Sin embargo, el film va más allá, tres secuencias iniciales nos atrapan y nos adentran en la psique de los cuatro personajes principales:
- El emperador Marco Aurelio (Richard Harris, espléndido) con su hija Lucilla (Connie Nielsen, con su elegancia, sensualidad y dulzura), que busca en ella el apoyo hacia un hermano potencialmente decepcionado.
- Él mismo con su general Máximo Decimo Meridio (Russel Crowe, a quien no le regalan el Oscar, mejor que Tom Hanks y Bardem), un hispano, noble y honrado, leal a su emperador (anciano moribundo que se arrepiente de los pocos años de paz que ofreció a su pueblo, también preocupado por el tratamiento que daría el mundo venidero a su nombre). Máximo no sólo es apreciado por su emperador, por Lucilla y el pueblo romano sino también por los espectadores. No necesita ganarse a la gente, pero sí ganar su libertad. Tan épico como Hércules, tan genial como Julio César, héroe como Aquiles…Máximo el compasivo, esclavo, gladiador africano y romano y viudo de una mujer e hijo asesinados, es un hombre libre en cuerpo y alma, lleno de amor a su familia y a Roma (hombre de Roma y al servicio de Roma). Su final será reencontrarse con sus seres queridos aunque todavía no le haya llegado la hora (‘not yet` como dice su compañero).
- El emperador con su hijo Cómodo: éste conoce las cuatro grandes virtudes (sabiduría, justicia, fortaleza y templanza), aunque sabedor de no poseer ninguna de ellas sí cree poseer otras (ambición, ingenio, valor y devoción a su familia). Enfurecido por su no elección como emperador, mata a su padre y adquiere el trono y manda la muerte de Máximo y su familia. Sus enfrentamientos con el Senado, la popularidad de Máximo y los sentimientos incestuosos hacia su hermana Lucilla le obligan a un combate final cuerpo a cuerpo y aún con ventaja física no logra acabar como un hombre, la venganza es más poderosa que su inmoralidad.
Gladiator no sólo tiene una buena historia, también muestra parte de la cultura romana: guerras libradas, sucesiones vs. protectorados (República vs. Imperio), traiciones, conspiraciones y mitología (como la historia de la serpiente marina y la del emperador Claudio), la sumisión del pueblo a los Juegos (con batallas en la arena crudas y sangrientas a la vez de técnicamente ingeniosas) y el uso de éstos por determinados emperadores para acallar el hambre y los senadores como veletas a merced de sus intereses,...También tenían bondades: eran trabajadores y amaban a sus familias (rezaban y oraban por sus ancestros con o sin espada presta, daba igual) y sus tierras.

Parece ser que esa actitud arrogante, orgullosa y fatua de Feraud molesta al espectador, sin embargo es comprensible ya que el momento histórico por el que atravesaban los franceses, la costumbre y el prestigio militar y social hacían necesarios ese tipo de duelos. A mi modo de ver los duelistas son seres humanos que tienen la necesidad de enfrentarse sólo que siempre hay uno que obedece más a la razón que al corazón.
Me quedo con la escena final del duelo a pistola y el último plano acompañado por la declaración de defunción y un paisaje y un vestuario que nos transporta a esa época. Chapeau para la historia y para el cine.

Como "spoiler" del film me quedo con el símil final entre la novela y las memorias me parece fantástico, ya que no todas las novelas autobiográficas contienen las verdaderas historias, que están contenidas en las memorias (descifradas por un juego de palabras en cada hoja y que salen volando). La verdad tampoco la obtiene ni el escritor protagonista con ese papelito del final de la película (ey que a mi no me la pegas agente de la CIA) aunque sea quien más lejos llega. En el mundo siempre se crean personajes de barro como tapaderas de un orden superior, en este caso la CIA, pero podría ser el Gobierno, la Iglesia, los poderes mediáticos, la policía u otros lobbies.