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Críticas de micatarsisparticular
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
8
18 de enero de 2009
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho dio que hablar la controvertida figura de Richard Nixon, considerado por muchos como el peor presidente de la historia de los Estados Unidos. Tal vez por eso, incluso casi quince años después de su muerte, todos los hechos que rodean su mandato siguen teniendo vigencia, sobre todo si juzgamos al último inquilino en abandonar la Casa Blanca, un George W. Bush que es competencia directa a Nixon en la carrera por tan vergonzoso título. Frost / Nixon aprovecha el escándalo del Watergate y los posteriores acontecimientos de la vida de Nixon, y de su entonces rival David Frost, para poner de manifiesto un hecho elemental e innegable en política. Que los deseos de justicia, libertad y verdad del pueblo son imparables, y que este los conseguirá por cualquier medio. En el caso de Nixon la herramienta usada fue una entrevista que pese a que se advertía como un paseo para este, terminó siendo su tumba de cara a la historia. La importancia de este desafío es suficiente para que Howard ignore la vida de su protagonista y se centre, exclusivamente, en dicho cara a cara. Las facetas que rodearon la ajetreada producción de dicho programa cobran tanto protagonismo como el mandatario, retratado a veces como un sátiro, otras como un soberbio y algunas, como un viejecito despistado al que no se le puede culpar de nada, más allá de algunos achaques de la edad. Esta cierta ambigüedad, sobre todo en el tramo final, es la grandeza y a la vez el punto más débil de Nixon / Frost. Cierto es que Nixon no era el “hombre del saco” que se ha vendido en otros títulos, pero tampoco una figura que inspirara esa melancolía que se sugiere en la conclusión. El otro punto flaco –si es que este era uno- del filme, es el propio Howard, que aunque menos que en otros títulos, aparece siempre un tanto liado con la planificación y la narrativa pero eso sí, explotando al máximo a unos geniales Frank Langella y Michael Sheen, máximos alicientes del proyecto. Del estupendo reparto cabe resaltar la presencia de Rebecca Hall, una talentosa y prometedora joven que tras desayunarse dos veces a Scarlett Johansson (El Truco Final y Vicky Cristina Barcelona) aparece en esta película de forma anecdótica, como mero reclamo en un papel del todo prescindible. Frost / Nixon es pues un producto hecho –como casi siempre en la filmografía de su máximo responsable- a la medida que exige la Academia, con una temática histórica básica para los norteamericanos, unas interpretaciones sublimes y una importancia política máxima, ya que recuerda a los futuros líderes del mundo el peligro de actuar contra quienes le han otorgado ese efímero poder.
micatarsisparticular
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5
18 de enero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La política de Walden Media está clara desde prácticamente el inicio de sus actividades. La compra de exitosas novelas de género fantástico y su posterior adaptación a la gran pantalla, es el modus operandi de esta compañía. Esta dinámica ha logrado atraer a millones de jóvenes de todo el mundo que, deleitados por sus héroes literarios, esperaban verlos convertidos en carne y hueso desde su butaca. Desde entonces muchos han sido los títulos estrenados gracias a esta máxima, figurando entre ellos auténticos éxitos de taquilla promocionados a gran nivel, y otros que tras su estreno han caído en la indiferencia. Esta City of Ember nadaba entre dos aguas, ya que a pesar de que por estas latitudes su publicismo no ha sido tan agotador como el de otros títulos Walden, sí se esperaban de ella ciertas virtudes. Sobre todo debido a su interesante premisa y a un impresionante reparto. Y lo cierto es que ambas facetas funcionan de manera notable en esta adaptación. Su historia, a pesar de tomarse más de 40 minutos en arrancar, ofrece diversión continua y un buen tratamiento del misterio, así como una visión más que acertada del género fantástico. El reparto, además, funciona a la perfección, no tanto porque sus intérpretes realicen trabajos memorables, sino porque cada uno es perfectamente consciente de su rol. Como en una buena plantilla de fútbol, las jóvenes promesas -con una de nuevo sobresaliente Saoirse Ronan- se conjuntan con los “jugadores” más maduros combinándose en absoluta sintonía. Es sin embargo en la ambientación y el diseño de producción, aspecto que suele brillar en estas cintas, donde City of Ember flaquea, ya que esta urbe subterránea, decadente y sombría, no luce tan amenazadora como se le suponía y los efectos especiales que la acompañan son en algunos momentos demasiado artesanales. En definitiva City of Ember, una ciudad que recordará a Rapture o al Refugio 101 a los fans del videojuego, es una cumplidora película fantástica que, a pesar de poder haber dado más, ofrece exactamente lo que promete. Aventuras, acción y para el que quiera, interesantes lecturas sobre una sociedad apática, temerosa y terriblemente dependiente de sus miedos y creencias.
