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República Checa República Checa · Praha
Críticas de Johan Liebhart
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Críticas 62
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
19 de mayo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Somos muchos los que soñamos con realizar una obra cinematográfica. Plasmar una idea en el papel, tomar una cámara y un par de actores y ponerse a grabar. Parece sencillo al pensarlo, sin embargo, son pocos quienes verdaderamente se atreven a llevar sus ilusiones al abismo de la puesta en escena, a sumergirse en un proyecto de siempre imprevisibles consecuencias como es hacer cine.

Con razón Truffaut decía que el mayor peligro que corre un director es el de perder el control de su obra durante el proceso de realización. Cuántos grandes autores no consiguieron imponerse tras los fracasos inevitables de una jornada de grabación y fueron condenados al olvido. El caos del plató acaba separando, irremediablemente, a muchos artistas del mundo del cine. O acaban empacando productos muy contrarios a sus ideales. Pocos se atreven a llevar sus ideas honestamente hasta el final, a vivir de ellas y por ellas, a vivir rodando…

Vivir rodando fue, precisamente, el título con el que llegó a España en 1996 la segunda obra de Tom DiCillo, director, guionista y actor ocasional que junto a Jim Jarmusch se inició en el movimiento independiente de cine americano de los ochenta. Una película que exploraría de forma cómica los intríngulis de las producciones independientes con una frescura inédita fruto del recorrido de su director hasta entonces.

DiCillo venía de realizar su ópera prima, Johnny Suede (1991), con Brad Pitt como protagonista en uno de sus primeros papeles. Desde entonces, llevaba varios años tratando de sacar adelante el que sería su tercer film, Box of Moonlight (1996), pero se veía imposibilitado, una y otra vez, por la continua falta de presupuesto y por un equipo de trabajo poco comprometido con la obra.

Lejos de desanimarse, DiCillo decidió transformar toda su frustración en impulso creativo. Se puso a escribir y elaboró un guión satírico sobre las experiencias que había estado sufriendo. Primero, pensó en realizar un pequeño sketch con la ayuda de sus amigos y el antiguo equipo de Johnny Suede. Luego el resultado fue tan gratificante que se decidieron a realizar un largometraje con la intención de presentarlo al Sundance Festival donde, acabarían ganado el premio a Mejor Guión en la edición de 1995.

Como DiCillo no quería ir mendigando dinero a las productoras para el proyecto, acordaron que quien quisiera participar lo haría gratuitamente. No obstante, les entusiasmó tanto la idea que incluso acabarían pagando por actuar y formar parte. Y así, de la frustración a la ilusión compartida, nació “Vivir Rodando”.

La historia nos cuenta las desventuras de un equipo de rodaje en su intento de llevar a cabo un film independiente de muy bajo presupuesto. Liderado por Nick Reve (alter ego de DiCillo), un sufrido director, encarnado por Steve Buscemi, que llevará sus nervios al límite. Ya sea por los sucesivos accidentes que ocurren en plató o por la incompetencia de los estrambóticos individuos que le rodean.

Personajes variopintos e hilarantes, desde un descerebrado operador de audio exhibicionista, hasta un director de fotografía hipersensible que gusta de llevar un parche pirata en las grabaciones. Crearán situaciones insostenibles y surrealistas que interrumpirán continuamente las escenas. Para desgracia de Nicole Springer, una talentosa e infravalorada actriz cuya carrera se resume en una escena de ducha con Richard Gere. Un personaje brillantemente interpretado por Catherine Keener en el que refleja de forma irónica las experiencias sexistas que había tenido en la industria.

Pues, a pesar de lo que pueda parecer, no se trata de otra comedia de gags sobre el cine como aquellas que comenzaban a aflorar en los noventa. La película se desmarca, ya desde un inicio, abriendo con un diálogo jocoso entre los ayudantes de cáterin. En una suerte de sátira y homenaje a todos los sectores invisibilizados que son vitales durante el desarrollo del rodaje.

