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España España · Barcelona
Críticas de JC KNY
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
7
15 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Jacques Audiard merece un capítulo aparte.

Si bien resultaría exagerado asegurar que Audiard se sirve de los códigos de ciertos géneros cinematográficos para crear algo radicalmente distinto (algo que sí hace Lars von Trier, por ejemplo), sus películas no se adscriben fácilmente al cine de género. La obra de Audiard tiene voz propia.
"De latir, mi corazón se ha parado", con ese cartel promocional que muestra a Romain Duris manchado de sangre, tiene el semblante de un thriller. Sin embargo, resulta ser un drama acerca de un sujeto dividido entre la identificación al padre y la identificación a la madre. Los elementos propios del thriller están presentes, sí, pero pueden contarse con los dedos.
"Un profeta" -hasta ahora la mejor película de Audiard-, esquiva hábilmente los lugares comunes del drama/thriller carcelario para contar cómo un delincuente de poca monta se hace un nombre durante su estancia en prisión. El personaje central está a las antípodas de Tony Montana o de los gangsters épicos del cine de Scorsese.
"De óxido y hueso" puede parecer otro nuevo drama francés con persona discapacitada física de por medio, tras "Intocable". O bien otra "love story" en la que dos personajes tan opuestos como el día y la noche están irremediable destinados a encontrarse. A pesar de que Audiard maneja aspectos de ambos tipos de historias, "De óxido y hueso" resulta un film difícil de preveer.

Para empezar, se nos presentan a los dos personajes principales. Ali (Matthias Schoenaerts), un hombre rudo y fuerte, de escaso tacto en sus relaciones personales, un padre descuidado y negligente para su pequeño de cinco años. Stéphanie (Marion Cotillard), una narcisista entrenadora de orcas que conoce a Ali cuando éste la socorre de una pelea en la discoteca dónde trabaja de portero. Audiard no pretende que ninguno de los dos nos caiga bien, pero tampoco que les despreciemos, para que luego nos den lástima.
Cuando Stéphanie pierda ambas piernas de rodilla para abajo en un espectáculo con las orcas, se forjará entre ella y Ali una indefinida relación. Si bien ella se ve revitalizada por su atención y cuidado, él -acostumbrado a las relaciones sexuales esporádicas sin compromiso- tiene serias dificultades para reconocer a Stéphanie como ella espera.

"De óxido y hueso" elude ciertos aspectos a los que otras películas otorgan suma importancia, y ello contribuye a la singularidad de este filme. No sabemos gran cosa del pasado de los protagonistas. No sabemos exactamente cómo pierde las piernas Stéphanie en el accidente. No sabemos por qué ella acude a Ali teniendo en cuenta que apenas se conocen. Ni falta que hace saberlo. Eso no perjudica al dibujo de los dos personajes centrales ni a la verosimilitud de la trama.
Otro factor que define de forma determinante al filme es el tratamiento sobrio de los momentos cruciales de la historia, distanciándose de una búsqueda de emociones explícitas en el espectador. Por un lado, esto convierte a "De óxido y hueso" en un filme un tanto discreto, lejos de los dramas de Paul Thomas Anderson, por poner un ejemplo. Por el otro, la cinta de Audiard se mantiene coherente y sin altisonancias hasta el final, aunque nunca estalle del todo.

Audiard no entrega aquí algo cercano a la obra maestra como en el caso de "Un profeta". Pero sí un filme de una gran belleza visual, que sabe ser sutil a la hora de mostrar la mutilación y las heridas del cuerpo, además de una historia de amor realista y digna, a la par que excelentemente interpretada.
"De óxido y hueso" queda como otro buen ejemplo de ese cine que no te hace revolverte en tu butaca, pero deja un sabor agradable e inquietante que permanece al abandonar la sala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JC KNY
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7
19 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá de esnobismos y pedanterías, los hay que creemos en el cine como mucho más que un divertimento superficial. Concretamente, los hay que creemos en el cine fantástico y de terror como un género realmente interesante, sin una pizca de simplicidad o inocencia. Un género que sabe apartarse de sus tópicos o reutilizarlos para crear obras realmente inquietantes. Este film de James Watkins es una de ellas.

