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Críticas de elbisturi
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
1
31 de agosto de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es que, efectivamente, ver esta película es una pérdida de tiempo. Shyamalan (de aquí en adelante, referido como el director de El sexto sentido) nos ofrece una película que cuando empieza, crees que tiene margen de mejora, pero a medida que avanza la película te das cuenta de que no lo va a hacer. Y es frustrante, porque el director de El sexto sentido tiene talento, como ya demostró anteriormente, y posiblemente, también después de este suplicio audiovisual.

El argumento es, a falta de una palabra mejor, extraño: una especie de virus hace que a la gente le dé por suicidarse. Y ya está. No pasa nada más. Los protagonistas de la película, encabezados por Mark “ceño fruncido” Wahlberg, van de lado a lado, como pollos sin cabeza, huyendo de algo que no ven, si oyen, ni huelen, ni sienten ni prueban. Vamos, que un bolo tiene las mismas posibilidades.

Uno de los personajes, que es profesor de matemáticas, irrita a más no poder. Se dedica a soltar porcentajes de cosas que no van a ningún sitio (o sea, como los personajes en sí). Eso también lo puedo hacer yo: el 100% de los espectadores deseaba tu muerte. Realmente, creo que aparece porque es compañero de Wahlberg, quien hace de profesor de biología, y nos suelta la causa del virus (bueno, toxina, más bien), revelado al final de la película, en la mitad de ella, pero no nos damos cuenta porque estamos muy ocupados mirando el móvil (nosotros, los espectadores al verla).

Honestamente, creo que fue rodada por lo truculento de las muertes, variadas, sangrientas y, en ocasiones, mal hechas. Cabe destacar que se nota que usan muñecos lanzándose al vacío. Es que ni parecen personas de verdad. No sé dónde se han gatado los 57 millones de dólares de presupuesto que dice la Wikipedia.

Y encima, tiene un final abierto. Vamos, que de aquí a un tiempo, igual nos encontramos con la segunda parte. Se volvería real, porque la gente se suicidaría directamente en el cine. Fijo.

El director de El sexto sentido escribe también el guion. Debe ser que se quedó sin ideas tras rodar sus buenas películas (recomiendo “El bosque”), porque tiene tela hacer una película en la que no hay argumento apenas. Como a Hitchcock, le gusta aparecer en sus películas, y ésta no es una excepción. Propongo como divertimento, buscarle. Os lo pasaréis mejor que siguiendo "el argumento" de la película.

En resumen: muy mala. Así, sin peros.
elbisturi
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9
3 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película con cuatro hermanos Marx es una estupenda parodia política en la que a Groucho se le asigna a dedo, por parte de las esferas millonarias (Margaret Dumont, como siempre) el cargo de ¡presidente! Y a partir de ahí, el caos, por supuesto.

Entretanto, Chico y Harpo son dos espías del país vecino. Que debe ser que es un país pequeño, porque cualquiera es mejor espía que esos dos, pero ahí está la gracia.

Por supuesto los diálogos es los que aparece Groucho son pequeñas obras de arte, y alguno en el que sale Chico también (“si les encuentran…”). A Harpo le dejamos, como siempre, el humor físico.

Como en cada película de los hermanos Marx, hay escenas para el recuerdo: “el coche de su excelencia” y… efectivamente, la escena del espejo, parodiada mil y una veces en series y películas. No le busquen los fallos y a disfrutar de ella. Fallos, haberlos, haylos.

Un par de pegas: la primera, la duración… es demasiado corta, y creo que por eso prefiero la ópera. La segunda, el doblaje al castellano, algo típico, pero es que molesta. Recuerdo haberla visto en una versión con doblaje antiguo, donde Groucho suelta una bordería mejor a Dumont. Además hay una línea perdida, y se nota bastante. Tal vez por eso siempre sea mejor el idioma original.

Y acabo con la música, genial, como siempre. Además, tenemos a Groucho cantando en qué va a consistir su administración. Dejo aquí traducidas unas líneas de la canción, por si el lector quiere realizar posibles comparativas. La traducción no es del todo literal:

“El último hombre casi arruinó este país/no sabía qué hacer con ello/ si creéis que el país ha ido mal/ esperad a ver lo que hago yo ahora”.

