Al guión se le puede acusar de maniqueo; por ejemplo, la Iglesia es la mala: son los encargados de administrar el dinero que Dios genera en la tierra; esto ni es bueno ni es malo: es real; y con ello consigue que el espectador se vuelva a sentir identificado con el personaje. Por ejemplo, los abogados del mejor bufete de Boston y que representan al hospital religioso son los malos. Y creo que ahí está la clave de la película, en el punto de vista del director/del guión: desde el principio de la trama nos hace ver siempre que la demandante está en coma por negligencia médica. No nos da otra opción ni nos quiere hacer dudar. Ésa es la verdad. Al director le interesan otras cosas. Al director le interesa el proceso por el que pasan los personajes y sus circunstancias para hacer creíble la verdad en un tribunal; nos quiere poner del lado del débil; Galvin dice en la película en un face to face con Ch.R. que alguien tiene que proteger al débil frente al poder del dinero y la posición social. Y ese proceso es que nos quiere enseñar el director, que entre unos y otros, y en ambos lados, están los perdedores de la vida y que nunca hay un verdadero ganador. Es increíble la gama de grises que despliega ahí. Ahí es donde la peli es maravillosa, con un maldito/héroe Galvin, una mujer alcohólica/enamorada que ha perdido su oportunidad de redimirse, un abogado de la acusación que desprecia a su defendido, una pareja de demandantes que nunca podrán recuperar a una hermana que se quedó en coma y vive como un vegetal pero que necesitan el dinero del trato. Con el médico negro y anciano que testifica a favor de Galvin (y que se tiene que ganar la vida testificando en juicios a sus 74 años) consigue el guión con maestría descubrirnos a los espectadores como seres con prejuicios. Negro y anciano no puede ser peor testigo. Al ponernos en esa postura nos baja de la butaca, nos hace sentir humanos y no ya espectadores de una película de ficción: el guión traspasa la pantalla y nos hace incluso a nosotros mismos ser partícipes de todo ese circo humano que monta; nadie queda libre, ni dentro, ni fuera de la pantalla.
La vida señores, contada con todos los colores…
James Mason: soberbio. Charlotte Rampling: soberbia.
La narración de Sidney Lumet es extraordinaria: parece todo tan fácil, casi no se nota; parece que ha dejado una cámara puesta delante de la vida…

Mi puntuación es un 9,5. Existen pequeñísimos fallos que le roban el 10:
Ej.-1.- El guión nos quiere descubrir (para mí innecesariamente y antes de tiempo) a Charlotte Rampling como un posible “topo”;
2.- El claro maniqueísmo (con los matices que he comentado) de quiénes son los buenos y quienes los malos.
3.- Galvin fue muy bueno buenísimo y brillante antes de su problema y ahora es un desgraciado. La premisa es un poco facilona.
Pero señores, esta película tiene garra, te gana y te puede. Y ahí está su magia. Excelente. Imprescindible.

Entretenimiento, espectáculo y arte son 3 estadios sucesivos: Bolt comienza de forma trepidante; es una peli de acción durante los primeros 20 minutos; UN VERDADERO ESPECTACULO. Resulta que nada es lo que parece y la peli da un giro de guión: se convierte en El show de Truman copiado literalmente ¿¿??? ¿Realmente eso lo puede captar un niño de 8 años como era mi acompañante?. Sorprendentemente sí. Pero cuando Bolt empieza a ser un perro más, la trama decae; del espectáculo pasamos al entretenimiento de un Lassie de cuarta y del entretenimiento al bodrio. A los 45 minutos los dos habíamos perdido el interés por una trama totalmente predecible que acaba con el moralismo típico de Disney. Y se nos habían acabado las palomitas y la coca-cola.
Bolt es un perro y como todos los perros es fiel hasta la idiocia. Punto. No evoluciona ni desde el punto muerto (¿que esta peli fomenta la idea de la amistad? Si, vale. Pero para eso basta con ir a cualquier patio de un colegio..) Mittens mola al principio cuando aparece como una sarcástica y chantajista gata callejera llena de piojos. Al final acaba estilizándose (literalmente). Rhino es un ratón gordito que vive pegado al mando a distancia con su gorda dueña dentro de una autocaravana y a su vez dentro de una bola de plástico (buena metáfora, ole). Es un fan fatal que resulta divertido en muchos momentos; el mejor personaje; el mejor dibujado en guión, y desde luego divertido. Parece salido de una peli de Pixar, que por equivocación se hizo amigo de los anteriores y le llenaron la cartera para irse a Disney. La niña, la madre y el representante de la niña no merecen ni mención. Y lo de las palomas es para tirarse de los pelos.
En el género de la animación o de los dibujos animados existe un cine para niños y un cine para adultos, que alguna vez maravillosa coinciden y hacen de una peli verdadero arte: Toy Story, Shrek, Los Increíbles o Ratatouille.
Cacharreando por Filmaffinity existe una compañera de críticas llamada Eurídice que dice tener 9 años. Ella puntúa y ha hecho ya 5 críticas. Es argentina (mi admiración por Argentina crece y crece sin parar). Échenle un vistazo que no tiene desperdicio: los niños tienen criterio, sin necesidad de tomar prestado el de los adultos. Nosotros podemos dar pautas, normas de comportamientos, ¿moralidad?, pero nunca cajones cerrados de los que no se permite sacar nada y a los que nada se puede añadir. Ojito: para un niño de 8-10 años High School Musical es muy importante; cada generación hemos tenido nuestros Mazinguer Z. Pero es mejor que no les tratemos como tontos y LES PERMITAMOS ELEGIR algo más que la colección de tópicos y moralina de la Sección Femenina Franquista…
Si le doy 5 puntos es por esos primeros y magníficos 20 minutos que hacen que merezca la pena ir a ver la peli.
P.D._ Mi sobri promete ya como cinéfila: siempre quiere ir a la última fila de butacas.