micatarsisparticular
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6
18 de enero de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay ocasiones en las que el cine despierta cierta sensación de deja vù. Uno realiza el ritual completo. Paga en la taquilla, hace cola en la entrada, palpa buscando a ciegas su butaca, se sienta en la oscuridad y espera. Y cuando empieza la película y pasan unos veinte minutos, comienza a revisar su entrada, se gira buscando el número de la sala y otea a sus compañeros para descubrir algún gesto de extrañeza o un indicio de sublevación. Alguien ha cometido un error. ¿De verdad no se ha equivocado alguien? ¿O tal vez sea cosa mía? Sea lo que sea algo va mal, porque esta película ya la he visto. Seguro. Al cien por cien. ¿Policías corruptos? ¿Abusos de autoridad? ¿Bajos fondos? ¿Conflictos familiares? ¿Decisiones entre la legalidad y el compañerismo? Esto ya nos suena. Es más, lo sabemos al detalle. Conocemos el principio y el final. A los personajes y cómo reaccionarán. Hemos visto esa escena. Y esta. Y aquella. Ese giro lo veía venir. Ese diálogo me lo sé de memoria. Cuestión de Honor, título español tan pretencioso como el original Pride and Glory, no es una mala película. Tiene una construcción notable, unos grandes actores y ciertos atisbos de intentar reconducir el tema a un entorno más dramático. Fracasa al hacerlo, sí, pero no es una mala película. Su mayor lacra es que antes de entrar en la sala, antes de ver el tráiler o incluso antes de saber nada de este proyecto, ya lo hemos visto. No en vano el drama policial sigue estancado en los mismos temas, personajes y giros durante años, variando –y algunos casos ni siquiera esto- simplemente de contexto. Y el hecho de que en la pequeña pantalla haya obras geniales como The Wire o The Shield, hace las comparaciones aún más odiosas. De modo que al fin y al cabo lo que ocurra en esta Cuestión de Honor nos da igual porque conocemos, mucho mejor que Norton, Farrel y Emmerich, cuál será su destino.
micatarsisparticular
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8
18 de enero de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia política de los Estados Unidos, un claro ejemplo de progreso y modernidad democrática desde su creación, ha estado marcada por idealistas y visionarios que, a pesar de haber hecho avanzar socialmente a su patria como a ninguna otra, terminaron salvajemente asesinados por sus propios conciudadanos. Este factor perenne en la leyenda negra norteamericana no hace más que evidenciar que el país más avanzado del mundo, tiene en ocasiones un terror abismal al cambio. Para su desgracia, la democracia estadounidense ha germinado en ocasiones regada por la sangre de mártires que perecieron en la defensa de causas nobles, pero muy impopulares en su época. A los Lincoln, Kennedy o Luther King, se les podría unir sin reparos Harvey Milk, un malogrado político californiano que aún a precio de su propia vida, luchó con talento y perseverancia en defensa de los derechos de los homosexuales. Esta cruzada ganada a medias, sigue aún luchándose hoy en día no sin polémica y duras discrepancias, por lo que el arrojo de Van Sant a la hora de defender la causa exige aún en este recién estrenado 2.009, cierto arrojo y valentía. Apoyado en grabaciones reales, el cineasta crea un retrato verosímil, sensible y conmovedor de este carismático e idealista político al que interpreta de manera genial un inspirado Sean Penn. Las aclamaciones al actor, una vez más, son del todo merecidas, pero no es este el único intérprete en estado de gracia dentro de esta Milk. Hirsch, Franco, Luna, Garber, Brolin… todos ellos parecen haberse contagiado del entusiasmo de Penn, protagonizando un continuo pique de talento en el que el mayor recompensado es el público. Milk es, a pesar de algunos perdonables excesos melodramáticos, una gran película política y un nuevo alegato a favor de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos que conviven en una democracia. Y una demostración más de que la libertad, como el agua, siempre encuentra un camino por muy altas que sean las barreras.
micatarsisparticular
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9
18 de enero de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginemos que topamos con un niño pequeño, alguien recién salido del coma o un solitario eremita. Es decir, alguien que por sus circunstancias no ha estado en contacto con la actualidad durante un tiempo. Imaginemos que estos individuos nos hacen una serie de preguntas y que nosotros, con menor o mayor sabiduría, se las intentamos responder. Inquiridos por qué o quién es Clint Eastwood y a qué se dedica, nuestra respuesta sería sencilla. Tan sólo tendríamos que sugerirles ver Gran Torino para que comprendieran a la perfección el cine Eastwood. No en vano, la última película de este genio es la máxima definición de su visión del séptimo arte y tal vez, de la vida. Es el retrato absoluto de su idiosincrasia y su metodología delante y tras las cámaras. Viendo Gran Torino nuestros nuevos amigos descubrirían a un cineasta capaz de rodar dos pequeñas joyas en apenas meses, de dominar con mano de acero la narración, de convertir una historia nimia y tópica en un retrato profundo de la sociedad moderna, de mostrarse a sí mismo como un ser de otro tiempo atapado en un mundo que no comprende, de bordar un final legendario sin aparente esfuerzo. Gran Torino, enésimo filme crepuscular de un astro cuyo brillo aumenta con el tiempo, es una demostración más de lo que significa ser un genio, que no es otra cosa que estar dotado de la capacidad de convertir lo sencillo en algo sobresaliente. Viendo Gran Torino se comprende a Clint Eastwood. Se le contempla como una leyenda viva más que como a un creador actual. Se admira lo que hace y cómo lo hace. Viendo Gran Torino, ese niño pequeño, ese enfermo, ese solitario… nos empezarían a preguntar sin remedio, curiosos y embelesados, por Sin Perdón, Mystic River, Cartas Desde Iwo Jima, El Bueno, el Feo y el Malo, Harry el Sucio…
micatarsisparticular
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