Me explico: el fetichismo del tío, el momento fálico de la vaca, el perro atado, la cruz de navajas, la última cena, la corona ardiendo, el fetichismo de ella, el ángelus con el trabajo de los demás, el juego bajo el árbol del ahorcado. Cada uno por separado es un puntazo, pero falla el enganche. Bien unidos darían pie a un puzzle fabuloso; en cambio, se queda en un patchwork (trabajo de parches, literalmente) en que una pieza es bella en si, pero no tiene nada que ver con la contigua.

Si nos creemos que en una isla de Costa Rica hay dinosaurios y plantas antediluvianos creados a partir de sangre fosilizada, ¿por qué no hemos de creer que en los bosques noruegos cercanos al círculo polar ártico haya criaturas antropomórficas que se alimentan de piedras y carbón? Después de ver Godzillas, Kingkonges varios, alienígenas pone huevos y demás retahila de criaturas fantásticas, llega un nuevo vecino a la comunidad. El compañero/enemigo torpe y corto de luces de David el Gnomo, pero desprovisto de la entrañabilidad del personaje de los dibujos. Presentados aquí como verdaderos peligros a los que hay que destruir siempre que abandonen su reserva y entren en las proximidades de las localidades habitadas.
Buena reproducción de las criaturas, interactuando con el medio o las personas de una forma realmente creíble (que lejos quedan las imágenes de aquel muñequito encaramado en la maqueta de Empire State Building intentando quitarse los aviones de encima)

Al menos, a día de hoy. ¿Qué raro, no? Porque tiene una buena historia con una gran premisa (el querer saber por el placer de aprender), con buenas actuaciones, una banda sonora inmensa (ese 'Papa, can you hear me?' emociona hasta cuando lo canta Nelson en los Simpson); la ambientación convence de todas, todas... incluso el final tiene su razón de ser *spoiler.
Las pocas críticas que hay la ensalzan más que la denigran, incluso las dos con las peores notas (un 4 y un 5) le ven bondades... entonces, ¿a qué tanto 6 y 7?

El 12 de mayo de 2010, a las 16:45, en el trayecto de Salamanca a Barcelona tuve un accidente de circulación; porque pasé por el km 220 de la N122 en el momento en que caía una tormenta de granizo (en esos 500 metros de carretera) que hizo que mi coche saliera de la calzada; porque me detuve 20 minutos a comer 2 horas antes; porque salí de Salamanca por la carretera de Valladolid; porque tuve que entregar unos paquetes en un polígono cercano a esa carretera; porque mi pareja se empeñó en entregar esos paquetes; porque salimos de casa a las 11:45; porque tuvimos que acabar un encargo; porque no salimos por la carretera de Madrid; porque nos llamaron por teléfono a las 8:45; porque se había muerto un familiar de mi pareja.
Cuantas veces he querido yo volver a entrar en el coche, con las ruedas mirando al cielo, volver hacia atrás y cambiar UNO solo de los acontecimientos anteriores, para evitar ese accidente (la granizada se produjo durante 10 minutos en ese punto exacto del viaje; cuando llegaron las asistencias, la carretera ya no tenía practicamente rastro del granizo), pero es imposible. La vida, al contrario que el recordado programa de Paco Costas, no te da una segunda oportunidad.
Por eso el título, porque lo que ya ha pasado no se puede cambiar, es irreversible.
Y por eso nos presenta la película con este extraño montaje, para que no sepamos a son de qué tanta violencia y sólo al final, lo comprendamos y, porque presentándolo en el orden normal, querríamos saber qué era capaz de hacer el protagonista tras los hechos; así, sólo nos interesa el por qué es capaz de hacer eso, qué ha desencadenado ese comportamiento animal y primitivo.

Pero, vamos a ver, culo inquieto, so desgraciao'... ¿Donde vas a estar mejor que en el paraiso? Tienes curro, dinero, sí a todo (como en Windows), mujeres (porque puedes tener todas las que quieras y sin que se mosqueen) ¿Y te lo juegas todo porque la bebida no emborracha? ¡¡¡Gilipollas!!!



O... no tanto; porque, a pesar de todo, falta algo, ¿verdad? Calor, sentimiento, cariño, amistad... niños.