Acción trepidante y buenos diálogos son la base sobre la que se construye esta "Collateral" de Michael Mann. Si, además, le sumamos dos buenas interpretaciones (Tanto Cruise como Foxx se adaptan a los personajes de fábula) nos encontrtamos con una película realmente entretenida que, pese a que decae en algunos tramos, echa los restos en su estupendo desenlace.
Pero lo que de verdad hace diferente a "Collateral" es que prefiere apostar por que conozcamos a los personajes y su comportamiento ante situaciones límites en vez de centrarse exclusivamente en la acción, por lo que la película se ve dotada de profundidad (en contra de la mayoría de productos de Hollywood de este rango, que prefieren baños de sangre y despliegues de armas por encima de cualquier cosa).
Por último voy a volver a mencionar a Jamie Foxx, un actor en estado de gracia que se ha visto recompensado con el Oscar por su interpretación de Ray Charles pero que, además, recibió otra nominación por su estupendo trabajo en "Collateral".

Richard Linklater vuelve a sorprender al público con esta deliciosa secuela de la hermosa "Antes del amanecer". Si en la película original conocimos cómo se cruzaron los destinos de Jesse (Ethan Hawke) y de Celine (Julie Delpy) en un tren camino a Viena y la historia de amor que surgió entre ellos a lo largo de un día, en esta película presenciamos su reencuentro (que debió de producirse a los pocos meses de conocere, como habían acordado al separarse, pero que no se produjo).
Han pasado diez años y Jesse se presenta en París para presentar un libro en que ha plasmado aquella vivencia y que utiliza como excusa para no olvidar aqul día. Y allí se encontrará con Celine, aflorando sentimientos de culpabilidad y reproches por no haberse vuelto a ver.
Los protagonistas descubrirán entonces que aún queda algo de aquel romance en sus retinas y en sus corazones y un desencanto que les hace recapacitar sobre el rumbo que han tomado sus vidas.
Sin dudas una de las mejores películas románticas desde hace mucho tiempo.

"Algo en común" (desastrosa traducción del más convencional "Garden State") se ha convertido en una de las grandes sorpresas del cine independiente americano. Escrita, dirigida y protagonizada por Zach Braff, cuenta la historia de un joven aspirante a actor que debe volver a su pueblo natal ante la muerte de su madre.
Este viaje supondrá para Andrew Largeman (Braff) volver a sus ya olvidados orígenes y haciendo que se reencuentre con sus amigos, sus familiares y con su padre, con quien no lleva una relación especialmente buena (hay cierto asunto que cambió hacía tiempo sus felices existencias).
Además se enamorará de Samantha (Natalie Portman, que pese a su cambio de registro borda su papel), con la que volverá a "despertar" y a olvidar su anodina vida.
Tierna, romántica y con dosis de humor (Braff crea un universo de personajes y detalles que da color a la historia), "Algo en común" es un soplo de esperanza en medio de tanta superproducción. Y el talento de su director confirma que es una de las grandes realidades (y no promesa) del panorama cinematográfico.

Tim Burton vuelve a demostrar de lo que es capaz: tras ese encantador cuento que es Big Fish sube el listón y alcanza el nivel de obras como Sleepy Hollow o Eduardo Manostijeras, cosa que parecía complicada tras el tremendo fiasco de El planeta de los simios.
Esta vez se encarga de adaptar la popular obra de Roald Dahl de mismo título con un doble objetivo: por un lado, dar rienda suelta a su imaginación para crear escenarios de ensueño; y por otro, criticar de forma feroz esta sociedad consumista, cada vez más superficial y carente de valores.
La historia es sencilla: Charlie, hijo de un matrimonio que vive en situaciones precarias, consigue un pasaporte que le permitirá ver la fábrica de chocolate del gran Willy Wonka junto a otros cuatro afortunados. Un lugar mágico, con cascadas de chocolate, césped dulce, piruletas por doquier... que sirven a Burton para que desarrolle su imaginación al máximo con ese toque tan particular que tiene.
Pero, una vez dentro, se irán descubriendo la personalidad del enigmático Wonka y las relaciones entre padres e hijos. Es en esta parte donde fluye la lección moral de la película, con una cruel crítica a los niños malcriados y a sus permisivos padres.
El trabajo de Depp como Willy Wonka es muy acertado, aunque a veces da la impresión de que sobreactúa y hace alguna mueca más de lo adecuado. Y el papel de Charlie, interpretado por Freddie Highmore, transmita ternura y hace que te acabes encariñando con él.
Por último, la banda sonora es un personaje más de esta película, pues sin ella las sensaciones que transmite cada fotograma serían distintas.
Muy recomendad para todo el mundo, es una de esas películas que, cuando terminas de verla, te hace sentir mejor persona.