Buena película francesa que nos relata con notable imparcialidad (a diferencia de mucho cine similar proveniente de EEUU) cuestiones que generan grandes debates como el colonialismo, el racismo y los intereses políticos por encima del humanismo.
A su vez, se trata también de una revisión de la historia reciente de Francia que provoca convulsión también hoy en día ya que los reclamos independentistas no se apagaron y se verán reflejados en el referéndum que se realizará en 2014.

Poder acomodarse en una butaca para apreciar una obra de Béla Tarr es un lujo, un bocadillo delicioso que se saborea poco a poco, hay que apreciar a directores como éste porque no abundan (v. g. ya no tenemos a Andrei). No entiendo a los que dicen que ésto no es cine, el poder de las imágenes de éste film es impresionante y obliga a pensar al espectador... y no todos lo pensamos igual, eh ahí la gran riqueza de la obra, que explota al momento de cambiar impresiones sobre ella. Simbólicamente es inconmensurable y visualmente es un constante goce.
Ojalá no sea la última como dicen.

Muy recomendable.
Como en The Burning Season cuando interpreta a Chico Mendes, Raúl nos deja una interpretación incomparable de "San Romero de América", defensor de los Derechos Humanos.
Tuve un largo tiempo éste film sin decidirme a verlo y cuando finalmente lo vi una, dos y tres veces pensaba ¿Porqué es un film norteamericano? Más allá de imaginar diversas razones de porqué lo es, me hubiese gustado que fuese latinoamericano...
Cuando comenzaron a correr las imágenes frente a mí por primera vez, con ese aspecto "televisivo" pensé que iba a encontrarme con algo semejante a la repulsiva "Che" de Richard Fleischer, pero qué equivocado estaba... necesitamos muchas más películas como ésta.
Sin dudas, lo mejor del film: Raúl Juliá. Su rostro, la transformación de su carácter, su dramatismo, todo él un grande.

De las películas actuales, la mejor para adentrarse un poco en la situación real de los jóvenes institucionalizados de América Latina. Se nota que está tomada de la realidad pura: todos los sufrimientos narrados con la pericia del director se corresponden con las vivencias que se podían y se pueden observar a diario en calles, institutos, hogares, centros, casas y toda otra organización que alberguen chicos en situaciones jodidas.
Es mejor que muchos otros filmes brasileños contemporáneos pero no ha tenido mucha trascendencia, por lo menos en mi país.

La recomiendo porque las circunstancias son planteadas con conocimiento de causa y porque no creo que aburra o deje indiferente a nadie, al contrario.

P.D.: Las escenas de fantasía, y algunos detalles más, me recuerdan a otra gran película turca contemporánea cuyo protagonista también es un niño: Babam ve Oglum.

Buena película para adentrarse un poco en los sucesos recientes de América Latina (y también para conocer los detalles de la creación, el uso y el abuso de la publicidad; por eso debe ser interesante para quien estudia o se dedica al trabajo publicitario).
Al contrario de otros amigos, pienso que la fotografía "ochentosa" de ésta película no disminuye para nada la calidad sino que la acrecienta.
La vería otra vez.