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España España · A Coruña
Críticas de Javialacarga
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Críticas 47
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
5 de diciembre de 2008
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller de claros ecos hitchcockianos que constituye, sin miedo a exagerar, una de las películas más inverosímiles de la historia del cine. He leído que el proyecto estuvo en manos de Spielberg, quien al final se decidió por el otro running man de ciencia ficción que tenía disponible (Minority Report), y la verdad es que siempre sorprende ver lo diferentes que pueden llegar a ser productos como éste según si los dirige alguien con la sabiduría de Spielberg o por el contrario uno cualquiera de sus "negros".

Toda la película es un constante déjà vu al Hitchcock más surrealista (siendo Con la muerte en los talones la referencia más clara, aunque al final haya un homenaje obvio al concierto de El hombre que sabía demasiado), si bien aquí los responsables cometen el descomunal error de querer razonar el absurdo y tratar de justificar coherentemente la frenética sucesión de disparates que es la película, apoyándose en este caso en un superordenador omnisciente y omnipotente que es como si fuese la mano visible del guionista en la película, en tanto que sirve para hacer que en cada momento ocurra lo más oportuno sin necesidad de ningún tipo de justificación. Pero más inverosímil todavía (si tal cosa era posible) es el modo en que se pretende dotar a la máquina de un carácter humano, convertirla en un villano psicópata de tres al cuarto que habla como si fuese una persona normal y hace unos razonamientos que, por su puerilidad, harían sonrojarse a cualquier adulto. Lejos queda el referente clásico de inteligencia artificial dotada de consciencia (el HAL de 2001, que pese a todo es referencia inevitable en la película -véase la eterna lucecita roja que sirve de "ojo" a la máquina-), y eso ya sin entrar a considerar siquiera momentos tan pedestres como los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre la máquina y los humanos (sí, sí, no bromeo, el cacharro llega a golpear a personas usando brazos mecánicos o mismamente esa bola de discoteca setentera que le sirve de cabeza).

Aparte de todo esto, la película revisita la manida idea de que la obsesión por la seguridad puede llevar a una peligrosa supresión de libertades, pero lo hace del modo casi contradictorio al que nos tienen acostumbrados tantas películas hollywoodienses "con mensaje". Para empezar porque no hay Dios que se crea que lo narrado en la película podría realmente ocurrir en los próximos 100 o 200 años, pero sobre todo porque el peligro que se nos presenta no es la supresión de libertades en sí, sino el mal uso que un villano podría hacer de ello (como si lo primero no fuese ya algo malo). Por eso, aunque la intención didáctica de la película llegue a ser obvia al final (uno de los personajes pronuncia textualmente el típico discursillo de mitin demócrata con palabras que parecen sacadas del libro de Educación para la ciudadanía), me parece una película bastante roma e inofensiva en ese sentido.
Javialacarga
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4
18 de noviembre de 2008
50 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se podría decir que mientras que existen películas que tratan de mantener una visión crítica con el sistema, hay otras que adoptan una forma aparentemente crítica pero que en el fondo se limitan a colocar el viejo orden bajo un nuevo disfraz. Ésta entra, en mi opinión, en el segundo grupo, y, lo pretendiese o no, acaba resultado un producto considerablemente reaccionario, burdo e inmovilista (aunque se publicite como lo contrario).

En un momento en que el presidente de EEUU vive un momento histórico de impopularidad, El último voto es una película destinada a encauzar el descontento generalizado de la sociedad con respecto a la política, fingiendo que lo que ofrece el guion ("se responsable: vota") representa de hecho una alternativa para mejorar el mundo. Y pese a que seguramente no faltarán quienes salgan del cine con la sensación de que la película realmente invita a la reflexión o a tomar parte activa en la política, El último voto es en realidad un panfleto diseñado para convencer a la gente de que la alternancia entre los dos macropartidos representa una elección real, aun cuando ambos están financiados por el mismo tejido empresarial. Para ello, la película presenta un mundo de colorines y nubes de algodón en el que la política se mueve no al ritmo de los intereses económicos invisibles para el votante de a pie, sino al ritmo de los deseos de cada uno de esos votantes, con lo que es perfectamente posible que éstos, con la sencilla opción de votar demócrata o republicano, puedan crear un gobierno a la medida y enfocado a ayudar a los pobres, los enfermos, los oprimidos, etc.

