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España España · Salamanca
Críticas de Polikarpov
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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
3
22 de noviembre de 2021
48 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tópico ese de que ya está todo inventado, es verdad. Digo en lo de contar historias. Te salva la forma que tienes de contarlas. Otro tópico, pero sí. Ahí te puedes dejar algo personal; de «autor».

En “Last night in Soho”, Wright se tira a la piscina, sin pensar si se romperá la crisma o no. Mientras cae hacia lo desconocido, nos pasea por un revoltijo de géneros: desde el thriller psicológico hasta el coqueteo espacio-temporal, pasando por el terror parapsicológico con pincelada zombie incluída.

En el terreno del delirio esquizoide ya se metieron algunos hace tiempo. Me vienen, por ejemplo, el Polanski de “Repulsión” (cuando Polanski era Polanski), al que Wright no se corta en «homenajear» en una secuencia de esto suyo. O, por no salir del territorio (british) y aproximarnos en el tiempo a la historieta esta, mismamente el chalado de Ken Russell. El uno desasosegaba, y el otro, raspaba.

El problema es que Wright no parece estar de la olla (al menos al nivel de los otros) y, claro, termina dando palos de ciego. No es un «maldito», lo sabe, y opta por huir hacia adelante con alegría y desparpajo, sincronizando la escena al ritmo de la (magnífica) banda sonora y de una sugerente (aunque edulcorada) puesta en escena, no llegando a montar más que un festejo disperso de fondo, lejos de la verdadera naturaleza oscura de estas historias, para rozar, en cambio, la parodia naturalista, terminar perdiendo la referencia de lo que quiere contar y, encima, sucumbiendo en un final, a estas alturas tan magreado por los de Hollywood y sus imitadores, que aproxima a la náusea.

En resumen: sólo el esfuerzo de Taylor-Joy, de McKenzie y, por supuesto, de la ya ancianísima diosa Diana Rigg, logran llamar la atención.
Polikarpov
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1
11 de enero de 2020
119 de 213 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de locura progresiva con pizca de fantástico.

¿A que no parece mala idea?

No os dejéis engañar. En realidad, los Eggers (guionista y director) no tienen nada medianamente interesante que contar, salvo mostrar cómo Dafoe y Pattinson se dejan los higadillos para intentar levantar la incómoda pesadez de esta cosa que, en algún momento, decidieron disfrazar de expresionista, seguramente para darle un toque de distinción y originalidad intelectualoide, lo que convierte (al menos al Eggers director) en el alumno más tonto (y, por eso, quizá, en el más insolente) de la clase de Wiene, Lang , o Murnau, si ponemos ejemplos.

Y para «amenizar» la cosa todavía más, el final me recuerda sospechosamente al de la magnífica “Kiss Me Deadly”, de Robert Aldrich.

En resumen: mantenerse lejos de esto. Seguro que en la cartelera hay cosas más interesantes.
Polikarpov
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3
24 de septiembre de 2011
59 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho que el policía Santos Trinidad descendió al infierno. A su infierno. El se lo buscó. Y, quizá porque no tenía más remedio o porque alguien, en algún momento tiene que hacer el trabajo sucio, allí se quedó.

Santos Trinidad es un tío con su propio código “moral” brutal, pero efectivo.

La jueza Chacón, por su parte, es un cerebrito mono y peripuesto. Una araña que busca su presa, pero que se queda invariablemente enredada en los entresijos de su propia tela administrativa, inútil de necesidad.

Y éstos son los dos personajes de la película de un Urbizu, esta vez un tanto perezoso al contarnos otra historia (véase la mucho más interesante “La caja 507”) de cine negro español (rama castizo-postmoderna), en la que sólo brillan chispas de interés en las violentas secuencias del principio y del final, pintadas de western crepuscular fronterizo.

En el resto de la película (casi toda), mientras la pretendidamente eficaz señoría Chacón, interroga a gente, el desastrado y amargado Santos se lo pasa practicando sistemáticamente su particular método de suicidio a base ponerse hasta las orejas de tabaco y cubata barato, entrando en casas y husmeando habitaciones en busca de alguien a quien el espectador termina por importarle un carajo, debido a la sobredosis de monotonía de un guión pobre, carente de dinamismo, que Urbizu no acierta a disipar.

Nota: un 3. Un punto porque es una peli española cuya historia NO se desarrolla en la Guerra Civil o en la posguerra (ya es algo). Otro punto porque es una peli española que no es una comedia estúpida y/o mediocre (¡gracias!) y otro punto (el más valioso) al denodado esfuerzo de José Coronado.
Polikarpov
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2
22 de noviembre de 2015
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ligera comedieta de chiste fácil y payasada tontorrona, justificada en un guión (tanto coyuntural como económicamente) oportunista, precipitado, deshilachado y mal resuelto (esto último es un decir, porque ni siquiera lo está), cuyo peso vuelve a caer (como en la primera parte de la serie) sobre el verborreico hiperactivo Dani Rovira.

Y no creo que se pueda decir mucho más sobre esta cosa, salvo que es un producto claramente destinado al consumo masivo por parte de quien vaya (mediáticamente) predispuesto a reírse a toda costa, sin importar de qué o, lo que es peor, por qué.

En resumen: si te pica la curiosidad, espera a verla por televisión y ahórrate la pasta.
Polikarpov
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3
7 de noviembre de 2010
31 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sabido que, desde hace ya mucho tiempo, en Hollywood hay una crisis de ideas galopante. Debe de haber un montón de guionistas petrificados como estatuas frente a la pantalla en blanco del ordenador, con los dedos crispados sobre el teclado y sin escribir una sola palabra.

También debe de haber en los estudios mandamases desesperados o pasando de todo, porque haber dado de paso el caso de Valerie Plame y Joe Wilson para hacer una película es un tanto temerario a la hora de vendérsela al público.

Estoy seguro de que sabían que iban a parir otra de ésas pelis de espías, perteneciente al subgénero de “hablo interminablemente en habitaciones cerradas o en un banco del parque bajo la lluvia” (sí, tipo “Todos los Hombres del Presidente” y unas cuantas más).

Menos mal que, tanto Naomi Watts como Sean Penn, son lo suficientemente expertos para cargar sobre sus espaldas semejante tocho y llevarlo hasta el final de la manera más digna posible, evitando por los pelos que al espectador se le caigan los párpados como una persiana con la cinta rota.

Es cierto que en esta historia existe la posibilidad de mostrar la cara humana del espía; de explotar el drama personal, íntimo que se abate sobre la pareja cuando, por un “error” ético de Wilson, toda la estructura material que sustenta su vida se desmorona a su alrededor.

Pero ni los guionistas ni Liman saben (o quieren) darle el suficiente aire dramático que tal aspecto se merecía. Da la impresión de que tienen mucha prisa por terminar y hacen un trabajo lineal y rutinario, sin profundizar en los matices que podrían haber atrapado el verdadero interés que esta historia encierra.

En resumen: se deja ver si has dormido bien.
Polikarpov
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