"Eden Lake" es un camino de no retorno. Una pesadilla a la que no sobrevivirá el amor ni ninguna clase de normalidad antes conocida. En cuanto entra en escena el grupo de chicos que va a truncar el fin de semana idílico de la pareja protagonista (Steve y Jenny), sabes que no habrá vuelta atrás. Que esos personajes malvados son ajenos a cualquier norma social, a cualquier noción de respeto, y que no se detendrán en todo el metraje.

Como sucedía en la igualmente británica "Harry Brown", la cinta de James Watkins coloca a unos protagonistas adultos -ancianos en el caso de "Harry Brown", para más inri- impotentes frente al acoso cruel de un grupo de adolescentes. Pero si "Harry Brown" era una reformulación inteligente y crítica de la figura del vigilante vengador, "Eden Lake" parte de las convenciones de las "survival movies" sin acabar en lugares comunes previsibles.

El director da pistas sobre los interrogantes que pretende formular desde un comienzo: Jenny es maestra de guardería, en la radio del coche se oyen debates acerca de la educación de los hijos mientras viajan hacia el lago, Jenny reacciona indignada al ver a una madre riñendo a su hijo dándole una bofetada. En las escenas en las que el grupo comete sus actos de sadismo, toda una serie de factores se ponen en juego: el uso de los móviles para dejar constancia de las humillaciones, el lenguaje igualmente violento y despótico que usan o la identificación a ciertos iconos como figuras de poder (el líder del grupo felicita a otro chico llamándole Tony Montana).

Pero Watkins no se complace con criticar la falta de límites en los adolescentes actuales para lavarse las manos contraponiéndolos con unos adultos que sólo aparezcan como víctimas (algo que sí tiene lugar en los deleznables realities como "Hermano Mayor"). La película deja intuir -y en el tercio final apostará firmemente por ello- a los adultos como los responsables de un entorno de violencia que sus hijos perpetuarán. Un mundo en el que resulta lícito el ojo por ojo sin intervención de las autoridades.

"Eden Lake" es angustiosa casi desde su comienzo. A reseñar especialmente la escena en que el grupo de chicos, azuzados por el líder, cortan y acuchillan por turnos a un indefenso Steve.

Estamos, en conclusión, ante un film valiente en el que los momentos más sórdidos lanzan preguntas incómodas al espectador. Un film que no ofrece soluciones complacientes. Como debe ser un film de terror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JC KNY
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8
28 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy de los que esperan ver algo similar a "Pulp Fiction" cada vez que Quentin Tarantino estrena una nueva película y se sienten decepcionados al comprobar que no es así. Con todas sus reformulaciones a determinados géneros cinematográficos, homenajes y detalles prestados, cada una de las películas que ha estrenado Tarantino me parecen excelentes.

"Django desencadenado" parece ser el definitivo homenaje de Tarantino al "Spaguetti Western", ya no como guiño o referencia puntual en un filme, sino como un filme en sí mismo. Sin embargo, resultan en realidad mucho más "Spaguetti Western" las dos entregas de "Kill Bill” -por citar algún ejemplo de su filmografía-, enmarcadas en el cine de artes marciales pero con un esquema argumental propio del género italiano. Si en el díptico protagonizado por Uma Thurman el móvil y detonante de la trama es la venganza por una hija -en teoría- perdida, en "Django desencadenado" la venganza adquiere unos matices más complejos. Se trata aquí de un hombre liberado que decide rescatar a su amor y en su acto, se alzará contra sus opresores.

Desde "Malditos bastardos", Tarantino ya no necesita poner a sus personajes a hablar de cosas chocantes u originales como: interpretaciones de canciones de Madonna, masajes eróticos en los pies o la eficacia de la ametralladora AK-47. Como en su anterior filme, se aprecia en "Django desencadenado" una notable fluidez en los diálogos. Los personajes hablan ya de cualquier cosa sin que resulte irrelevante ni forzado por más que su estilo en la mayor parte de casos sea retórico (en especial el Dr. Schultz, interpretado por Christoph Waltz con su habitual genialidad).

