A 50 años de su estreno, no puedo encontrar esta película más vigente. Y es que ésa es una de las virtudes de las grandes películas: el no envejecer; así Richard Brooks consiguió hacer una de las mejores películas de los 50's en esta fabulosa adaptación de la estupenda obra teatral del talentoso Tennessee Williams.

Aquí hay de todo como en botica: envidia, resentimientos, desamor, hipocresía, ambición, frustración, celos, muerte....... y en medio de todo esto una mujer dispuesta a todo por salvar su matrimonio. Personajes inolvidables encarnados por un puñado de grandes y extraordinarios actores.

Elizabeth Taylor es la gata del título: sensual, aguerrida, pero frágil y vulnerable a la vez todo en una interpretación memorable que la hacía vislumbrar como una de las grandes actrices de la historia del cine. Paul Newman es su atribulado marido quien esconde un secreto que sumado a sus resentimientos le impiden ser feliz pese a que tiene todo para hacerlo, una delicia de personaje a quien Newman dota de gran humanidad y aporta tremenda credibilidad.

El gran Burl Ives es el plato fuerte en una excelente actuación interpretando a Big Daddy, el patriarca de la familia que quiere controlar todo y a todos, pero que en el interior no es menos sensible que cualquiera de nosotros. La talentosa Judith Anderson interpreta a su amante esposa, tan perfecta que raya en lo insoportable al punto de tolerarle todo al marido incluso el gran desprecio que él en algún momento de la película le evidencia. En la contraparte figuran Jack Carson y Madeleine Sherwood como el hijo mayor del matrimonio y su esposa, cuya ambición desmedida puede llegar al punto de fomentar la destrucción de la relación de la pareja protagónica.

Perfecta por donde se vea, este es un film que seguirá perdurando.

Poco afecto a ver películas inspiradas en dramáticos sucesos de la vida real, "Un milagro para Lorenzo" logró el equilibrio de no caer en la sensiblería y el melodrama barato sin dejar de conmoverme y acerme derramar unas lágrimas.

Lorenzo tiene 8 años y se le detecta una extraña enfermedad que probablemente lo lleve a la muerte, y sus padres no están dispuestos a que eso suceda. ¿Simple, no? Lo que no es tan simple es comprobar como George Miller supo dirigir esta película con tanta brillantez consiguiendo un resultado sencillamente notable.

Nick Nolte como el testarudo Augusto está fabuloso, pero Susan Sarandon como la sufrida pero muy fortalecida Micaela está soberbia, qué actriz por Dios. Juntos hacen de esta película toda una lección de cine, y de vida.

Baz Lurhmann dió en el clavo en ésta su ópera prima que tuvo un discreto éxito a nivel mundial. La historia para nada es original: una soñadora patito feo que aspira a bailar con el rey del baile de competencia (ballroom) quien a su vez pasa por una crisis deseando imponer sus propios pasos de baile que claro, no se lo permiten.

En este momento sus caminos se cruzan y.... bueno, no es difícil imaginarse el resto. Lo notable de este film es su tratamiento crítico-socarrón-romántico que hace que el espectador se involucre a medida que pasan los minutos en esta historia de amor imposible.

Paul Mercurio y Tara Morice como la pareja protagónica están muy correctos, pero quienes se roban la película son los secundarios especialmente Bill Hunter, Pat Thomson y el gran Barry Otto. Realmente, una estupenda opción para ver.

Pocas películas pueden jactarse de no haber perdido vigencia con el paso -y peso- de los años, más aún al tratarse de una película de terror ya que es un género que se desgasta año tras año debido a que es cada vez más difícil asustar al público. Sin embargo esta película con más de 30 años a cuestas sigue siendo -a mi opinión- la mejor de todas. La mejor.

La historia de una niña poseída por el demonio y el intento de liberarla por parte de su desesperada madre a través de un exorcista pudo haber terminado como una película de terror sensacionalista y estridente (como hubieron varias en la década del 70) pero de la mano del director William Friedkin nos llevó a "descubrir nuestros miedos más profundos".

Muchas veces me he preguntado porqué me da tanto miedo: quizás por el tema en sí, por la impotencia que provoca ver como el demonio se apodera de una inocente niña, porque está basada en una novela a su vez inspirada en un caso real, por el tratamiento sobrio pero a la vez directo y chocante que el director le imprime haciendo que nos identifiquemos con la angustia de la madre (una Ellen Burstyn digna de hacerle un monumento), o porque sencillamente la voz de Mercedes McCambridge nos crispa la piel. No lo sé pero es la única película que hasta la fecha no he podido ver solo.

La obra maestra del cine de terror e inigualable hasta la fecha, eso es en síntesis -para mí- "El Exorcista".

.... Y también faltan buenas ideas al cine, afortunadamente éste no es el caso de "Nueve Reinas" que tiene bien ganada su fama y prestigio. Es que todo en la película funciona a la perfección: desde ese prodigioso e inteligentísimo guión, una dirección inspirada al máximo de Bielinsky, ese soberbio tándem entre Ricardo Darín y Gastón Pauls, su trepidante ritmo y su asombroso y estupendo final hacen de ésta sin duda una de las mejores películas latinoamericanas de los últimos tiempos.

Lo más interesante de todo es que hace poco más de un año tuve la oportunidad única de conversar con Gastón Pauls sobre este film -en el Festival de Cine de Lima- y, entre otras cosas, me dijo que fue un trabajo conjunto pero de mucho sacrificio de parte de todos por lo apretado del presupuesto y el poco tiempo del que disponían pero que se divirtió como nunca filmándola... y eso se transmite en la gran química entre él y Darín que valgan verdades junto al guión son la columna vertebral de esta película. No se la pierdan.