La verdad es que me la esperaba buena, pero no tan buena. Icíar Bollaín pasa por los distintos personajes como tocando una melodía que te hace viajar en una montaña rusa de emociones.
Salí del cine pensando ¿cómo narices lo ha hecho?
A pesar de ser una historia coral consigue profundizar en los personajes. Hace que los odies, que los ames, que te parezcan estúpidos o hipócritas y te hace cambiar de opinión sobre ellos.
A pesar de ser una historia que transcurre en tres marcos diferentes (la película, el rodaje y la ciudad) posee una consistencia increíble. Viaja de un marco a otro con una fluidez que pocas veces he visto.
Y encima con un contenido social importante sin resultar pretencioso.

Sin duda han rodado una película dificilísima y les ha quedado genial.

Yo moriré y nadie se acordará de mi - canta Lis

Esta ficción que clava una puñalada en la realidad: ¿Qué queda después de una vida de búsqueda impetuosa e infructuosa? No estas preparado para el fracaso. Cuando llegas a la nada después de caminar durante décadas, miras a tu alrededor y buscas alguien a quien culpar de todo (¿tu madre tal vez?) en vez de mirarte en el espejo. Pero que sepas que tu eres el que ha elegido mal el camino.

Y cuando no sabes que hacer en la vida recurres a tus sueños. Y esto ya es más personal, más difícil de interpretar y de entender. No me atrevo a comentar los sueños de Arrabal ni de Jodorowsky (pero tampoco los míos, ni los de mi perro...). Aunque no se puedan interpretar, se puede apreciar como aquí es donde emerge la verdadera naturaleza de las personalidades de los personajes. Cada vez hay más sueños y recuerdos, se crea una amalgama de pasado-presente-sueños y parece que se han metido en una espiral de locura... que termina por estallar y reconciliarse.

La estructura de la película recuerda a los ciclo de violencia ¿no?: no encuentro lo que busco-acumulo tensión-descargo tensión-me reconcilio-no encuentro lo que busco...

Una ejecución muy buena, un guión muy bueno. Pero francamente perturbadora.