha cerrado el trato) y como ofensa final "actúa". Es seguro que un psicólogo encontraría interesante examinar las causas del desmesurado ego de este señor.

Por su parte, los críticos bolivianos han cumplido de sobra destrozando cada trabajo de la dupla Avila-Hesketh, por ejemplo, Mauricio Souza calificó a Maleficarum como un "maleficio contra el cine". Y si toca mencionar al público, no miento al contar que varias personas abandonaron la sala durante la función a la que asistí.

Se reconoce una virtud de "Muerta.......", el diseño de vestuario es casi decente y la colaboración de la alcaldía paceña facilitando la calle Jaen y el Museo Tambo Quirquincho para la filmación de algunas escenas era necesaria. En contados segundos parece que nos trasladamos a La Paz del siglo..........¡Yo que mierda sé! ¡Ni siquiera Avila le importa!

Visto un intento de Avila por hacer ¿cine?, vista toda su filmografía. "Muerta pero soñando" no sirve ni para hacerse una paja. Si te gusta el sexploitation latinoamericano, prueba con las propuestas prefabricadas del argentino Armando Bo con la exuberante (todo natural) Isabel Sarli. Bo no era nada competente pero al menos se esforzaba para ocultar que estaba contando lo mismo mientras mostraba las tetazas de la Sarli.
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TANO
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6
7 de septiembre de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siendo el sentai una interesante extravagancia audiovisual japonesa de un grupo de jóvenes con trajes especiales y robots gigantes, tarde o temprano este iba a llegar a la televisión latinoamericana. Yo fui uno de los afortunados que no tuvo que conformarse con esa basura llamada “Power Rangers”. Yo sólo vi dos de esas miniseries y voy a recomendar la mejor, Flashman.

La tierra (o para ser más precisos, la maqueta de una ciudad japonesa que aguanta explosiones, fuego y monstruos agigantados) está amenazada por el Imperio Mess, su regidor, el despiadado Ladeus está obsesionado con encontrar la mutación sintetizada perfecta para él con la ayuda de su cientítico loco – fantasma de la ópera, el doctor Kéflen. Cinco terráqueos raptados por mercenarios de Mess y rescatados por miembros del planeta Flash juran proteger a todos los japoneses (en este mundo no existe otra raza) y derrotar a las fuerzas de Ladeus.

A pesar del tono kitsch en cuanto a los efectos especiales, algunos episodios completamente tontos (hasta para un sentai), peinados y maquillaje (en algunos de los villanos). La serie es todo un triunfo por las coreografías de peleas, el carisma y la profundidad de ciertos villanos (el cazador espacial Kaura, el mencionado doctor Kéflen), las nobles y conmovedoras personalidades de los héroes (mi favorito era el flash azul, la más sexy era la flash amarilla por su hermosa cara y piernas), el diseño de los trajes del comando estelar y la tragedia en la que se ven inmersos los héroes en los últimos capítulos.

Sólo si ven la serie pueden creerme si sostengo que “Flashman” es mejor que todos los Power Rangers juntos. A diferencia de la mala imitación gringa, hay principio, nudo y desenlace con bastante coherencia interna, los personajes no son los estereotipos que uno asegura si se guía por las apariencias, la música es más que competente (no sólo la instrumental, si te gusta el j-pop las canciones de la serie son bastante pegadizas) y sí, como buen niño de los ochentas, adoraba la serie por la violencia y sangre falsa.

En conclusión, con Flashman pude entender lo que sentía mi mamá viendo sus telenovelas favoritas: la emoción, la tristeza por los escollos que superaban los jóvenes y greñudos protagonistas, la ansiedad por ver el episodio siguiente al acercarse el gran final.

Lo mejor: las conspiraciones entre villanos, la desadaptación de los héroes en el planeta tierra, alguno que otro chascarrillo y el final de la serie.

Lo peor: el obligado y absurdo combate del robot gigante con el monstruo del capítulo correspondiente sobre la maqueta de cartulina, puro relleno, aunque supongo que eso servía para vender los respectivos juguetes y/o merchandising de cada sentai.

Se me olvidaba el doblaje, unos le echan la autoría del crimen a los argentinos, otros a los venezolanos, yo sólo sé que los mexicanos son inocentes.
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TANO
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