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Críticas de alroderagft
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de enero de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos 20 años han surgido en Estados Unidos directores que están innovando y que nos permiten disfrutar de un cine, en mi opinión, que no tiene nada que envidiar al cine de anteriores generaciones. Los Fincher, Tarantino, Anderson, Jonze… todos ellos (y una lista innumerable de otros nombres) están haciendo algo diferente, pero no se habría llegado a esto si no fuera por el trabajo de los innovadores que fueron antes que ellos, y esos directores a los que he nombrado les deben todo y más a los clásicos directores (Hitchcock, Wilder, Capra…) y a los veteranos que siguen trabajando hoy en día pero que ya pueden ostentar igualmente ese estatus de clásicos sin problema. Y si hay un grupo de directores que ha influido en el cine en las últimas décadas es el compuesto por Coppola, Lucas, Spielberg y Scorsese. Sin lugar a dudas Scorsese y Spielberg se mantienen en la cresta de la ola de la industria cinematográfica desde que tengo uso de razón y cada vez que se estrena una película suya es todo un evento. Son los amos del cine porque después de 40 años siguen atreviéndose a hacer cosas nuevas con cada una de sus películas y porque con las decenas de películas que tienen a sus espaldas han sentado las bases del cine que vemos hoy en día (y de la propia industria que lo sustenta).

El anterior párrafo me parecía necesario para comprender que cuando vas al cine a ver una película de Scorsese sabes que vas a eso, a ver cine, en estado puro. Y este fin de semana se ha estrenado en las carteleras españolas su último trabajo, El lobo de Wall Street. El film narra la historia de Jordan Belfort, un joven ambicioso que llega a Wall Street con ganas de comerse el mundo y que logrará ir ascendiendo aceleradamente en una esfera tan competitiva gracias a su irrefrenable anhelo de llegar cada vez más alto.

Esta historia es material de película de Scorsese se mire por donde se mire, y tras los constantes esfuerzos de DiCaprio por convencer a Marty, finalmente lo consiguió y el proyecto salió adelante. Cualquiera que haya visto Uno de los nuestros o Casino sabe que Scorsese se desenvuelve perfectamente con estas historias de un personaje que toca la cima, y no haciendo precisamente lo políticamente correcto para conseguirlo. Como he dicho antes, Scorsese hace cosas nuevas con cada una de sus películas, esta vez se desenfrena y muestra su lado más salvaje y es imposible que por momentos no nos recuerde a Uno de los nuestros. A pesar de que esta película no se desarrolla en un mundo tan violento como el de la mafia, la vida de Belfort sí que se asimila al perfil de los protagonistas de ese tipo de films y el mundo de los brokers se asemeja más de lo que se puede pensar al del crimen organizado.

Scorsese nos introduce en un mundo de corrupción plagado de vicios: drogas, alcohol, prostitutas… y prácticamente cualquier cosa que te puedas imaginar y que el dinero pueda conseguir. Para conseguir meter al espectador de lleno era necesario que el actor que interpretara a Belfort derrochara carisma y que se ganara a la audiencia, por lo que DiCaprio era el candidato perfecto para esta labor (aunque en mi opinión Bobby Cannavale tampoco lo habría hecho nada mal) y se sigue consolidando como uno de los referentes de la generación actual de actores. El otro papel que más destaca es el de Jonah Hill, el “escudero” de Belfort, y un personaje al que será complicado encontrar sobrio en alguna escena o que no esté haciendo algo memorable. Completan el diverso reparto Margot Robbie (Una cuestión de tiempo), Kyle Chandler (Super 8), Jean Dujardin (The Artist), Cristin Milioti (Cómo conocí a vuestra madre)… Además de los directores de cine Rob Reiner (Cuenta conmigo) y Spike Jonze (Her), y el actor de moda Matthew McConaughey, las intervenciones de los tres son breves pero memorables y muy divertidas.

Para que una película funcione es necesario que la suma de una serie de factores se lleve a cabo sin que ninguno de estos falle. En el caso de El lobo de Wall Street es difícil encontrar algo que falle, aunque alguna vez se pueda pecar de alguna canción que no pegue mucho. Pero el director y el reparto llevan a cabo su labor a la perfección y el montaje tampoco se queda corto en cuanto a calidad. Aunque si hay un elemento que destaca sobre el resto es el guión, y me parecería casi una blasfemia no mencionar el nombre de Terence Winter, el guionista del film. En mi opinión Winter es el que calibra la película con un guión excepcional que integra las situaciones desenfrenadas y alocadas que debió escribir Belfort en su autobiografía, y además narra una historia apasionante que mezcla las carcajadas y el drama con unos personajes perfectamente definidos.