Dejando de lado que la película sí que critica algunos aspectos de la política, como la falta de escrúpulos de los candidatos a la hora de decir una cosa o la contraria según convenga, la sensación final es la de que esos aspectos son secundarios, y que en el fondo el director quiere transmitir una fe ciega y absoluta en el sistema, para lo que se incluyen toda suerte de discursos demagógicos, e incluso se hace que los personajes de los candidatos a la presidencia acaben renegando de sus directores de campaña para recuperar la honestidad perdida (en un par de escenas de memorable inverosimilitud).

La película también respalda todos los dogmas básicos de la democracia estadounidense: el bipartidismo (durante la película apenas se insinua la existencia de cualquier otra opción política aparte de los demócratas y los republicanos), las campañas políticas que se centran en los candidatos casi por encima de los partidos (como si las decisiones fundamentales dependiesen de ellos y no de todo el aparato que tienen detrás), etc. Y esto último es lo peor. Se nos intenta decir que un presidente es solo un gestor, un hombre de gran valía profesional de cuya sabiduría y templanza va a depender el rumbo que tome el país, pero como si detrás de la cara que aparece en el póster electoral no hubiese nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javialacarga
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6
14 de noviembre de 2008
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hilarante comedia al servicio del humor absurdo al más puro estilo McKay/Ferrell pero en torno a las pecularidades de la compleja nueva generación (en este caso centrándose en dos treintañeros que siguen viviendo en casa de sus padres), que es donde se nota la mano de Apatow en el guion. Con respecto a lo primero, Step Brothers básicamente deja a un lado toda posible verosimilitud y se convierte en un mero vehículo para la improvisación (muy importante) y la presencia cómica de unos Will Ferrell y John C.Reilly desatados. Lo cual en sí no es malo, lo que pasa es que en este caso, sobre todo al principio, a veces se exagera al querer colocar de una manera tan obvia a los dos hermanastros en los roles de niños pequeños, y creo que eso es contraproducente humorísticamente porque ves venir los chistes antes de que se produzcan y porque algunas escenas casi dan vergüenza ajena (las dos o tres veces que llegan a las manos durante la película, por ejemplo). No entiendo para qué llevan el guion a ese extremo... ¿Acaso no era bastante delirante ya ver enfrentados a estos dos cuarentones inmaduros que aún viven en casa de sus padres? De hecho pienso que la película mejora cuando aparecen otros personajes y el humor no está tan centrado en la situación de los dos hermanastros, pero bueno, en general yo me he reído muchísimo y creo que lo hará cualquiera que congenie con el estridente Will Ferrell y sus diálogos surrealistas.

Con respecto a Apatow, nuevo Rey Midas de eso que han llamado la "nueva comedia americana", creo que su presencia eso se nota en algo que me parece muy representativo de su cine: la ridiculización del cliche imperante en las comedias. Hay decenas de momentos cómicos que son un ejemplo de ello: cuando los hermanos van a abrazarse tras su reconciliación y son incapaces porque se asquean mutuamente, cuando la chica de la que Ferrell está enamorado aparece "en el momento soñado" solo para dejarle claro que no le quiere, cuando la otra chica le pide a John C. Reilly que no le deje nunca y éste sale corriendo, o cada vez que Richard Jenkins, en vez de apoyar a su hijo le insulta, se burla de él o simplemente le habla con una cruda franqueza en lugar de suavizarle la verdad como se hace con los hijos (por ejemplo cuando le dice que sí le culpa de su divorcio).

El problema es que en el momento de la verdad el cliché casi siempre sobrevive: se ridiculiza un poco, o se le da la vuelta, pero no se termina de abandonarlo del todo. Esto lo comento en el SPOILER.

PD: Absolutamente imprescindible, por cierto, evitar el doblaje español, en el que Santiago Segura y Florentino Fernández fagocitan la película con sus gracietas y su estilo propio (y su nulo talento para el doblaje, claro). El que vea la película doblada simplemente no habrá visto Step Brothers, habra visto otra cosa. Que es lo que pasa al ver cualquier película doblada, dicho sea de paso, pero vamos, que estad avisados de que en este caso es especialmente notorio (y doloroso).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javialacarga
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5
1 de noviembre de 2008
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película que recupera el fenómeno de aquellos subproductos en los que Charles Bronson salía por las noches "a limpiar las calles", solo que realizada esta vez con bastante más empaque y por un gran estudio, lo que la hace si cabe más repugnante ideológicamente.

