Muy sugerente visualmente, llena de grandes énfasis en imágenes, con extraordinarios emplazamientos, la cinta estaría mejor pensada como una historia de fantasía. Colorista y con alardes técnicos notables, se vuelve torpe a la hora de aproximarnos a los personajes. Tarsem demuestra un gran conocimiento técnico y una gran capacidad para provocar al espectador a través de las imágenes, lo que en esencia es el cine pero trastabilla en la capacidad de narración, si esta fuera una película muda podríamos hablar de una obra capital, desgraciadamente para Tarsem los diálogos y el montaje de dos mundos enfrentados hacen que su generoso esfuerzo quede en notable.

El mundo real y fantástico se alternan, teniendo el peso visual y más atractivo la historia fantastica, cuando esta tiene que dejar paso al final la película cae en una depresión, a pesar de esto es tan extraordinario su poder visual que resulta muy recomendable.

El comienzo prometedor, con la tripulación que llega a una nave perdida con oscuros y terroríficos secretos, se disipa completamente a media hora para el final. La infernal nave se traslada a un infernal guión, que termina tropezando y cayendo en el espacio sin gravedad. Las pesadillas se convierten en bromas de mal gusto.

Al pobre Laurence Fishburne, que ha luchado tanto por mantener la película a flote, se lo traga un agujero negro sin remedio.

El final es malo con ganas.

Ya desde su muerte la figura de Rodrigo Díaz de Vivar fue manipulada por los nobles, el clero y el pueblo. Se creó un mito que saltó de romance en romance al igual que de boca en boca. Dándole alas al recuerdo de un guerrero audaz hasta hacerlo tocar el cielo.

Pues bien, el largometraje "El Cid" es digno heredero de la leyenda cidiana y se convierte en el máximo divulgador del héroe castellano a nivel mundial.

Cuando Samuel Bronston pensó en el personaje del Cid, sólo tenía intención de hacer una superproducción que atrajese al público a los cines, utilizando una fórmula que en Hollywood conocían muy bien: pareja protagonista atractiva y con tirón envuelta en apasionada historia de amor en un trasfondo de épicas batallas con cientos de extras, cuidados decorados y vestuario, acertadas localizaciones con castillos y una hermosa banda sonora. Para ello reunió a lo mejor de aquel momento entre actores, técnicos y equipos.

En la fotografía Robert Krasler conocido por su labor en El Tercer Hombre; en la dirección artística Veniero Colasanti y John Moore candidatos al Oscar por su trabajo; extraordinaria banda sonora Miklós Rózsa.

Sofia Loren estaba en su plenitud física, más atractiva que nunca. Charlton Heston estaba en su momento más dulce.

Un Anthony Mann en horas bajas, fue el elegido para dirigir la película, cambió pistolas por espadas. El film tiene un regusto claro a western donde Mann había brillado con títulos como “El Hombre de Laramie”, “Horizontes Lejanos” o “Colorado Jim”. Además “conocía España”, puesto que estaba casado con Sarita Montiel (que tuvo papeletas para encarnar a doña Jimena).

El resultado fue un épico film, donde Mann no supo sacar todo el partido a las escenas románticas entre doña Jimena (Sofía Loren) y el Cid (Charlton Heston). Tampoco hay que culparle totalmente por la falta de química entre los protagonistas, parece ser que la Loren complicó el rodaje con actitudes altivas y de estrella. Pero la obra brilló en los duelos, las batallas y en dotar al héroe de una gran hombría, valor, fuerza, justicia y obstinación. Presentándolo como un enviado de Dios para defender a España contra el invasor, una especie de iluminado divino repleto de valores honorables que habían sacado de los cantares de gesta y otras obras adoctrinadoras del medievo.

Pero ante todo, El Cid, es el portentoso derroche de un Heston en el mejor momento de su carrera tras protagonizar “Ben-Hur”. Insuflando vida a un personaje que hasta entonces había alimentado el imaginario popular, adueñándose totalmente del mito o el espíritu del héroe del cuerpo del actor. El rostro de El Cid es el de Charlton Heston.

Él es un ambicioso visitador médico con facilidad para ligar, ella es una artista enferma de Parkinson y altruista. Son polos opuestos que se conocen e inician una relación. Es un buen argumento para un drama romántico, si se quiere dar la vuelta y obviamos la enfermedad una comedia, si le quitamos romanticismo y ponemos unas cuantas escenas de sexo una simple comedia ligera. El guión es una montaña rusa que rompe la película en muchos pedazos. Hay pedazos de comedia burda, otros de drama y otros de romanticismo, alguna que otra pastillita de viagra... un cócktel que no hay quien se trague.

Los actores nos muestran lo mejor de su anatomía (para regocijo de muchos) y hacen lo que pueden pero es insuficiente para salvar a este fallido film.

Me vino a la cabeza el estribillo de aquella canción mientras veía el documental:
I was born to rock'n'roll, everything I need
I was born with the hammer down
I was built for speed.

Él es un rockero con mayúsculas, una especie en extinción, un dinosaurio surgido de otra época. Ha vivido, vive y vivirá hasta sus últimos días para su música, sus fans y sus giras. El documental es eso, acercarnos a un personaje con excentricidades y lleno de sencillez, al mismo tiempo, un tipo que dice las cosas tal y como son, sin tapujos, sin edulcorar nada.
Tras ver donde vive, en qué pasa su tiempo libre, verle en el escenario, ver lo que dicen otros músicos de él...todo muy convencional en este tipo de documentales, quieren dar una vuelta de tuerca tratando de dar un lado más humano al tipo duro y ahí es donde la pifian, como diría Lemmy "la cagan de cojones", que si infancia que si el hijo... Pero ¿qué es ésto? No cuela para nada.

Estos documentales estan dirigidos principalmente a los fans que son los que van a tener la motivación para verlos, la mitad de las cosas ya se han contado o visto en otros. Saquen hablando a Lemmy el 99% porque los momentos álgidos están con sus frases, menos ver a James Herfield, el tanque, las drogas, las tragaperras... que todo eso es repetitivo.

Una lástima tener al personaje y no darle rienda suelta. Como diría Lemmy "No han tenido huevos".