Presenta un amor honesto por la creación cinematográfica, de aquellos que ya no se ven hoy día. A lo largo de la cinta acompañamos a sus protagonistas en el set de rodaje, en los camerinos, entre bastidores, dentro y fuera de las grabaciones. Vivimos el proceso con ellos. Porque DiCillo te invita a mirar y a formar parte del equipo. Porque el cine es un proceso de gran implicación emocional. Nos lo recuerda, de nuevo, con un arrebatador Buscemi, aquel director que ansía comerse el mundo con una ingenuidad casi infantil que recuerda al Ed Wood de Johnny Depp, pero que persevera y persevera para ver realizada su obra, su sueño.
Sueño que recorremos y que nos descubre las relaciones sentimentales de los personajes, así como sus inquietudes y aspiraciones vitales. Mostradas alternativamente en blanco y negro y a color con una fotografía cuidada y un rigor en los encuadres poco habitual.

Con todo esto y apenas noventa minutos de duración, aún le queda espacio para la crítica. Centrada en el personaje de Chad Palomino (James Legros), un actor rutilante de la industria que dice admirar el trabajo de los directores independientes. Una caricatura de la hipocresía de aquellas estrellas, forjadas en Hollywood, que recurren a producciones independientes solo para mejorar su estatus de cara al público. Hay quien afirma que es una pantomima de Brad Pitt…

(sigo en spoiler por falta de espacio, pero sin destripar la trama)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Johan Liebhart
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The Magical Clock
MediometrajeAnimación
Francia1928
7,3
73
7
19 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La imaginación de los niños no siempre termina con la madurez. Algunos son capaces de dar salida a las más trepidantes fantasías de la infancia con obras de una sensibilidad única en su adultez. Pienso en Miyazaki, Lasseter, Moore, Ocelot, Reiniger, Mccay. Los animadores son muchas veces los mayores alquimistas de los sueños infantiles. Proyectando mundos de infinitas ilusiones con altas dosis de creatividad e ingenio en lo inanimado de un papel en blanco. Consiguen transmutar emociones desde lo inerte de un juguete, un trozo de plastilina o un recorte de cartón.

Entre estos alquimistas se encuentra Wladislaw Starewicz. Quien demuestra sobradamente con este corto porque es reconocido como el primero y más importante artista del stop-motion. En 1928, ya llevaba más de dos décadas experimentando con la técnica. Recalado en Francia tras la revolución rusa, buscó hacer realidad un sueño de su hija. La pequeña deseaba vivir entre sus muñecos y protagonizar hazañas entre príncipes y princesas. En tres años, su padre hacía realidad este híbrido primigenio entre "Toy Story" y "Arthur y los Minimoys" para su cumpleaños.

Aunque los largos intertítulos atragantan el visionado y el ritmo de la obra, contemplamos algunos momentos muy inspirados y bellos que mezclan imagen real con animación. Especialmente en la segunda mitad, con la niña danzando sincronizada con las flores, en un precioso díptico que antecede y recuerda a las Silly Simphonies Disney; o bien, cuando lucha a caballo contra un dragón, a modo de Sant Jordina. Vamos descendiendo, primero en la ciudad, luego en el bosque y terminamos en la montaña. Entre múltiples decorados medievales y figuritas cuya evidente artesanía manual las hacen más preciadas. Ese mimo con los detalles que acompaña toda la carrera de Starewicz, a pesar de la evidente falta de medios tecnológicos y económicos, es enternecedora. Además, teniendo en cuenta que siempre trabajó con su familia, centrado en las disparatadas ideas propias y de su entorno. Rara vez trabajó por encargo.

Cuestión aparte (y quizás la génesis de toda su obra) se da en su inquietante obsesión por la entomología (siempre utilizaba insectos reales), que redoblan lo sinestro de la escena del cuervo con el escarabajo. En general, es una obra muy rescatable, de portentosos pasajes que inspiraría sueños futuros de cortos y largometrajes animados.
Johan Liebhart
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Traces (C)
CortometrajeAnimación
Francia2019
7,2
67
Animación
8
17 de mayo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hugo Frassetto y Sophie Tavert Macian firman el mejor cortometraje en pintura sobre cristal desde que desapareciese su máximo artífice, el maestro Aleksandr Petrov. Los autores se basan en pinturas rupestres reales del paleolítico, que cobran vida en el corto entre motas de rojo sangre y cantos guturales. Valiéndose de trazos finos en dintorno, elaboran con suma creatividad ritmos y formas apabullantes que nos van descubriendo un mundo primitivo y salvaje.

