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España España · Oaxaca
Críticas de Minke
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Críticas 89
Críticas ordenadas por utilidad
4
17 de noviembre de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ingleses nunca han podido olvidar a los Cinco de Cambridge, encabezados por el brillante Kim Philby. Hasta el cretino de James Bond, un Rambo con maneras de caballero británico estreñido mezclado con Benny Hill, responde a un sentido de revancha nunca satisfecha sobre los espías "vendidos" al vodka de Moscú. Hasta John LeCarré entró al juego antes de convencerse de las tonterías que escribía el Circus, Smiley, y su némesis Karla, un espía real de la República Democrática Alemana.

Aquí la película bucea, o mejor dicho bracea para no ahogarse, en la historia real de Melita Noorwood, la primera persona que pensó la teoría de la coexistencia pacífica y la mutua destrucción asegurada y facilitó detalles de la Bomba inglesa a los rusos.

La película se zambulle sin gracia en eso que se ha dado en llamar "el estilo de la BBC", buena ambientación y vestuario, actuaciones aseadas, fotografía desleída, guión convincente... pero desmayadamente, sin mordiente alguna y con buenismo de serie. Sólo Judi Dench a sus 85 años demuestra ser una profesional que actúa correctamente aun sin creerse el papel.

Por cierto, para seguir la vida y obra de Kim Philby, uno de mis héroes favoritos levemente alcohólicos, merece la pena leer el libro de Ben McYntire, Kim Philby, un espía entre amigos

Y recordar que no hay traiciones, sino otras lealtades.
alfonso
Minke
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7
6 de febrero de 2023
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rosales vuelve por sus fueros y por su manera de filmar, con planos esquinados y lejanos, una fotografía exquisita a cargo de Hélenè Louvart, un manejo diabólico de las elipsis, -un elemento fundamental del cine-, junto a una narrativa muy particular en la que suele entrar en las historias a través. Afortunadamente sin la Polivisión, una mamarrachada que solo exhibió en La Soledad.

Una joven de veintipocos cargada con dos churumbeles va cambiando de pareja -de peor a mejor-, mientras vuelve a ser madre, pelea con un destino rabón, contempla el mar y su móvil, sufre algún ataque de ansiedad y se escucha de fondo el disco de Triana y otras músicas que conforman una banda sonora sobresaliente sobre un mar azul celeste.

Estupendos títulos de crédito y de cierre que no hay que perderse a cargo de Manuel Estrada, uno de los mejores diseñadores de este país, proveniente del mundo del libro.

El director, siempre al borde del fiasco, del que sale siempre triunfante, vuelve a sorprendernos con sus historias mínimas, el punto de fuga de sus personajes que suele ser hacia la nada, su manera de mirar y su costumbrismo descarnado.

Por lo menos no tan casposo y chirriante como el de la mayoría del cine patrio del Almodóvar y su trouppe de actorcillos descacharrantes, que tan callados se muestran ahora sobre esta guerra posmoderna que apoyan con su estrepitoso silencio.
alfonso
Minke
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6
12 de abril de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay uvas y mucho menos ira. Hay melancolía y cierta tristeza empapada en un espeso potaje "todo americano" que arrasa con la poca poesía que pudiera tener la película. Uno abomina del espíritu cuáquero y evangélico que impregna a esos bienintencionados fantasmas que pueblan los desiertos donde vegeta la horda de perdedores que tanto desprecia el ex presidente de la América Pepsi. Aborrece esa falta de bagaje sentimental, imprescindible para sobrellevar las bromas pesadas de la vida, que pueden traducirse en su máxima expresión en echar una piedra al fuego en memoria de un fallecido.

La directora y guionista chino-americana no ha podido por menos que meternos una comida de Acción de Gracias, una cadena de montaje de Amazon y varios empleos igual de estrepitosamente deprimentes donde naufragan los paisajes de un desierto levemente rosa, las olas de un Big Sur completamente yertas, y hasta la música del siempre eficaz aunque reiterativo Ludovico Einaudi.

Solo Frances McDormand reina espléndida entre tanto vagabundo sobrevenido con vocación de pionero sin GPS, entre tanto gurú de autoayuda de colmado chino, entre tanto enfermo de cáncer en una sociedad con olor a almendras amargas, entre tanta hamburguesa grasienta y lata de cerveza tibia.

Ni el más leve asomo de crítica a esa forma de vivir que no es ni el sueño americano ni su pesadilla, tan solo la noche insomne y aburrida de un sesentón de próstata desvalida.

Ganará muchos Oscar porque satisface todas las expectativas de la Academia, porque está habilidosamente urdida, pero no convence a los que abjuramos de esa solidaridad cetrina de reunión de Alcohólicos Anónimos bajo la luz de neón.
Será la edad.
alfonso
http://www.delgadalinearoja.com/2021/04/nomadland.html
Minke
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7
6 de septiembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien lo sabe este director de nombre cinéfilo, probablemente aprendido de Almodóvar. Para ello recurre a los recursos habituales de sexo y violencia, truculencia y morbo. Pero como sin duda tiene talento, tira también de grandes actores, Viola Davis y Colin Farrell que ha aprendido al fin a interpretar papeles distintos a sí mismo. Muy buena fotografía, quizá demasiado digital con mucha pos producción, y atracción fatal por los colores ácidos como en su extraordinaria Shame

Y demagogia a espuertas. Para ellos traslada una miniserie británica ambientada en el Londres de los 80' al Chicago actual trufado de políticos ladrones, pastores evangelistas mafiosos, raperos muertos y mujeres valientes, otra serie de pleonasmos que en manos de un prestidigitador de barraca caen indefectiblemente en un efectismo barato y en la agitación de conciencias infantiloides para deleite del bolsillo de los productores.

Merece la pena verla para disfrutar de la fotografía y las actuaciones y descifrar todos los trucos de la tramoya mientras escuchamos con arrobo una banda sonora magnífica, también marca de la casa, para asistir a una especie de remedo pos Brexit del Spike Lee más demagogo. Lo importante es dejar de ser invisible sin dejar de ser negro.
Minke
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6
31 de marzo de 2019
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película, la de Arthur Penn, en plena resaca de Vietnam, atribuía a la violencia del capitalismo la violencia de baja intensidad de Bonnie&Clyde en una película rebelde y carente de cualquier tipo de moral. Esta, Netflix puro, deudora de los tiempos que corren, atribuye la violencia de los ladrones de bancos a su naturaleza maligna, en base a una moral de la Biblia más retorcida y vengativa.

Para ello se basa en dos personajes arquetípicos, el Kevin Costner justiciero y adalid de una América "decente", que nos enseñó sus raíces en esa oda al vicio solitario de Bailando con Lobos, con el contrapunto de un Woody Harrelson, un rebelde sin causa, que se lo come en el plató y en el personaje. Ambos son productores de la cinta.

Por supuesto, una ambientación de lujo en una película que que quiere sentar cátedra de clasicismo, con especial atención a los coches, el vestuario y los personajes colaterales de la Gran Depresión.

Y poco más que añadir al estreno en Netflix, que recuerdo que el primer mes es gratis. Solo el recurso bien conocido por los servicios de seguridad de todo el mundo al luchar contra "los terrorismos" de no aportar señales que puedan dar visos de humanidad al enemigo. Bonnie y Clyde solo salen de espaldas, a los lejos y desenfocados. No existen, no son humanos.

Así se entierra, boca abajo, el cadáver de Tom Joad, el fantasma de las Uvas de la ira.
Minke
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