“El tema de los impuestos debe arreglarse/ y yo sé qué hacer con ello/ si creéis que pagáis demasiado/ esperad a ver lo que hago yo”.

“No toleraré nada deshonesto ni injusto/ soy un hombre estricto, así que tened cuidado/ si alguien es untado y no me da mi parte/ lo ponemos contra la pared y lo fusilamos”.

Y ya tal.
elbisturi
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2
2 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo tuve la suerte de ver esta versión antes que la europea de los años 70. Así, la decepción fue menor. Porque hay que ver cómo gusta al otro lado del Atlántico versionar buenas películas del viejo continente, adaptarlas a los nuevos tiempos, poner una cara guapa y añadir más tiros y explosiones.

La versión original está basada en un libro, es creíble y es una única historia: unos terroristas quieren matar al presidente de Francia. Ésta, en cambio, además del intento de asesinato (obviamente a una personalidad americana), tenemos una doble historia de amor con Richard Gere de protagonista. Obviamente hay que poner a un guaperas, que si no, no vende.

Pero el resto de la historia es igual al 99%. Cambia, eso sí, el arma a utilizar, que parece que cuanto más grande mejor, y no, señores. El que vea la original no se puede imaginar cómo es en esa ocasión.

Poco más se puede decir de esta película. En mi opinión no puede considerarse un remake, porque, de verdad, no mejora en ningún aspecto a la original. Destrozo es una palabra más apropiada.

Y fíjense, no le pongo un uno porque la música le da una cierta intriga.

En resumen: vean la de 1973. Ésta no.
elbisturi
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3
1 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
De vez en cuando, Hollywood nos ofrece la cuarta entrega de una saga. Craso error, porque si algo podemos aprender de la vida en general, es que si una cosa funciona, no hay que tocarla. Y para películas, el número clave es el tres. El cuatro lo estropea todo. Y esta película es el mejor ejemplo de ello.

El brainstorming que originó Indiana Jones 4 debió ser muy curioso: se plantearían ideas para películas, y en un momento dado, alguien sugeriría que sería bueno resucitar a Indiana Jones 20 años después de haberlo visto por última vez, que fue en compañía de su padre, interpretado por James Bond, perdón, por James Bond. Perdón otra vez, por Sean Connery. Se me ocurren pocas ideas peores que esa, la verdad.

Hago un inciso: Sean Connery nació en 1930, y Harrison Ford, en 1942. Es decir, que para ser en la ficción padre e hijo, en la vida real se llevan 12 años; es cuanto menos curioso.

Seguimos: pues resulta que han pasado unos años desde la última vez, también en la línea argumental, y ya no hay nazis. Así que les toca el turno a los rusos. Y ya nos hemos quedado sin tesoros que aparecen en la Biblia, así que cruzamos el charco y nos vamos a ver qué tal se nos da el terruño maya. Y claro, como no es interesante una cultura que desapareció misteriosamente antes de la llegada de los europeos, que nos ha dejado unas pirámides impresionantes, que tiene un calendario que predecía el fin del mundo (que falló, por si alguien no lo sabe aún), que hacía sacrificios humanos tras jugar partidos que eran mezcla de futbol y baloncesto… por si todo eso no fuera motivo para buscar un tesoro de la zona, pues meten a los extraterrestres. Hala. Es casi la combinación perfecta: rusos y aliens; sólo les falta un campo de arroz o de petróleo y ya tenemos toda la historia yanqui de post guerra (segunda mundial, que con estos hay que especificar de qué guerra hablamos).

Básicamente tenemos (otra vez) a un ejército supergrande, contra un tío solo. Eso sí, en teoría, al beber del Grial en La última cruzada, inmortal. Que en eso no pensaron los guionistas.

Al contrario que en la mayoría de películas, la escena cumbre la vivimos nada más empezar. Esta escena nos enseña que para sobrevivir a una explosión nuclear, ni búnkeres ni leches, una nevera es lo mejor. Vale que se puede ver (malamente) que tiene plomo, pero, no sé yo si funcionaría. Una nevera con plomo… me pregunto si la entregarían los del Media-Markt o si la tuvo que cargar el dueño. En fin, sigamos.