Las imágenes están cargadas de una misteriosa pregnancia y la casi ausencia de diálogos logra una sensación muy hipnótica. Hay pasajes asombrosos: el susurro de la llama, la caza del bisonte, la estampida, el río de sangre. El juego entre representación y realidad del pintor en la cueva es especialmente vibrante. Cautiva pensar en este improbable antepasado como una suerte de artista primigenio. Observando la belleza brutal de su entorno y tratando de plasmar sus visiones. Todo el recorrido que ilustra la cacería está elegantemente contado con una sinfonía animal entre cazadores y presas que perdura en la retina.

Solo queda esperar que esta obra no sea más que el principio para tan prometedores autores, capaces de retomar el testigo de un estilo de animación tan hermoso como infrecuente.
Johan Liebhart
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Pikadon (C)
CortometrajeAnimación
Japón1978
--
Animación
8
17 de mayo de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corto de animación estrenado en el museo de Hiroshima y exhibido de forma recurrente en las escuelas secundarias para recordar a los alumnos nipones las devastadoras consecuencias del bombardeo nuclear de 1945.

«Pikadon» es un término que acuñaron los supervivientes del holocausto nuclear de Nagasaki e Hiroshima para describir lo que vieron y sintieron durante el estallido de las bombas. Una gran explosión ("don") de luz brillante ("pika") que acabó con la vida de 200.000 personas, solamente en el primer año tras la detonación.

Renzô Kinoshita y su mujer Sayoko Kinoshita, dos grandes pioneros de la animación japonesa independiente, comenzaron a gestar "Pikadon" en 1975. Buscando recrear los minutos previos y posteriores a la tragedia, recogieron los testimonios de los supervivientes treinta años después de aquel fatídico agosto. Fragmentado sus recuerdos en la turbadora plástica de las imágenes, asistimos a la cotidianidad de una mañana de verano brutalmente interrumpida por un horror indescriptible.

"Jugaba con mi hermano descalza en el jardín, mi abuela arrancaba las malas hierbas cuando... Vimos aquel pikadon..."
Johan Liebhart
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6
3 de enero de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ‘Renku’ o ‘Haikai no Renga’ es una forma de poesía colaborativa tradicional japonesa que consiste en una sucesión de versos enlazados. Hay diversos formatos según su estructura, pero el más usual es el Kasen ("genios poéticos") que consta de 36 estrofas.

En el año 2003, Kihachiro Kawamoto, reunió a 36 animadores de talla internacional, para animar cada una de las estrofas de un célebre Kasen iniciado por Matsuo Bashō.

El resultado es un mediometraje a todas luces desigual y arrítmico, con pasajes muy logrados y otros muy poco memorables, siendo en su conjunto una suerte de "cadavre vivant" de muy distintas visiones y estilos de animación que van sucediéndose minuto a minuto. A diferencia de la fuente original, donde cada poeta responde al verso anterior con ingeniosa y disparatada (in)coherencia, en Winter Days la fluidez de la poesía y el ejercicio de correspondencia se pierde al trocear el texto narrando y renarrando cada estrofa según se suceden las piezas animadas, generando inevitablemente una dislocación entre cada autor.

Aunque solo el hito de reunir a animadores tan esporádicos, diferenciados y geniales como Yuriy Norshteyn (el invitado especial y único al que se le conceden dos minutos), Isao Takahata, Jacques Drouin, Raoul Servais, Kôji Yamamura o Břetislav Pojar hace que merezca definitivamente la pena visionar esta curiosa efeméride de poesía animada.

(en spoiler un listado cronológico de cada uno de los animadores según la estrofa y el poeta asignado)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Johan Liebhart
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