Empiezo mi crítica poniéndo muy en claro que no voy a mencionar en lo absoluto el nombre de Guillermo Arriega, quién indudablemente deambula en la cinta como los fantasmas que vislumbra el personaje de Bardem.
Ahora hay que señalar que Alejandro González, tiene ya su fórmula para hacer su cine, que si bien no es malo, ya empieza a desgastarse.
Tiene su punto más alto en cada una de sus películas el exprimir a seres pocos ordinarios, complejos ante la sociedad como consigo mismos. Por ello se encuentran en sus filmes personajes muy distintos entre sí, de diferentes extractos sociales y hasta de diferentes nacionalidades.
El retratar a todo tipo de gente para aflorar sus complejos es, si se sabe manejar, algo muy interesante para uno como espectador; pero si la obra que uno vislumbra parecíera que ya se ha visto empieza un tanto a fastidiar.
Y es el caso de Biutiful, que no se ahonda tanto en las subtramas como en Amores perros, 21 gramos y Babel, para dejar completamente el asunto en Uxbal -aunque haya otras pequeñas historias merodeando pidiendo a gritos haber sido tomadas más en serio-. Se lleva hasta el extremo a un solo personaje, es cierto, pero rodeado de la misma atmósfera agobiante, la mismas imagenes deprimentes, el mismo resultado de sensaciones al final de la cinta como calca exacta de lo que ha sido toda la obra de Iñárritu. En gran medida se lo atribuyo a la parte técnica, como la música, la fotografía y la ambientación.
Entonces pues, Biutiful, llena la pupila y la hace recomendable, aceptando una nítida continuidad en estilo de González Iñarritu; pero eso sí, no cumple muchas expectativas, por ejemplo la actuación de Javier Bardem, que es muy buena, pero tanto se a magificado que yo esperaba asombrarme de su talento ya conocido, sin embargo le he visto mejores trabajos.

Es agradable tener una racha como espectador de películas mexicanas interesantes en un lapso corto de tiempo.
De directores conocidos como Luis Estrada (La ley de Herodes y Un mundo maravilloso) con El infierno; Rubén Imaz (Familia tortuga) con Cefalópodo y Fabián Hofman (la cinta muy interesante Panchito Rex, me voy pero no del todo) con Te extraño.
Pasando por filmes que si no me sorprendieron por lo menos me entretuvieron como El atentado y No eres tú, soy yo (ambas de directores con excelentes antecedentes en sus películas). Y otra del sobrevalorado director Antonio Serrano: Hidalgo, la otra historia.
Hasta de los nuevos directores como Pedro González Rubio con un film muy bueno como Alamar; Y Michael Rowe con Año bisiesto.
Pues bien, Año bisiesto, la crítica que nos compete, sin lugar a dudas es muy recomendable, en primera porque es una película sencilla en producción pero muy densa en su contenido.
Las escenas son cortas pero muy complejas en cada una de ellas. Y así lo que parece insignificante a primera vista, en su interior tiene una virtud emocional, como lo es la tristeza, el hastío, el deseo, el amor...
El aburrimiento en la vida de Laura, el personaje central, son llevados de manera realista, arriesgándose con ello a que el que vea le pase lo mismo y espere más acción, más textos, más de algo por algo.
Lo mejor de todo es que cuando uno está con que no pasa absolutamente nada ¡Kaput!..., se encuentra con escenas que no es para todo los criterios.
Y es que en eso radica el valor de la cinta, el conjugar a dos seres humanos que hallaron en el sadomasoquismo un amor- vanal, pasajero y sin compromiso, pero al fin y al cabo amor-como una forma de encontrarle sentido a la vida. Todo lo atrevido y violento en un juego lúdico con la tediosa y traumante vida de Laura.
Los actores estan muy bien: Mónica del Carmen, mención especial por aparecer en toda la película sin perder en ningún momento la batuta de su actuación interpretando a una mitómana-ninfómana, presa de sí misma y a su vez tan común y corriente como cualquiera que va de compras al supermecado. Y Gustavo Sánchez Parra, a un tipo que nada se sabe de él más que quiere ser actor que sin embargo lleva el peso específico en la parte sexual, mostrándose retorcido y atrevido en el acto, y terminando tal situación se transforma en un tipo tierno, tímido y hasta cierto punto cobarde.
El guión casi teatral como la dirección del director, prometen mucho. Ahora espero que siga por buenos rumbos y si sus proyectos se logran, que sus dos siguientes películas tengan mínimo la misma calidad que Año bisiesto.

