Noto una gran acumulación de pretensiones alrededor de esta película. Aun después de ver detenidamente las notas y leer las críticas, algunas por lo menos, no yerro al asegurar que falta un poco de valentía y menos influencia negativa, que recoge criterio una vez abren los oídos para argumentos de gente “durísima” en esto de hacer críticas. Por decir uno, Boyero, que hace gala de las imágenes pulcras y el esteticismo, para luego ensuciarlo como con una toalla higiénica usada y escribir en tinta roja “…dudo que vaya a generar muchas pesadillas”. Y así mas o menos, porque queremos convencernos de que los listones en los films de terror, se pudren en películas de hace más o menos cuarenta años, que entre otras cosas ya nadie visita o no por algo distinto a la nostalgia. Tan sacrílego para el purista es encontrar buenas películas en la actualidad como ser testigo de que en muchos casos se ven superadas. No dejo de leer en esta página más que comparaciones. Antes fue divertido hacerle el juego, después de todo hay nombres en la historia que no pueden borrar la buena labor histriónica de un Hafstrom o un Nolan. Pero “el rito” fue la tapa, especialmente al leer argumentos tan faltos de inspiración como los de Boyero, que más parecen producto del temor a encontrar algo bueno en la actualidad, cerrar los ojos o su mente y dedicarse al idilio de recordar pasadas glorias como si se pudiera vivir de eso. Al leer con cierta simpatía, que esta “no recrea el ambiente mágico del primer exorcista de los 70´s” y que no hay otro camino para el hacedor de cine de terror que basar su labor creativa en esta película, como por supuesto, todo escritor de aventuras debe basar su obra en Julio Verne, Stevenson o Wallace. O, en otro caso, todo estado debe construirse de acuerdo a sus concepciones primigenias al menos en política. ¿Y porque defender el rito? Por lo que para mí significa expresar abiertamente que ha sido una de las mejores películas de terror que he visto, y a cambio recibir la censura, el reproche de que estuvo todo mal hecho, (especialmente) de que no iguala al exorcista y otras cosas así.

Bueno para mí no es fácil comentar esta película, que significo en los primeros años una suerte de trauma, cuando iba a la ducha. Cuando era niño nunca tuve la menor idea de la trama, solo basto ver al payaso y en mi memoria se grabaron como impresiones muchas de sus escenas. Pasados ya muchos años, leí el libro y ayer por fin, me dispuse a ver nuevamente la película. Debo confesar ahora que de terror poco, el payaso y sus excentricidades, némesis en mi infancia hoy era como una idea retostada, cocinada a fuego lento, una trémula parodia y ya sin la fuerza de antaño. Pero, aun así, rescato muchas cosas de la escala ética que presenta la película, ahora por ejemplo, la trama y su desenlace son imprescindibles y la habilidad de Tommy para acudir a los flashback es innegable, pues en escena, en el ruedo mismo, se cuentan muchas historias y todas ceden a una principal como singulares rebaños. Ahora por ejemplo, me deja simplemente atónito la fuerza que tiene una promesa o que tuvo, hoy siendo tan vacía y al escucharse en cada esquina colada en cualquier conversación de personas embriagándose o comiendo, o jurando amor. Sí, he cometido un gran acierto buscándola nuevamente y solo tengo para ella buenas excusas y buenas impresiones.

Algunos consideran extraño que Dogma se llame Dogma, esta crítica fue lo menos documentada posible así que presumo que 95 es un numero que entro en la nominación por azar, como casi todo lo relacionado con tramites y papeleo en labores artísticas. Hay momentos en los que contenido y forma son labor de trámite luego de azar. Soy de la filosofía de no tomar en serio las cosas, la forma en que se presentan o el contenido que quieren expresar, por ser lo que son, cosas, es por es digo por eso que Dogma se llama Dogma haber. Bier a quien debí conocer por fotografías inmediatamente después de ver la película, es una gran directora además de que en su juventud debió ser hermosa, pues aun con los años que le pesan lo es. Y lo es más cuando se es testigo del grado complejo y profundo de humanidad que albergan sus entrañas. En los últimos días (aunque ya es labor de medio siglo casi) he escuchado bastante la idea de formar una relación estrecha con el arte desde el cine, pero arte en el sentido estricto de la palabra, virtud para hacer algo o como RAE lo llama “manifestación humana mediante la cual se expresa una visión personal…..”, lo que más o menos logra Bier aquí, importa mucho la estética y el buen gusto a mas de que contenido y forma están felizmente casados. Es inolvidable, la música, la fotografía, las interpretación todo en ella raya de soslayo un techo que la hace única.

Ya en serio es de las mejores películas que he visto en los últimos 10 años y seguramente de las mejores que veré de aquí en adelante, siendo optimistas. El discurso del rey es ante todo estilo, de lo que fue y ya no será. No pensé encontrar tantas sorpresas en esta novela psicológica, pero vamos despacio. ¿Quién rayos es ese Tom Hooper? Sus padres lo describen como un chico normal, cuyos primeros pasos en la mal-llamada industria del entretenimiento… ¿Hay peor desacierto que llamar al cine entretenimiento? Al carajo con esto.

El desarrollo argumental de Ponyo se centra en la familia (Madre e hijo) que vive en una zona costera. Después de una más que sobresaliente introducción, empieza a la manera en la que cualquier programa de TV lo haría, un niño, su madre, la presencia invisible de un padre y una niña-pez. He tenido primos chiquis a quienes no se les puede confiar ese cuidado, sin embargo este niño, un pequeño marinerito inteligente y amable con los ancianos, resulta la maravilla. Y así se desenvuelve la historia, jugando a la par con magia y fantasía, vez colarse entre la pantalla creatividad, carisma, contenido y forma. Entre la ronda de ese espectáculo visual, que raras veces visita este vecindario, vez como la ciudad sumergida bajo el mar se convierte en una nueva aventura, se hacen a la mar y la causa es noble, divertirse un rato, nada de buques perdidos, monstruos marinos, que aclaro si los hay, pero solo se les ve pasar, zambullirse un poco entre las carreteras y cosas así. Olvide mencionarlo por el placer de la descripción, esta es la escena más hermosa de la película y lo mejor, no pasa nada, solo agua y algún que otro dialogo entre ellos o uno o dos encuentros con los habitantes de la región que sinceramente sobraron. Hay miles de cosas que decir sobre esta escena, pero el espacio es reducido me ahorraran como 3000 caracteres si la ven mas bien.

La verdad no termino de entender a que se refiere adaptación libre ni de qué forma influye en la película, esperaba ver algo como la sirenita, debo reconocer que peque de ingenuo. Tonto, pero claro, Miyazaki es un artista y todo lo que llega a las manos de un artista es transformado.