Del mismo modo, en el film que nos ocupa Tarantino ya no necesita dividir la trama en capítulos, recurrir a alteraciones cronológicas ni tampoco hacer avanzar la acción a base de dilatadas secuencias de diálogo que concluyen de forma explosiva e inesperada. Sin renunciar igualmente a largas escenas dialogadas, en "Django desencadenado" hay una soltura narrativa superior a la de "Malditos bastardos" y un excelente sentido del ritmo. Resulta muy destacable que una película de su duración no se haga lenta en ningún momento.

Otro aspecto realmente destacable es el tratamiento de la violencia. Si bien -más allá de su habitual cinismo- Tarantino filma instantes de insólita belleza en algunos asesinatos (el plano de las flores de algodón manchadas de sangre, la muerte del personaje de Don Johnson), sorprende que decida ser riguroso y no mostrarnos ciertos momentos de crueldad para con los esclavos negros. Las escenas en torno a la entrada de Django y su aliado el Dr. Schultz a la plantación del negrero Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) destacan notablemente por su tensión. Tarantino sabe qué mostrar y qué no y cómo acentuar la impotencia e indignación de Django con sendos primeros planos a un acertado Jamie Foxx.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, que indican una evolución ascendente del estilo de Quentin Tarantino, es una lástima que en un su tramo final "Django desencadenado" pierda algo de fuelle con una cierta tendencia al exceso autocomplaciente por parte del director. Tarantino opta por escenas de tiroteos poco originales (viniendo de quién rodó maravillas como el enfrentamiento entre Uma Thurman y "El ejército de los 88 maníacos") y con un humor negro pasado de rosca. El clímax final, a diferencia de la apoteosis de "Malditos bastardos", no resulta tan emocionante, como si ya todas las cartas estuvieran jugadas.

Creo que el siempre polémico Quentin podría dirigir una obra maestra como "El padrino". Ya nos ha dado buenas pistas de ello a lo largo de todas sus películas y quizá sea "Django desencadenado" la que esté más cerca de conseguirlo. Pero parece que Tarantino aún no se atreve a dosificar del todo las dosis de violencia cómica delirante ni el narcisismo de sus personajes protagonistas. Teniendo en cuenta la gravedad que sabe imprimir a ciertas escenas de "Django desencadenado", el gusto por el exceso del director chirría aquí más que antes. Aunque "Django..." funciona muy bien la mayor parte del metraje, y eso no es decir poco en un film de 167 minutos.

Quizá la próxima vez podremos decir que Tarantino ha hecho una obra maestra. Eso es lo que espero.
JC KNY
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4
20 de octubre de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una venganza contra los peces gordos responsables de la crisis es una premisa prometedora. El cine, como plasmación de fantasías revanchistas, puede llegar a ser un medio realmente emocionante (Tuve oportunidad de ver dos veces en pantalla grande "Malditos bastardos" y con el resto del público aplaudí la misma escena en las dos ocasiones. Los que la hayan visto, sabrán de que escena hablo).
Sin embargo, esto no sucede con "Murieron por encima de sus posibilidades".

A pesar de un genial y sorprendente plantel de actores (cada nueva aparición no deja de sorprender), la trama termina por disolverse en un desarrollo cada vez más demencial. De acuerdo, sí, se podrá decir que es una sátira y que la verosimilitud puede dejarse a un lado. Pero el tramo final ya se toma demasiadas licencias con el espectador. Además de mostrar una violencia grotesca.

Del conjunto se puede rescatar las breves apariciones de José Sacristán y Josep Maria Pou, que cuentan con excelentes diálogos. Lástima que el rigor que la película muestra en esos momentos quede diluido por su tendencia al mal gusto.

En definitiva, un buen punto de partida con un reparto irrepetible, lastrado por tanto exceso y tanto feísmo.
JC KNY
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