Pretende ser una palícula fresca. Con algunos puntos salvables y de buen humor que sin embargo va cayendo en la tonteria y la pesadumbre. Las actuaciones de sus protagonistas estan forzafdas y tan solo se salva el papel de los padres, la gran Elvira Mínguez y el gran Jordi Sanchez.
No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas está llena de intenciones buenas que haran las delicias de los adolescentes, a los que enganchará la frescura de su banda sonora.

Un film a dos velocidades. Una sensiblera y ñoña, lenta pesada y que no aporta nada al film, donde Bayona juega con la cámara, pero también con la sensibilidad de los espectadores, donde hurga en la herida de una terrible enfermedad llamada Cáncer.
La otra velocidad es la que corresponde a las interpretaciones de sus actores y a los efectos especiales cuando el monstruo toma vida.
Una película fría e innecesaria, que si tenéis que ver, que sea en versión original para disfrutar de la voz de Liam Neeson y de Sigourney Weaver.

Una película basada en una obra teatral de éxito, no significa que en el cine llegue a funcionar y eso es lo que pasa con EL REY TUERTO.
El film se presente oscuro. Falto de luz, cuyo mensaje no llega a traspasar la pantalla, se va realizando y alargando por unos actores que intentan poner toda la carne en el asador, aunque a uno de ellos no se le entienda cuando recite su papel.
La obra de teatro traspasaba la cuarta pared y los espectadores salíamos con un mensaje claro y conciso de la denuncia hacía la sociedad. En el cine esto no llega. El mensaje de la división social no traspasa el celuloide.

Inés París demuestra en esta comedia negra que sabe dirigir de maravilla a sus actores. Sabe levantar la película cuando parece que se va a caer y sobre todo sabe hacer que el espectador esté enganchado a la pantalla para saber que es lo siguiente que va a ocurrir en la trama.
Los seis actores principales están sublimes en su interpretación.
La noche que mi madre mató a mi padre, es al fin de cuentas una joya que homenajea al teatro, a la literatura y en especial al cine. Sobre todo a este último arte, donde enseña lo difícil que es para una mujer madurita conseguir un papel que esté a su altura, aunque el productor y guionista del mismo sea tu propio marido.
Un notable film español que no hay que perderse y donde casi todo es lo que parece ser.

Como una regular corrida de festejo nacional, este Toro es poco creible a la par que previsible.
Mario Casas está en una de sus mejores actuaciones, pero hay momento que no se le entiende por la falta de vocalización. Luis Tosar y José Sacristán están inmensos en sus papeles.
La banda sonora y la fotográfia es lo más destacable del film, que en sus primeros cincuenta minutos roza casi la perfección, pero que por desgracia se cae en la segunda parte. Da la sensación que no han sabido acabarla de una manera firme y digna.
Gran espectativa, cómo en los grandes carteles de la fiesta nacional, que al final no da juego por culpa del TORO.