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España España · Málaga
Críticas de Nuño
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Críticas 268
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
6 de septiembre de 2023
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbieworld es el escenario donde conviven dos individuos-grupo diferentes.

Barbie. Es (son) presumida, risueña: despreocupada en su jovial indolencia. Pasa sus días en una especie de oblómovschina feliz, en tacones que no duelen, enfocada en hacer su siguiente coreografía y no pudiendo evitar estar siempre divina de la muerte.

Ken. Es (son) simplón y pueril, siempre con una sonrisa inexpresiva a cuestas, e infantil en su lucha por lo único a lo que, en ese mundo, puede aspirar: la atención de Barbie.

Todas las Barbies y todos los Ken están unidos, pese a sus diferencias fisonómicas, en una colectividad de género que anula sus individualidades. De la costilla de la Eva primigenia de Barbieworld, que es Margot Robbie, derivan las demás.

En Barbieworld, Diana de Gales, Rosalía, Teresita de Lisieux, Lady Gaga, Margaret Thatcher, Christine Lagarde y Paz Padilla estarían, como mujeres —Barbies—, mucho más cercanas entre ellas, en armónica sororidad, que del príncipe Harry, Francisco de Asís, C. Tangana, Ronald Reagan, Jerome Powell y Dani Rovira, que bastante parecido tienen siendo hombres —Kens—.

Es una coña, claro, Barbie y Ken son estereotipos de género que sólo coinciden en algo: resultan imbéciles.

...

El mundo al que Barbie y Ken arriban, en su viaje iniciático post-juguetero, es uno de masculinidad dominante.

El hombre controla todo. Satirea sin disimulos: hasta los representantes del "proteger y servir" te salivan en el escote. La mujer agacha la cerviz y sólo puede maldecir las falsas expectativas de triunfo que Barbie insufló en varias generaciones de mujeres que han acabado viviendo en un 1984 patriarcal.

Ken adquiere las enseñanzas. Se empodera, que en su caso quiere decir que aprende a ser un "señoro", y regresa a Ítaca para convertir (la simpática tiranía de) Barbieworld en (la simpática tiranía de) Kenworld.

Barbie, ahíta de encajar los micromachismos del nuevo orden de cosas, se convierte en un híbrido entre Barbie Fea y Barbie Depresión —es decir, pasa de ser empoderada, pero superflua, a ser una incapaz devoradora de tranxiliums pero con potencial para tomar conciencia de género—.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nuño
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4
17 de junio de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Tati, la contraposición entre tradición y modernidad es elemento medular; vehicula la amplia mayoría de observaciones de sus películas. No obstante, yo no veo en esta recurrente temática la agrura de la crítica ni la acidez del desencanto.

La mirada de Tati no es la del tesista, ni su tono es despiadado o incendiario.

Su mirada sobre el progreso es de poeta ingenuo, de pasmo resignado. Mucho más cercano al Dersu Uzala que no entiende, sin juzgar, cómo los urbanitas "viven en cajas" que del Chaplin que declama con vigor contra el dictador austríaco.

Creo, dicho de otra forma, que la preferencia de Tati por la vida tradicional y humilde no le impide aceptar la tecnificación de la vida cotidiana como algo inevitable, sobre lo que hacer algún chascarrillo.

Su cartero y ciclista François no imita a los americanos espoleado por un complejo de inferioridad o para revelar oscuridad tras su aparente eficiencia yanqui, sino que lo hace más bien como el niño que juega a emular aquello que le llama la atención, simplemente por el placer juguetón de hacerlo.

...

Por otro lado, el humor a la sordina de Tati es algo áspero. En esta 'Día de fiesta' destaca, para mí, su enconada lucha por subirse a la bicicleta en plena cogorza. Ahí demuestra un humor físico muy bien resuelto; aspecto, el de la propiocepción cómica, que al propio Tati le suponía un reto, seguramente porque, a diferencia del nervudo Buster Keaton y del ágil Chaplin, ambos pequeños, él era un tipo bastante destartalado no muy lejos de los dos metros de altura.

Esta película de Tati, estimable pero muy poco depurada y algo reiterativa (no deja de ser una ampliación del sketch 'Escuela de carteros'), se ve mejor como una de las bucólicas películas de campiña que hizo Renoir que como una pieza cómica o como el despliegue técnico que será la muy posterior 'Playtime'.

