Sinceramente no doy crédito de la minúscula repercusión que ha tenido este film, al igual que las pésimas criticas por parte de todo el mundo. No es nada rompedora, de hecho el narrador nos avisa de ello repetidas veces. Aun así, aunque sea algo visto hasta la saciedad logra enganchar, hacer reír y entretener al espectador.

En el momento en el que una representación teatral de una obra de Agatha Christie se va a adaptar a la gran pantalla, surgen múltiples problemas entre productores, guionistas y demás. Aunque el verdadero problema llega con ciertos asesinatos, los cuales deberán ser investigados por una pareja de detectives (Rockwell y Ronan) un tanto inusual.

La película brilla por la química entre Sam Rockwell y Saoirse Ronan, llevando a la perfección sus personajes de un investigador cansado de su trabajo con facilidad a la bebida y una investigadora recién llegada. Sus interpretaciones permiten hacer reír al público hasta en el momento más tenso, especialmente Saoirse Ronan, que se consagra como una de las actrices del momento. Destacaría la importancia de los colores y decorados que posee el film durante su transcurso (que bien podrían estar firmados por Wes Anderson), que le dan frescura y belleza.

Se podría decir que es la típica película que por su poco éxito no merece nuestro tiempo, aunque resulta ser todo lo contrario, al menos para mi, que me dio la sensación de que la entrada que pague me salió barata.