En esta ocasión, Indi tampoco está solo. Le acompaña un chaval malote; un aventurero que se vuelve más loco que Homer sin tele y sin cerveza; y Marion, la del Arca Perdida, que en todos esos años se ha dedicado a…nada, porque está igual, yo al menos la reconocí en seguida. Con más años y cambios físicos típicos, pero está igual.

La falta de rigor científico de este tipo de películas es un hecho, y no lo voy a cambiar yo. Simplemente decir a los cerebros pensantes del séptimo arte que si un imán atrae la pólvora, también atraerá las metralletas. Pero claro, uno está tan absorto en esta obra maestra que no se da cuenta de estos fallos.

Además, es que los malos parecen tontos, vamos a ver: en cierta escena, el chaval malote se encuentra con un pie en un coche conducido por Marion, y el otro sobre otro conducido por un ruso. ¿Y qué hace este? Mantiene la velocidad. ¡Leche, frena y se caerá! ¡Que no hace falta ser Einstein para darse cuenta! Pero es que ese chico vale para todo: igual hace equilibrios que enseña a unos monos a atacar como si fuera Tarzán. O la escena del árbol tirachinas,… hay tantas cosas que sorprenden en esta película, que por mucha atención que se preste, siempre se escapa algo.

Persecuciones con los mismos camiones de siempre; sigue cambiándose de vehículo en marcha,… que el tiempo pasa para todos, pero mientras vaya habiendo extras jóvenes, todo irá bien. Un momento que me pareció muy divertido es, la escena en la que llegan a una pirámide, que parece sacada de un videojuego, es como ir pasando niveles del Supermario: quitan unos bloques de piedra que hacen que los salientes se pongan verticales, lo que hace que caigan al interior. Allí bajan unos escalones que desaparecen cuando los pisan,… y entran en una zona donde el instinto y las horas perdidas de tu infancia te dicen que estará el monstruo del final. Pero antes, te muestran el tesoro que será suyo si superan el nivel, que incluye obras de arte de Egipto, Babilonia, Grecia,… y todos los lugares lejos de donde están realmente. Suspenso generalizado en geografía de todos los guionistas.

Antes del spoiler, dejo referencia a una de las últimas frases del compañero loco. El que quiera saber cuál es, que vea esta película y sufra como lo hice yo.

Hollywood, recuerda: cada vez que hay una cuarta parte de una saga, muere un gatito.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
elbisturi
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6
10 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez vista la segunda parte, como ya más bajo no se puede caer, me lanzo con la primera. O sea, la buena. O sea, la mejor de las dos.

Porque aunque el guion ha sido explotado mil veces antes y después, esta película sí es recordada. Es cierto que es una americanada como una catedral (ya es casualidad que ataquen los extraterrestres el 4 de julio), pero cumple el objetivo de entretener.

Lo que no sé si la gente ha pensado es lo selectivo que es el escudo protector de los aliens. Ese escudo protege de disparos y de impactos contra otras naves, pero no de impactos contra el suelo. Y también permite que se le acerquen a poner una lata encima. Barrera selectiva, sí señor.

Brevemente digo algo de los actores: ¡ay, Will Smith, qué corazonada tuviste al no aparecer en la secuela! Sin ti esta película no hubiera sido igual. Esas ingeniosas frases que nos dejas en cada película… Bill Pullman, o como será siempre para mí, el Capitán Lone Star de La Loca Historia de las Galaxias, parece que le entró la morriña de dicha película, y siendo presidente se lanza a pilotar un avión. Otra prueba de que realmente está hecha para tocar la vena sensible yanqui. Y Jeff Goldblum, quien no actúa en películas con sólo personas (mosca, dinosaurios, aliens). Estoy seguro de que los primeros astronautas tenían mejores ordenadores en los años 60, pero él es el único que aprovecha el Wi-Fi (digo yo que así les mete el virus).

Y el ¿inesperado? Héroe de la película, el fumigador al que tanto le gusta el pimple… Bueno, inesperado no, si no fuese él quien se sacrifica, ¿a costa de qué nos van a dar el tostón desde el principio con su historia? Vamos, previsible a más no poder.

Pero te lo pasas bien durante las dos horas y cuarto que dura, con míticas escenas, como la de la Casa Blanca, que, por supuesto, es lo más recordado. ¡Que para eso este es nuestro día de la independencia!
elbisturi
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