Gracias.
Nuño
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5
11 de enero de 2023
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 'True romance' no veo "verdadero romance" alguno, ni nada que se asemeje a una historia de amor.

La película es, para mí, la puesta en imágenes de una doble fantasía cinéfilo-adolescente de Tarantino.

...

A Quentin no es difícil imaginarle, en su juventud temprana y no tan temprana, consumiendo de manera inmisericorde carne cinematográfica de toda textura y tendón. Un incansable ratón de videoclub, cómodo entre los tiroteos de Fuller o de algún spaghetti-western rodado en Tabernas, a gusto junto a los antropófagos de Lenzi o Deodato, vagando por el Harleem de una blaxploitation de perfil bajo o absorto ante los seiken que se intercambian dos actores especialistas en karate.

Es decir, a gusto en un mundo marciano hecho de todo aquello que haría que cualquier chica se esfumase de su lado en la barra de un bar, ya sea la prostituta de 'Sin perdón'.

Entonces, en el obligado celibato que conlleva su irremisible extravagancia y sus gustos de bicho raro, inventa a Alabama. Una chica voluptuosa, todo tacón, risa y escote; "mojada, jabonosa y resbaladiza", tan vulgar como él, tan sexual como cualquier sueño loco, experimentada pero voluntariosamente monógama y, sobre todo, dispuesta a escuchar con entrega y embeleso sus peroratas sobre Sonny Chiba y el kung-fu. Alabama se le aparece por primera vez, cómo no, en la oscuridad de una sala de cine.

Así pues, un siempre discreto Christian Slater interpreta a Clarence, que es más o menos la visión que el joven Quentin quería tener de sí mismo, pasado por el filtro de la cinefilia. Y, ahora, no sólo anda follisqueando con una rubia despampanante allá en la cabina de teléfono en la que les visite el arrebato, sino que también se convierte en el chico listo y avispado de la película, el que le roba la droga a los malos y siempre va un paso por delante de todos los hampones. Slater-Clarence-Quentin se pasea entre una plétora de rotundas presencias cinematográficas, como son Dennis Hopper, Victor Argo, Christopher Walken, Tom Sizemore, Gary Oldman o James Gandolfini con la seguridad de Charles Bronson.

¡Hasta el propio Elvis le dice cuánto mola!

...

Tony Scott fue firme valedor del "videoclipismo" en el cine de los 90, sentando cátedra en 'Asesinos natos'. La escena en que Clarence y Alabama follan por primera vez bien podría reutilizarse para promocionar un perfume de Cacharel: tiene el aspecto de un anuncio o de un vídeo musical. Un material literario tan personal seguramente hubiese sido manejado de forma más genuina si la autoría audiovisual hubiese recaído en el propio Quentin, quien, leo, consideró que Scott había "destrozado" su guion. No le falta algo de razón. Para más inri, Tarantino en aquellos tiempos estaba en su pico creativo.

No obstante, creo que el guion tampoco es tan interesante. Los "highlights" no dejan de ser ocurrencias de una irreverencia algo infantil, como el cuento de los sicilianos y los genes beréberes (si hoy alguna Universidad británica o estadounidense pone su lupa retro-censora sobre esta escena, bien podrían procurar barrer la película de la faz de la Tierra) o escenas como la de la escucha con Saul Rubinek, cuya tensión está mal resuelta, por involuntariamente cómica, y que acaba casi pareciendo una parodia de 'Atraco perfecto'. Hay un Tarantino aquí, pero a medio hacer.

En general, la veo como una divertida pero superficial invención juguetona en forma de thriller, obra de un cinéfago consumado que hubiese dado lo que fuera por ver la trilogía del dólar de un tirón, junto a una Alabama que escuchase con delectación sus observaciones mientras le hurga en la bragueta y frente a un Lee Van Cleef que jamás hubiese osado a retarle a un duelo de revólveres.

Gracias.
Nuño
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7
8 de enero de 2023
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de algún escarceo con los consabidos y casi apolillados tics de género, como son...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nuño
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8
17 de octubre de 2022
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre mitologías cinematográficas y sensualidades cinéfilas inveteradas, yo me advierto en la posición del espectador desapasionado. Ni Marilyn ha jalonado mi periplo como espectador, ni he prestado particular atención a su carrera cinematográfica.

No he esperado de 'Blonde' nada más que aquello que, en esencia, es: la visión estética que el director Andrew Dominik ofrece sobre la vida emocional de una "mujer en apuros" llamada Norma Jeane, que a menudo se disfrazó de Marilyn Monroe, otra mujer que no era ella.