Pocos son los personajes históricos de México que son tan enigmáticos como famosos, como lo es en éste caso Don Miguel Hidalgo y Costilla, mejor conocido como el Padre de la Patria.
Se sabe mucho sobre él, hablando a partir de su grito de independencia, pero lo que concierne antes de ello pues que sea muy conocida su vida por todo el país como que no.
Esta película intenta recapitular una parte de su vida antes de su participación por la independencia, prestando más atención a lo superficial, es decir, mostrándo su lado más humano, tan común como cualquiera que se la pasa de borrachera tras borrachera,de fiestero, de ligue con las féminas, de rebelde y gustoso por lo que los demás llaman prohibido.
Ese es un buen punto a favor del film, desafortunadamente el resultado final se queda muy tomado a la ligera. Ello es por que le falta fuerza a las imagenes para mostrarnos un país esclavizado; un guión que sobrepase los límites de todos los personajes y del asunto de la otra historia del héroe; una puesta en escena más congruente y sobre todo creible.
Todo está en su lugar no lo niego:actuaciones discretas, dirección correcta, fotografía decente, guión aceptable...Pero todo fácilmente olvidable.
Algo que me llamó mucho la atención es que en el cine casi toda la gente se reía de todo, digo, admito que tiene muchisimos textos graciosos para arrancar una risa al espectador, pues el género de la cinta se acerca a una comedia, pero eso a que de situaciones o parlamentos previsibles igual se genere una carcajada, no la creo.
Finalizo entonces recomendándola pero con reservas, ya que puede no gustar o igual gustar poco o mucho, aunque no por ello creo que esta película pase a la historia como la mejor.

No todo lo bello tiene su perfil agradable, como es el caso de Burton, que siendo un director con un estilo muy propio, parece ya un tipo debrayado y hasta cirto punto caricaturizado debido a esta película.
Cierto es que su engranaje mental es muy diferente al del grueso de directores norteamericanos, y que tiene una filosofía hacia lo obscuro; pero eso tiene que ser aceptado con cautela, pues parece que se esta perdiendo por esos mismos horizontes que deambulan sus personajes ya que si es reconocible su mano en la cinta, igual se encuentran comparaciones de otras tantas que fulguran más en el firmamento.
Para empezar cabe mencionar que el guión es muy, pero muy interesante, donde toca puntos como el liberalismo femenino, la tiranía y pérdida de fantasías por parte del género humano, sin embargo Tim Burton, se aloca y hace un desbarajuste y se enfoca por mucho en transformar Wonderland en Burtolandia que en el texto en sí.
Los efectos visuales se me hicieron presentables más no presumibles; las actuaciones sino ridículas muy sin chispa(Helena Bonham, sí muy ridícula y sin nada de chispa), la fotografía en su lugar y nada más.
Esperaba mucho de esta película, y mi mayor deseo es que Burton ponga un poco más los pies en la tierra, al menos cuando dirija, de lo contrario veremos a un clon malo del que es un gran director.

La oscuridad muchas veces puede ser mejor que la luz, según manifiesta esta cinta.
Y es que un profesor de literatura que ha vivido casi toda su vida en la ceguera de pronto tiene una extraordinaria oportunidad de recuperar la vista sin cotejar las consecuencias que si no son catastróficas, no son como imaginaba.
Es un apreciable melodrama que no abusa del sentimentalismo, todo lo contrario, se conjuga con la crudeza, con aquello que hace meditar acerca de la vida y sus vanalidades que son tan naturales para uno que está a la par de los hechos que acontecen día con día en la gran urbe, que para los invidentes que aunque la perciban, no es comparable.
Es como el Ave fenix, que resurge de las cenizas, aunque paradójicamente, en las cenizas se puede estar mejor.
La actuación del profesor es destacable y la música de fondo muy a tono.
Quizás su única falla es no arriesgar más la propuesta que es muy interesante. El despellejar a los involucrados ante lo que se nos presenta, y no dejarlo como eso precisamente, como propuesta.
Aún así, coneste titulo visto me dan ánimos para ver más cintas de la filmografía del director.