La película no se pone de parte de nadie ni defiende ese estilo de vida, pero cualquiera que vea la película tendrá que admitir que si Belfort viene a dar un seminario a su ciudad y le enseña un par de consejos de persuasión para llegar a ser el nuevo Lobo… no le importaría hacerle algo de caso y ganar algún millón que otro.
alroderagft
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8
22 de marzo de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wes Anderson es un director cuyas películas inauguran festivales de prestigio internacional como el de Cannes y el de Berlín, un autor capaz de plasmar su habilidad y estilo en cada película y de hacer que (si eres capaz de conectar con su forma de hacer cine) cada vez que vayas a ver una de sus obras te sientas inmerso en un mundo único que parece seguir evolucionando.

Tratar de explicar de qué trata una película de Anderson puede ser complicado, pero en líneas generales El gran hotel Budapest nos traslada a la centroeuropea república de Zubrowka a mediados del siglo XX, concretamente a este maravilloso hotel. Gustave, el conserje del hotel, entablará una amistosa relación con el nuevo botones, Zero. Esta pareja, acompañada por una multitud de personajes secundarios, vivirá una peculiar aventura.

A los travellings, panorámicas, colores llamativos, planos cenitales, personajes peculiares, travellings ópticos… típicos en las películas de Anderson hay que añadir en esta ocasión un juego narrativo fascinante. La narración consta de varias capas en diferentes épocas que se enlazan con los mismos personajes con diferentes edades. Anderson juega con formatos de relación de aspecto, pasando del panorámico habitual al 4:3, para crear una atmósfera diferente en cada una de estas capas y llega a jugar también con la iluminación creando en una de estas capas una puesta de escena teatral. Esta experimentación demuestra una vez más la habilidad narrativa de Anderson. Hay que tener en cuenta que tras colaborar principalmente con Owen Wilson, Noah Baumbach y Roman Coppola en los guiones de sus films anteriores, con El gran hotel Budapest Wes Anderson debuta como guionista en solitario y solventa la labor con maestría, sin perder ni un ápice de la originalidad que definía las colaboraciones anteriores.

Como el talento atrae al talento en el reparto de lujo de El gran hotel Budapest nos encontramos con actores habituales en las películas de Anderson como Jason Schwartzman, Owen Wilson, Bill Murray, Willem Dafoe y Adrien Brody, y también repiten tras Moonrise Kingdom Edward Norton, Harvey Keitel y Tilda Swinton. A este plantel hay que sumar las incorporaciones entre otros de Saoirse Ronan, Léa Seydoux, Jude Law, F. Murray Abraham y de los dos actores que se podría decir que lideran un reparto tan coral: Tony Revolori y Ralph Fiennes. El reparto en conjunto funciona a la perfección y a pesar de ser tan multitudinario cada uno consigue dotar de personalidad a su personaje. Una vez más Alexandre Desplat se encarga de la banda sonora y vuelve a demostrar que le ha cogido el truco a las historias de Anderson.

A pesar de que a veces se tache a Wes Anderson de que todas sus películas son iguales en mi opinión todas tienen un estilo similar pero esto no impide que cada una aporte cosas nuevas. En el caso de El gran hotel Budapest nos encontramos ante una comedia tan soberbia como surrealista, definida por personajes estrafalarios y situaciones peculiares. Todo esto hace que se trate de algo diferente de lo visto en sus películas anteriores pero manteniendo el espíritu que caracteriza a la odisea marítima de Life Aquatic, la historia de amor adolescente de Moonrise Kingdom, la unión fraternal de Viaje a Darjeeling y la imaginativa de Fantástico Sr. Fox.

Precisamente esa personalidad es la que hace que un director pase a ser un autor y que decidas ir a ver una película porque la ha realizado alguien capaz de introducirte en un universo tan reconfortante como fantasioso. El gran hotel Budapest es una seña más de la atemporalidad del cine de Wes Anderson que si hubiera trabajado en los años 30 habría competido con genios inimitables de la talla de Frank Capra.
alroderagft
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9
7 de febrero de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para contar las películas que hay ambientadas en institutos harían falta los dedos de las manos de medio continente europeo. Esas películas con el típico profesor enrollado que va a congeniar con el rarito de clase que resulta ser un genio o en las que los menos aceptados acaban teniendo su espacio y socializando con los más populares del instituto.