...

Me temo que gran parte de la controversia respecto a 'Blonde' reside en que, aunque no sea mi caso, es una película que provoca inevitables y frustrantes expectativas.

. El espectador casual de Netflix esperará seguramente el biopic potencialmente galardonable, académico en el sentido blando del término, trufado de emociones amables y moralejas constructivas en la línea de 'El discurso del rey' o 'Invictus'; línea que, obviamente, no pretende seguir. Está más cerca de la autoría experimental, quizás de Gus Van Sant y el Kurt Cobain de su 'Last days'.

. El espectador ideológico buscará en Marilyn a una mujer del siglo XXI viajando al segundo tercio del XX, desafiando de forma extemporánea variadas opresiones misóginas y patriarcales, en esa franja de los años 50 y 60 en los que la plenitud y muerte de una mujer "cosificada" como Marilyn casi coincide con la eclosión de sus opuestas Kate Millet, Betty Friedan o Simone de Beauvoir. A excepción de un escabroso, y muy torpe, pasaje con cierto presidente estadounidense, este tema está presente de manera muy secundaria y defraudará al espectador político.

. El espectador cinéfilo, o mejor dicho, que busque la rigurosa exploración biográfica, con cierto tono encomiástico, tampoco hallará mucho alimento. No se identifican los puntos fuertes de la personalidad de Marilyn para elevarlos, ni se busca el dato exhaustivo de su vida. No se "amplía" el círculo de su biografía. Es más, la película se presta a la fabulación, a la especulación. ¿Qué sabemos acerca de los anhelos de Marilyn sobre ser madre?, ¿qué sabemos de ella, aparte de una mezcolanza de impresiones superficiales e ideas generales?

Ella no es más Marilyn que Betty de 'Mulholland Dr.'. Y, sobre todo, es una niña que se hace mujer buscando a su padre.

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Norma es algo trivial, profundamente incompleta y casi siempre una lágrima acompaña su lunar. Es una mujer con tendencia a la autodestrucción y una necesidad casi patológica de agradar.

Se siente insuficiente ante una madre que, como aquel "hombre repulsivo" del libro de relatos de David Foster Wallace, la considera el motivo de su fracaso sentimental y, por ello, la repudia. Norma no reacciona con odio, sino queriendo que su madre la quiera, en una suerte de síndrome de Estocolmo emocional.

Se siente indigna frente a su visceral marido Joe DiMaggio, quien espera de ella el recato de la buena y sumisa esposa y la exclusividad de su desnudez, ante la cual hay un palco de flashes, bocas hambrientas y masculinidades desaforadas.

Se siente inferior a los intelectuales con los que se codea su siguiente marido, el dramaturgo Arthur Miller. Ella leyó, y seguramente adquirió cultura y conocimiento, pero incluso eso parece ser fruto de una servil inseguridad.

Sólo la vemos completa, risueña y radiante, en una suerte de unión adolescente, primaria y juguetona, con otros dos habitantes de las sombras de la fama, hijos-apéndice de las glorias de Charlie Chaplin y Edward G. Robinson.

...

Evito, casi categóricamente, hacer referencia en mis opiniones en FA al criterio de otros espectadores, ya que tanto mi opinión como la de cualquiera aquí no deja de ser algo irrelevante, pero me asombra que una película con escenas cinematográficamente tan imponentes como la de la luz de la tarde declinando sobre los pies de una ya occisa Marilyn o el del despertar de la hija en brazos de una madre que la lleva a "visitar el infierno" de un auténtico Hades en Los Ángeles, tenga calificaciones tan lamentables. A nivel visual, remite al mejor Malick, aquel de la también menospreciada 'El árbol de la vida'. A nivel puramente audiovisual, y con todos sus excesos, 'Blonde' es una película que juega en primera división.

...

La vida de la niña que busca con encontrar a su padre, ese hombre apuesto cuyo retrato se sostiene sobre una pared resquebrajada, acaba cuando entiende que no hay padre que encontrar.

En el baile casi lisérgico de una mujer adicta, ella abandona el tan deseado cuerpo de Marilyn, de cuyo esplendor, que ya no verán más las pantallas de Cine ni tocará hombre alguno, no le cuesta desprenderse.

En esa niña, que es huérfana pero que gime que tiene padre y madre, reside el corazón de 'Blonde'.

Gracias.
Nuño
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