No puedo decir que la película me haya dejado indiferente: me sorprende la frescura con la que se presentan los personajes. Ahora bien, a medida que van pasando los minutos no sabes muy bien de qué va todo ello. Al final, deduces que el título se hubiera podido referir a los profesores más que a los alumnos. Por otra parte, el único personaje que transmite algo es Héctor, quizás el papel más complejo (y más humano) de toda esa colección de críos sabiondos que parecen haberse criado más en una academia griega que en el siglo XXI. Tampoco es creíble esa proporción tan elevada de homosexualidad en un grupo de apenas 10 personas. Con todo, casi dos horas de ir y venir de un grupo de adolescentes, guiados por un grupito de tres o cuatro profesores, que son quienes al menos dan contraste a las ideas que se esbozan.

Partiendo de la base de que se trata de una historia de amor más o menos convencional, la forma en esta cinta lo es todo. Y en ese sentido, la trama explica los sentimientos más primarios en un lenguaje actualizado, de siglo XXI. Podría tratarse de una nueva forma de ópera, de un musical... pero en el fondo sigue siendo una película, y bien narrada. Quizás porqué me crié con todas esas canciones que aparecen, me parece fantástico el uso que Moulin Rouge hace de ellas, su pertinencia en cada momento es del todo acertada. Y Kidman hace el papel de su vida.
Insisto en el tratamiento musical, porque me parece la clave de todo el hilo argumental. Es la música la que lleva el desarrollo del argumento, no al revés.

Estéticamente atractiva y formalmente correcta, Nine me ha parecido pretenciosa, de metraje excesivo y de poco lucimiento para el reparto que presenta. Y tengo que decir que siento especial debilidad por los musicales, sobre todo por los de corte moderno. Solo que esta película me parece bastante tramposa: no profundiza en los personajes -aunque lo pretende- y al final no sabes si quiere mostrar un anuncio de martini (incluso se muestra el guiño del pulgar en los labios) o la tormentosa vida de una Italia (¿una Europa?) que estaba creando nuevos referentes y un star system lejos del americano.

Quizás éste sea el punto que más chirría: la película está producida y dirigida por americanos, aunque el reparto sea altamente internacional. A persa de que pretende ser una adaptación de un musical estadounidense, me sobra el hecho de que las canciones estén interpretadas en inglés.

Ya sé, ya sé... debían cantarse así. En todo caso, no parece una propuesta muy italiana, aunque se empeñe la narración en machacar ese hecho. Puede que la globalización nos esté despersonalizando...

Nada que objetar a todos los números musicales, que para mí son excelentes. Puede que Sofía Loren no esté para estos trotes, pero hubiera sido una genialidad hacerla cantar.

El Experimento tiene tantos elementos inverosímiles que sólo el hecho que esté basada en una situación real (un experimento real) provoca escalofríos. Y lo cierto es que quienes planificaron esta especie de juego macabro –reunir a un conjunto de civiles e invitarles a hacer de presos y carceleros– no pudieron recrear un escenario tan dramático como el que sucede en realidad.

El hecho de introducir un "topo" en el argumento parece acertado, ya que ayuda a crear más incertidumbre entre lo que pasa dentro de la cárcel y la imagen exterior, totalmente distorsionada, que se percibe de fuera.

En esta cinta es perfectamente aplicable aquel adagio que afirma que la realidad supera la ficción. Es recomendable, e instructivo, documentarse después de haber visto la película para comprobar que, a pesar de ser un film con actores, el director podría haber cargando más las tintas y todavía seguiría asemejándose a la realidad.

Contrariamente a lo que han expresado muchos críticos de esta sección, no creo que Sweeney Todd se trate de un musical, sino más bien un intento de aproximar la ópera al cine. Entonces, la tragedia, los seres arrebatados, el lado oscuro de cada uno, aparece muy consecuente con ese género, la ópera, tan poco conocida y popularizada.

Por partes.

La puesta en escena. Me parece extraordinaria. El hecho de que Burton haya escogido de nuevo una estética gótica, donde el negro, el gris y el blanco se imponen a todos los demás colores, queda perfectamente justificada para mostrar un Londres fantasmagórico, al estilo de cómo lo hicieron, por ejemplo, de Dickens, Poe o Lovecraft. Una ciudad sumida en el hambre y la miseria, donde la picaresca y las malas artes son las únicas armas para sobrevivir.

Los personajes. Arrebatados, macabros, inadaptados. De hecho, la película me evocado cierto resquemor hacia un sistema donde la apariencia y la posición social son suficientes argumentos para ir pisando a la chusma, y convierte a los antihéroes en verdaderos héroes, cuyas motivaciones les llevan a realizar sus acciones (por supuesto, totalmente discutibles e inaceptables).

La música. Sin duda, lo más controvertido, por lo que he podido leer en otras críticas. No me parece mala, ni fea, ni que sobre. Especialmente, porque desde el primer momento no vi la cinta como un musical, sino –como ya he dicho– una ópera moderna. Con todo, acepto que sí podría tener algo más de variedad rítmica.

La trama. En fin, no se puede negar que el argumento no sea original. Aunque sea la historia más vieja del mundo, aunque las venganzas por pasión siempre acaben mal, la sociedad que crean Depp y Bonham funciona, al menos hasta que se evidencian las más bajas pasiones de los personajes.