Pero el valor de “Las ventajas de ser un marginado” reside en que a pesar de contar con esos personajes que a primera vista pueden parecer tópicos, saca adelante una historia fascinante en la que lo importante no es la aceptación de la gente dentro del instituto ni la popularidad, sino ser capaz de convivir contigo mismo y apoyarte en aquellos amigos que sabes que van a estar ahí, aunque les conozcas desde hace poco.


En esto se basa la película de Steven Chbosky, que se atreve valientemente y con muy buenos resultados a adaptar su propia novela publicada en 1999. La película ha obtenido el reconocimiento del National Board of Review, que la incluyó entre los diez mejores films del año, junto a seis de las nominadas al Oscar a Mejor película. Además la cinta de Chbosky también fue nominada a Mejor guion adaptado por el WGA (el gremio de guionistas), por lo que no habría sido una gran sorpresa que hubiera estado nominada al Oscar en esa categoría.




El trabajo de Logan Lerman (“El tren de las 3:10”), Emma Watson (saga de “Harry Potter”) y Ezra Miller (“Tenemos que hablar de Kevin”) como el trío protagonista nos deja con unos personajes que tratan de mostrarse tal y como son, esa naturalidad y libertad que tan difícil es de encontrar en las producciones hollywoodienses. Esta relación que une a Charlie (Lerman) y a sus dos amigos parece tan real que hasta el espectador se mete dentro de esos bailes de instituto, en las fiestas… y los identifica con sus propios amigos o consigo mismo, y es entonces cuando te metes en la piel de un personaje cuando de verdad la película significa algo. En papeles secundarios la película cuenta con conocidos actores como Paul Rudd, Dylan McDermott, Kate Walsh y Joan Cusack entre otros.

El desarrollo fluido de la narración se consigue con la estructura epistolar de la novela, manteniendo una de las características propias de Charlie: contarnos directamente sus sentimientos con la excusa de escribir las cartas dirigidas a un amigo. Así podemos apreciar la evolución de este personaje que se va complicando más y más a medida que avanza la historia. La película nos sirve para ver también la introducción de un joven reservado al mundo del alcohol, las drogas, las fiestas… pero sin convertirse esto en un problema para el protagonista sino que simplemente se muestra la entrada a la adolescencia de un joven que había dejado aparcada su inocencia hace tiempo.
alroderagft
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8
2 de febrero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas que más esperaba del año y no me ha defraudado nada. El director, Steve McQueen, realiza un análisis del comportamiento de un adicto al sexo, que solo vive por el sexo. Éste personaje está encarnado por uno de los actores de moda Michael Fassbender ('X-Men: Primera generación', 'Un método peligroso') que desempeña el papel de su vida, se muestra totalmente metido en la piel de su personaje y realiza una actuación fantástica. Entre el resto del reparto cabe destacar a Carey Mulligan ('Drive', 'Nunca me abandones'), que interpreta a la hermana de Fassbender en la ficción.

La dupla McQueen-Fassbender ya había realizado un trabajo previo, Hunger, y es imposible no comparar ese trabajo con el nuevo. Tanto la realización, esos planos estáticos y a la vez tan impactantes, como la intensidad a la hora de mostrarnos una historia desgarradora. En Hunger, la vida en la cárcel desde el punto de vista de los prisioneros del IRA y en Shame, el día a día de un adicto al sexo que tendrá que replantearse su forma de vida. En el apartado de premios, la película debido a su controvertida temática no ha recibido mucho reconocimiento por parte de la Academia de Hollywood, pero sí que ha sido aclamada por la crítica y Fassbender recogió el premio al Mejor Actor en la Mostra de Venecia del pasado año.

Para finalizar os recomiendo ir a ver esta película, porque merece la pena ir al cine si te vas a encontrar películas tan bien realizadas y con historias tan bien desarrolladas, eso unido a una de las mejores actuaciones del año dan como resultado que al salir de la sala no te puedas olvidar de ella.
alroderagft
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7
4 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo de la lucha y la competición rara vez ha sido representado con tanta crudeza como en el tercer largometraje de ficción del director neoyorkino Bennett Miller, que una vez más le da una gran importancia a la psicología de sus complejos y perturbadores personajes.