Como tantas películas de Hollywood, de lo que trata La extraña que hay en ti es de justificar el ojo por ojo, de enseñar a los espectadores que el fin justifica los medios y que la violencia de los buenos es buena y la de los malos es mala, ya sea a nivel internacional (con los Schwarzeneggers o Stallones de turno) o a nivel local, como en esta película. Claro que, en ambos casos, los actos violentos del mundo real no suelen albergar tras ellos excusas tan enternecedoras ni motivos tan "comprensibles" como el que aquí se nos presenta, la represalia por el asesinato de un hombre inocente...e inmigrante, por cierto, en un alarde de corrección política destinado a disfrazar el hecho de que el odio de la película vaya dirigido contra ese estereotipo de la inmigración/minoría étnica mala que viene a robar, que mata a cualquiera que le tosa encima, etc.

El primer acto es el principio del truco: un asesinato cruel, arbitrario e irracional que predispone a cualquier espectador contra los criminales y le prepara para aceptar la ola de sangrienta venganza que va a venir después. Y el caso es que por un momento la película recuerda a Taxi Driver: mientras que en aquélla el protagonista era un loco que llevaba a las últimas consecuencias su resentimiento contra el resto del mundo, aquí Jodie Foster es una mujer que a causa de su trauma y de su miedo se vuelve incapaz de reaccionar ante los demás como una persona civilizada (siendo ambos personajes unos "locos", en definitiva). Eso se muestra perfectamente en el segundo asesinato, el más absurdo de todos, en el que una mínima provocación desemboca en un brutal doble homicidio sin sentido. El problema es que lo que hasta ese momento podía pasar por enajenación, por un reflejo de su desequilibrio mental, se convierte entonces en una ola de justicia callejera en la que se pretende justificar y hasta validar el comportamiento de la protagonista, en particular en el desenlace, que comento en el SPOILER.

Es una pena, porque, aparte de su buena factura, durante muchos minutos la película parece una reflexión interesante sobre el uso de la violencia (los críticos de EEUU relacionaron a la protagonista traumatizada con la igualmente perturbada sociedad americana post 11-S), pero al final acaba siendo algo más del estilo "justicia infinita".
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Javialacarga
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8
14 de octubre de 2008
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller monumental, de tono setentero, que deviene una de las películas más adultas (quizás la que más) de un Spielberg en pleno éxtasis creativo desde que en 1998 estrenara Salvar al soldado Ryan, otra formalmente impecable -aunque ideológicamente mucho más unidimensional- recreación de hechos históricos.

Munich es un intento de aproximación al conflicto palestino-israelí sin caer en el maniqueísmo fácil (irónicamente la especialidad de Spielberg), y a la vez un thriller político con claros ecos al cine de Frankenheimer, Hitchcock o De Palma. En el primer aspecto se trata sin duda de una de las películas más frías, crudas y sobrias de su director (aunque en el fondo las reflexiones de los personajes no aporten nada que no hubiésemos visto antes), y en el segundo aspecto es sencillamente brillante, sobre todo por la planificación de cada uno de los asesinatos y por la intercalación de algunas escenas que le dan una dimensión humana mucho mayor a la película (el encuentro con el "Papa" de la organización que provee de información a Avner, el intercambio de ideas entre éste y el terrorista palestino, el pasaje de la asesina a sueldo holandesa, etc).

La película pese a todo decae en una media hora final demasiado dispersa, en la que se intenta subrayar de manera innecesaria todo lo que ya nos habían contado entre líneas a lo largo de la película, esto es, que Avner no podrá volver a ser el mismo, que alberga muchas dudas sobre lo que ha hecho, que a causa de su experiencia ahora se siente constantemente observado y vive con la obsesión de ser un objetivo terrorista, etc. Y es interesante porque hace patente que a Spielberg no le interesaba tanto la trama de terroristas/contraterroristas como los remordimientos y la "muerte interior" de Avner, pero carece de la concisión de las dos primeras horas. Podrían haberse ahorrado perfectamente la escena en la que el protagonista se encara con un funcionario del Mossad, por ejemplo, o aquella en la que decide dormir en un armario por miedo a que haya una bomba en su cama (después de habernos contado la anécdota del agente que dormía siempre en armarios, esa escena resulta un poco artificial). Y sobre todo, sobraba el horrendo flashback en el que Avner "recuerda" el atentado de Munich mientras hace el amor con su mujer, un momento de plasmación tan grotesca que a punto está de echar al traste la sobriedad del resto de la película.

Si es destacable en cambio el desenlace, que comento en el SPOILER.
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Javialacarga
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