Los ochentas también llegaron a los países soviéticos y nos dejaron cintas tan interesantes cómo esta. Los principales puntos fuertes:

un diseño de producción muy trabajado (que curiosamente me ha recordado al gran Moebious) y "neonista" que construye una atmósfera enrarecida y febril que podría ser del gusto de los seguidores del giallo más esteta.

unas actuaciones más que convincentes

una reflexión interesante (pero no muy sútil) sobre la necesidad de soñar para vivir

la construcción de un mundo cerrado y claustrofóbico que nos mete en la historia a empellones, a pesar de una trama bastante inexistente

Emocionante película... si le pillas el punto. Si ese no es el caso es la típica cinta en la que uno puede acabar de mala hostia por lo maniqueo de su planteamiento y lo bufo de su desarrollo. En cierto sentido me ha recordado a otra fábula cinco años anterior, Comida Sobre La Hierba de Jean Renoir; ambas contraponen de forma bastante brusca dos formas de entender el mundo, una racional y otra emocional, sin atender en ningún momento a las zonas de sombra ni a los solapes entre pensamiento y sentimientos. Pero al contrario que en la cinta de Renoir, la forma de mostrarlo, llena de humor y joie de vivre, sin regañinas ni grandes aspavientos, me ha acabado enganchando a pesar de mis iniciales reticencias y de una actuación del propio Jules Dassin más pasado de rosca que Lina Morgan multiplicada por Millán Salcedo... bueno, igual tanto no, pero nos entendemos :)

Ojo, los que esperen aquí al Dassin de los filmes noir, se pueden llevar una hostia de considerables dimensiones. Esta cinta no tiene nada que ver con la aspereza y sequedad de The Night and the City o Rififi, la cosa, como ya se ha dicho, va más por el camino bufonesco de Tobacco Road de John Ford o God's Little Acre de Anthony Mann.

Y para acabar, ¡todos a la playa!

Por dos razones.

1. Se concentran los mejores sketches, según el criterio de los autores, claro, no con el de cada uno de sus seguidores.

2. No hay risas enlatadas como en la serie, que es el peor truco de la historia de la televisión, y el que a mí más me repatea.

Y también tecnicámente es mejor; cuando existe un cambio de interiores-decorado a exteriores no hay esos cambios tan bruscos de iluminación que se dan en la serie.

En el debe de la película figuran algunos movimientos de cámara pretendidamente elegantes, que supongo serán cosa del ego del director.

Esperando que me destripen los fans de la serie me despido atentamente.

Drama juvenil que sumar a otras cintas surgidas al amparo del lento avanzar del punk por los EEUU, que si, si, está dirigido por Lou Adler, el famoso productor y músico que contribuyo a edificar el blue-eyed-soul-pop de Los Angeles.

Mirad, soy de los que cree que lo de la política de los autores es un camelo, una trangallada. Ganas de simplificar el hecho de que una película es quizás el más complejo de los objetos artísticos que el ser humano ha sido capaz de crear en su tambaleante andadura, y por tanto, una obra colectiva en la que incluso un mal director puede ser obviado por un muy buen equipo y acabar funcionando. Así que quizás la culpa no fuese de Adler, pero la peli va a empellones, no tiene ritmo. A mayores, mezclar la sequedad típica del cine setentero yanqui con una fabula tan simplona me ha parecido un error de principiante.

En fin, que la peli acumula tantos fallos que comprender su status de culto solo puede hacerse desde la consideración del film cómo una historia que predice el advenimiento dentro del pop del feminismo encarnado finalmente por Madonna, el de la mujer sexual con pleno control de su vida... un concepto que, claro está, no era una verdadera novedad (Mae West, etc.), pero que se había perdido algo tras los puritanos y pacatos 50s y que ya llevaba varios años intentando ser explotado por la industria en forma de productos pop tan curiosos como Missing Persons (una banda formada por ex-músicos de Frank Zappa, con Dale Bozzio, ex-modelo de Hustler, de frontwoman... a la que la Ciccone le robo el típico hipido que tanto caracterizó su primerizo estilo vocal), Blondie o Plasmatics. A todos estos grupos, evidentemente, les faltaba el hecho fundamental de que seguían esa formula de mujer al frente de un grupo de hombres... por lo que siempre va a recaer sobre ella la sospecha de ser una mera marioneta en manos del resto de músicos de la banda. Y en eso si acierta la peli de Adler, en darse cuenta de que las mujeres necesitaban/querían una líder sin ninguna mancha de sospecha de ser un mero instrumento de los mandamases (masculinos) del negocio.

En todo caso, la cinta se deja ver sin dar dolor de cabeza ni aburrir en demasía y además es una oportunidad de ver al corazón de los Sex Pistols con Paul Simonon de los Clash cuándo aún eran jovenes de, más o menos, buen ver y a Fee Waybill, el líder de los excentricos The Tubes, parodiando el rol de glam-rock star que ya había parodiado con su banda en directo. Si con eso os llega...

Oportunidad desaprovechada de mostrar la historia del futbol. La cinta intenta ser simultaneamente amena y rigurosa, pero no existe un equilibrio entre estos dos polos. Las dramatizaciones pueden resultar interesantes para conseguir la atención de la generación del movil, pero restan eficacia al relato, por muy logradas que estén, cosa que nunca sabremos.

Solo consiguió atraparme este documental al relatar el cisma definitivo entre rugby y futbol (algo que deberían ver/conocer los aficionados al juego "viril" para enterarse de que rugby es rugby y futbol no es rugby), así como la evolución de la normativa en el siglo XIX, y ello porque soy aficionado al futbol, sino ni eso.