Extraña y perfecta película, con dos carismáticas protagonistas (Emily Perkins y Katharine Isabelle) y un entretenido guión que conjuga sus dos líneas argumentales (adolescencia y terror) de manera un tanto arriesgada (utilizando la mestruación como elemento iniciático y nexo de los dos mundos). Muy recomendable.

Lo que podía haber sido una burrada desinhibida y divertidísima, se queda en otra película más del género con un humor negro demasiado light donde, a pesar de ello, una jovenzuela Rose McGowan como mala malísima le otorga ese halo de experiencia inolvidable.

Una insoportable Audrey Hepburn protagoniza, junto al peor galán de la historia, esta aburridísima e interminable película que, seguramente "gracias" a la mano del vendehúmos de Truman Capote, desprende una repugnante pose transgresora (referencias a la prostitución) con algún que otro supuesto toque gracioso (el vecino), donde lo único que consigue salvarse de la hoguera es la simpática interpretación de Moon River en la ventana y el final bajo la lluvia.

Historia mal resuelta con un reparto poco por la labor (exceptuando el cambio de registro de Pablo Chiapella) y unos guionistas más preocupados por la venta del suspense que por cuidar el contenido del mismo.

Repetir la misma historia una y otra vez produce hartazgo; dotar de brillo a unas conocidísimas mallas rojas, aburrimiento; hacerlo con un abominable reparto, el enfado más grande de la historia.