Ayer y delante de la puerta del cine estaba entre "Baywatch" y "Zookeeper's wife". Por las noches siempre es mejor algo simple, ligero, nada filosófico. Lo mismo que para cenar, algo frugal. La peli sin consecuencias, sin mancha intelectual era claramente "Baywatch", pero había un problema. Ya estaba comprometido con Jessica Chastain, se lo había prometido. Unas semanas antes había salido con Kristen Stewart y relegar nuevamente a un segundo plano a Chastain a cambio de Daddario y Rohrbach no hubiera estado bien. Bueno, a decir verdad hubiera estado muy bien, pero no hubiera sido justo. Eso quiero decir.

Me metí para ver qué podía ofrecerme la mujer del "zookeeper" que en español no sé qué traducción tiene. Chastain abre la peli y lo hace saludando a diestro y siniestro, hola, hola, buenos días, hola... Al principio saluda a humanos pero luego saluda a chimpancés, leones, coatíes, elefantes... hola, hola, buenos días... E incluso se le acopla un avestruz (o algo parecido) que le acompaña para tal menester: hola, hola, buenos días... Me pregunto si ya habrá comenzado "Baywatch"... Bueno, hay que mantener la palabra.
El hilo argumental de la película no es distinto de una especie de "Schindler's list", con la salvedad de que aquí hay muchos animales más, animales de zoológico. En un plano Jessica acaricia a un tigre blanco, en otro plano manosea a un elefante, después a un conejo... En cada plano, un animal. Es como Julia Roberts en "Pretty woman" donde en un plano aparecía con un croissant, en el siguiente con un bollo, después con una tortita...

Daniel Brühl y Jessica y el resto del reparto están bien, pero a la película le falta algo de profundidad, es distante y fría. No aporta nada nuevo. Es un testimonio más sobre hechos reales, pero cinematográficamente dista de ser tan conmovedora como sus predecesoras.

Pasable.

Una grandísima obra de la cinematografía gala que se mueve a caballo entre un reparto profesional y aficionado.
Jacques Becker consigue superar su "París bajos fondos" y embriaga al espectador de sencillez y de gran precisión narrativa.
La obra pretende dar un aire de realismo y se acerca por momentos al mero documental con lo que es posible pensar que algunos planos sobran o deberían sustituirse por otro tipo de planos. En mi opinión nada sobra y todo forma parte del agobio, esfuerzo y tensión que a través de los sufridos presos, Becker nos quiere transmitir. Aquí no vale omitir nada, hay que filmarlo, el esfuerzo por la libertad hay que filmarlo.

Sí, se trata de un drama carcelario, pero me parece que tiene uno de los planos más terroríficos de la historia del cine. Me refiero al plano que sigue al "espejito" sacado por las rejas de la celda, allá por el final de la película...Los que la han visto recordarán el plano con seguridad, no tiene desperdicio.

Muy buena.

Recuerdo con matemática precisión el momento exacto en que por vez primera visioné una película de Roger Kumble. Se trataba de "Crueles intenciones" regalada en 1999 a la Humanidad. En ese momento anticipé (con gran acierto, como es plausible hoy en día por la carrera artística de este director) que nos encontrábamos ante un excepcional cineasta.

Kumble desarrolla "La cosa más dulce" con el desparpajo que caracteriza a un genio que roza con sus dedos el cielo próximo a la gloria. Kumble nos invita a reir sin parar, nos invita a amar el cine, el buen cine sin paliativos. Para ello se rodea de tres extraordinarias actrices, a saber: Selma Blair, a la que si no se anda con cuidado se puede confundir con una Katherine Hepburn en "La fiera de mi niña"; Christina Applegate, minusvalorada en muchas ocasiones de manera totalmente injusta y por supuesto Cameron Díaz que constituye una delicia en cualquier trabajo cinéfilo que se precie. Kumble, en un alarde de generosidad hacia el resto del mundo, rueda al más puro estilo wilderiano, firmando una de las secuencias más desternillantes de la historia del cine: La del restaurante.

Imprescindible.

Producción holandesa dirigida por el tardío director galo George Sluizer.
"Desaparecida" nos introduce desde los primeros minutos en una tensión que a lo largo del film es sabiamente sostenida gracias a los arreglos musicales de Vrienten.

Angustiosa en algunos momentos, desconcertante en otros y con tintes de psicoanálisis durante la mayor parte de la trama, el director parisino desgaja poco a poco la historia sin advertir el desenlace de la historia.

Con estructura simple pero efectiva se nos introduce directamente en un, ya entrado mes de julio, con un Laurent Fignon pedaleando en unas carreteras cercanas, según podemos escuchar de un locutor de radio entre un ambiente sosegado propio del verano. La calma del verano contrasta con el nerviosismo de la desaparición, y no tarda en atraparnos visualmente.

Muy entretenida sin hacer alardes de nada. Sin caer en imágenes innecesarias.
Recomendable.

Desde mi punto de vista Clint Eastwood realiza con "Cartas desde Iwo Jima" un soberbio trabajo cinematográfico donde mezcla poesía con realismo cruento. El cuidado trabajo de cámara, con planos ágiles que desbordan la inusitada expectación del espectador se combina con la delicada puesta en escena y a la vez un magistral reparto encabezado por un Watanabe en estado de gracia que recrea el sentimiento poético de Kuribayashi, recordado por el pueblo nipón como un auténtico héroe y poeta.
Eastwood cuenta la historia de manera fresca y desde el lado japonés, lo que hace el film mucho más interesante y atractivo para el espectador cansado de concebir visualmente el pasteleo melodramático y sobrante generado en otras películas del género.
Cartas desde Iwo Jima es un acierto del señor Clint, del maestro Clint. A lo que añado que ya era hora de dejar a un lado los westerns, urbanos o no.

"Cartas desde Iwo Jima"...Maravillosa.