Ganar la medalla olímpica de oro no tiene por qué significar alcanzar la autorrealización, al menos eso es lo que sucede con Mark Schultz, que necesita demostrarse a sí mismo que puede triunfar más allá de la sombra de su hermano Dave, también luchador y ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1984 celebrados en Los Angeles. El hecho de que 'Foxcatcher' tenga como punto de partida el momento en el que dos de sus protagonistas ya hayan probado las mieles del éxito, demuestra que aquí lo importante no son los premios ni la adrenalina generada por las peleas, sino otro tipo de conflictos en los que están mucho más inmersos los personajes: los conflictos internos. La lucha de estos personajes no se desarrolla en ningún momento sobre la lona de combate, es en sus mentes donde se está viviendo un enfrentamiento continuo por el deseo de obtener un reconocimiento que no llega, a pesar de haber hecho méritos para alcanzarlo.

Esa insatisfacción es lo que motiva a Mark a mudarse a la vasta finca Foxcatcher, a petición de su dueño, el millonario John du Pont, con el objetivo de que Schultz liderara un equipo de luchadores en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988. La amplitud de ese inmenso recinto resalta la soledad de su propietario, un hombre que atesora todo el poder imaginable y que puede conseguir todo lo que quiere gracias al dinero, menos aquello que le haga sentir completo, la satisfacción de lograr algo verdaderamente relevante con sus propias manos. Este binomio entre el deportista inseguro a la par que visceral y el imprevisible y oscuro mecenas nos deja una relación tan compleja como sus integrantes, que evoluciona de una manera inevitablemente explosiva. Incluso alguna escena protagonizada por ambos tiene un significado sexual implícito realmente obvio, remarcando la personalidad de falso dominante de uno y la agresividad amansada del otro. El millonario se va mostrando poco a poco, aunque el enigma que supone este inestable personaje no queda resuelto cuando los títulos de crédito finales invaden la pantalla, es un rol de los que hay que meditar durante un tiempo para simplemente atisbar cuales eran sus motivaciones, aunque estas no lleguen a comprenderse. El fantasma de una madre a la que querer complacer es mostrado en varias ocasiones, pero una simple justificación freudiana no haría justicia a la enrevesada mente de du Pont.

El tercero en discordia es Dave Schultz, el hermano de Mark, que es el único de los tres capaz de componer una familia y de alcanzar una aparente felicidad. Este personaje será el que ponga algo de cordura, el elemento estable dentro de una fórmula tan volátil. Era necesario analizar a los personajes para comprender el brutal trabajo de los tres actores protagonistas. No solo Steve Carell deja aquí su mayor esfuerzo interpretativo hasta la fecha, sino que Channing Tatum y Mark Ruffalo también alcanzan un nivel que deja sin palabras. La intensa preparación física de medio año es solo la punta del iceberg del titánico trabajo llevado a cabo por Tatum y Ruffalo para dar vida a los hermanos Schultz. Un rodaje tan alienante como el de 'Foxcatcher' podría haber quebrantado la moral de muchos actores, pero ese ambiente tan árido impuesto por Bennett Miller en el set sirvió para dejarnos tres interpretaciones para la memoria. Las peleas reales tienen verdadero poder visual, aunque el momento en el que Channing Tatum rompe un espejo con la cabeza, sin ningún tipo de truco de por medio, realmente demuestra la intensidad de ese rodaje, que puede palparse en la pantalla en cada fotograma.

Pero es precisamente esa intensidad infatigable la que provoca que la película sea demasiado distante. Es muy difícil empatizar con personajes tan intrincados y difíciles de descifrar como estos. Lo anterior puede no ser un impedimento si la historia en sí te apasiona, pero al estar todo sustentado en los protagonistas, hay momentos en los que tanta crudeza puede resultar algo asfixiante. El trabajo de Miller tras las cámaras también es digno de mención, muy pocos directores podrían haber hecho esta película o al menos haberla hecho así. La personalidad que demostró hace una década con 'Truman Capote' se mantiene vigente aquí y más viva que nunca. La templanza en la narración, centrada totalmente en los personajes y en su desarrollo interno, no se desboca en ningún momento, gracias esa sobriedad, 'Foxcatcher' adquiere un ritmo característico que puede no ser llamativo todo el tiempo, pero que es capaz de mantener la intriga. Aunque como he dicho anteriormente, tal nivel de complejidad no es apto para todos los públicos, no estamos ante una película de gran estudio que puedes ir al baño durante la proyección, volver, y no haberte perdido nada. Aquí hay que prestar verdadera atención, no tanto a los actos sino a la lucha interna de los personajes, que se percibe gracias a unos fantásticos actores y un director que no dejó nada al azar.
(Continúa en spoilers por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
alroderagft
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