Claro ejemplo de película americana con un tema muy interesante, la deplorable actuación de la justicia y el desamparo de los ciudadanos ante sus decisiones, que se va a hacer puñetas a la media hora cuando el guionista se vuelve loco y convierte la película en un correcalles sin sentido.
Los últimos 20 minutos de película ya son directamente demenciales y el final es uno de los más patéticos e increibles de los últimos años.
En fin otra oportunidad de buen thriller tirada a la basura, y ya van.....

Obra maestra, ejercicio de estilo, subversión del género, pura magia.... etc etc. Se han dicho tantas y tantas cosas sobre esta película, que ya queda poco por decir.
Si uno se detiene de forma racional a seguir esta historia, no hay por donde cogerla... nos hacemos múltiples preguntas y vemos que pocas cosas encajan... pero estamos hipnotizados ante ella y nos olvidamos de todo. Ahí radica el gran secreto de esta film, enseguida nos sentimos identificados con el personaje de Scottie Ferguson (espléndido Stewart como siempre) y como él nos enamoramos más y más de Madeleine-Judy o mejor dicho directamente de Kim Novak, y acabamos obsesionándonos con ella.
Lo demás como diría el gran Hitch es pura necrofilia.
LO MEJOR: James Stewart. La banda sonora de Bernard Herrman. Los títulos de crédito de Saul Bass. La belleza subyugadora de Kim Novak. El ambiente mágico del film. San Francisco. En resumen TODO.
LO PEOR: Por decir algo, la escena del juicio.
En resumen una de las mejores películas de la historia, y seguimos sin saber porqué.

Podría ocupar varias líneas y decenas de palabras alabando la película, al director P.T. Anderson (vuelve con una obra maestra como Magnolia después del fallido experimento con Adam Sandler en Embriagado de amor), al guión, la fotografía, la música, etc y lo merecerían. Pero si algo destaca por encima de todo de esta sublime película es la actuación de Daniel Day-Lewis, en permanente estado de gracia durante el gran metraje del film, fagocitando todo lo que se le pone por delante, adueñándose de nuestro interés hasta extremos obsesivos (por lo menos en mi caso). Nunca había visto una actuación tan portentosa... y dificilmente la vuelva a ver.
Absolutamente recomendable para los que aman el cine... y la vida.

Felicidad, placer, pena y amor esos son los títulos de los 4 episodios entrelazados de esta película, de grandes actores (Bacon, Garcia o Whitaker) y de mediocres actores (Gellar, Fraser o Hirsch) de Julie Delpy no digo nada porque sale 5 minutos en toda la película y tiene 4 frases.
La película destila pretenciosidad por todos los poros, quiere ser una suerte de las Vidas Cruzadas de Altman mezclada con la oscarizada Crash de Paul Haggis, y no pasa de ser un remedo de ambas.
En ningún momento te sientes identificado con ningún personaje porque no te da tiempo, y además alguno de ellos es patético (el matón de Brendan Fraser por ejemplo).
El episodio que personalmente me despierta más interés (el protagonizado por Kevin Bacon) está totalmente desaprovechado.
En resumen apta para ver un domingo por la tarde en TV cuando no tengas nada mejor que hacer.

Esta es una de esas películas que puedes ver una vez y otra, y otra, y otra y no te cansarás de hacerlo, en cada visionado encontrarás un aspecto nuevo que se te había pasado en el anterior, una perspectiva, una imagen, una frase.... Y luego tiene esa banda sonora de Michael Nyman perfecta que envuelve todo, y lo hace majestuoso.
La dirección de Andrew Niccol (guionista y director respectivamente de esas obras maestras que son "El show de Truman" y "El señor de la guerra") es inmejorable, poniendo de manifiesto en su guión, las consecuencias a las que nos puede llevar este culto a la perfección que nos domina cada vez más.