Lo cierto es que en Alemania muchos se habrán sentido helados después de visualizar esta película. Aún estando todos en pleno invierno en aquel país. Este filme es un fogonazo cálido hacia la conciencia de la cabeza pensante del neoliberalismo europeo y las nuevas generaciones. Su argumento abre una incisión entre todas las tribus urbanas, todos los prejuicios, los estereotipos y los estándares del llamado "mundo occidental o civilizado". Desangra el pasado con ánimo de autoconciencia presencial y encarna las ideas que están bajo la epidermis de la adolescencia actual, que sufre las consecuencias de ciertas tiranías. Vemos en carne viva lo que está pasando y estimula la reflexión sobre la sociedad que deseamos ignorar.

Podríamos pensar facilmente que se trata de una película de ficción que nada tiene que ver con la realidad. Probablemente sea el caso, a nadie le gusta pensar que su vida, su familia, sus ocupaciones son una fachada; y mucho menos una mentira. Esta infravalorada cinta refleja la situación de la mayoría de los seres humanos, pero sin embargo olvidas algo Eduard Cortés: a nadie le interesa recordarlo. Queremos pensar que somos valientes y dueños de nuestras vidas y familias. Por eso preferimos ver "Alien", señor Cortés. Porque es algo alejado de la realidad.

¿Quien quiere visualizar su fracaso? ¿Quien hace una llamada telefónica a sus familiares sintiendose desgraciado? ¿Quien recrimina a nadie ser lo que uno es? NADIE, Cortés. Porque todos preferimos vivir una mentira, por muy poco tiempo de vida que nos quede. Porque así somos más feli... porque así es más fácil vivir. No nos recuerdes que debemos afrontar la vida. No queremos saberlo Cortés. Estábamos bien así... Por eso la Crítica se limita a calificar con adjetivos a tu filme, o a decir el buen ritmo dramático que tiene, que profundizar en su mensaje.

Todos sabemos lo que significa tu metraje Cortés, y nadie se va a atrever a llegar tan hondo, por lo menos publicamente. Consuélate con eso y haz trabajos más comerciales, que es lo que todos deseamos para sentirnos agusto. Así que te equivocas Cortés: nuestra vida es estupenda. Y ni se te ocurra decirnos lo contrario; porque no te vamos a dar ni un puto premio. Es demasiado hiriente reconocerlo.

Una carrera contra la muerte impresionante, indescriptible, insustituible, hilarante, infumable, incomible, infeliz, vital, todos los sentimientos humanos encontrados en una necesaria serie americana sin tabúes: Breaking Bad. ¿Donde estaba esta serie? ¿La buscábamos a ella o ella a nosotros? Es obligatorio disfrutarla. A mi me ha hecho llorar y a más de uno le devolverá las ganas de vivir, de verdad.

Esta serie es simplemente excelente. Me cuesta creer que haya surgido esta idea en el panorama televisivo español. Ya quisieran los americanos saber hacer una crítica tan divertida y subrealista sobre la sociedad sin recurrir al humor fácil. Esta serie derrocha originalidad y se adelanta a su tiempo. Además de ser artísticamente exquisita.

Una serie repugnantemente ultracristiana, digna del mayor puritarismo implantado en el tuétano estadounidense, y que algún malicioso miembro de la Conferencia Episcopal Española tuvo la desfachatez de introducir en nuestro país para recristianizarnos y martirizarnos religiosamente todas las semanas. De todos modos, los creadores de la serie casi lo consiguen, porque yo estuve a punto de autoflagelarme más de una vez mientras hacía zapping.