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Críticas de Rosa Panadero
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
6
2 de septiembre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay homenajes que a veces se quedan cortos por falta de talento o empachan por su afán de agradar/imitar al ídolo. Ghostland quiere bien rendir homenaje a Lovecraft, que incluso aparece en una fiesta para felicitar a la protagonista y narradora, pero en general gira en torno a una historia sin mucha coherencia que sucede en el típico escenario de terror de la América profunda, en una casa abandonada, con una adolescente que no perdona la mudanza y otra obsesionada por escribir mejor que el autor de terror por excelencia.

La historia avanza hacia delante en el tiempo y regresa atrás varias veces, y repite las mismas torturas obsesivas sin explicar muy bien cuál es el origen de ese odio. Con una cierta inspiración en Psicosis, de Alfred Hitchcock, mientras los tormentos se suceden con las hijas ya adultas, la madre brilla por su ausencia, dejando a la imaginación del espectador si es una pesadilla mental de las jóvenes o bien la transfiguración en uno de los castigadores.

La vuelta a la realidad sólo existe en la mente de la joven autora, quien tendrá que creer a su hermana, catalogada de enferma mental por su madre, para conseguir deshacer el enigma de la casa y liberarse ella y su hermana. ¿Y la madre? Tendrás que sentarte en la butaca para saberlo.

https://www.yellowbreak.com/ghostland-lo-que-a-lovecraft-le-habria-gustado/
Rosa Panadero
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6
2 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No íbamos a estar con los rollos mentales de los millennials más tiempo, las siguientes generaciones vienen pegando fuerte y los centennials se apresuran a ocupar el trono millennial, incluso a nivel de superhéroes. Siempre se mantiene el respeto a las generaciones anteriores y sus súper gafas tipo Google Glasses, y en en nuestro “cloud” mental de Los Vengadores siempre tendremos un momento de melancolía por IronMan-Stark, Capitán América, la Viuda Negra, Thor con su martillo…pero vamos, que les toca a los adolescentes de 16 años, como Peter Parker, hacer de las suyas matando monstruos y haciendo guiños a personajes del universo Marvel de vez en cuando.

Cierto es que la producción ha cuidado mucho la diversidad racial y hasta religiosa -primer hiyab como parte de la troupe de amigos viajeros con Peter-, y ha mezclado a todos con todas. En cuanto al argumento, muy Marvel, muy en plan traje de poliéster en la maleta para el viaje de fin de curso y en cuanto a exteriores, más de lo mismo, como en MIB y otras producciones “internacionales” que pretenden reflejar distintos países y se acaban acogiendo a los tópicos típicos de cada uno, y como el que no quiere la cosa, hasta eligen los mismos escenarios. ¿Lo adivinas? Nueva York, Londres, París Praga,… es ver unas cuantas imágenes aéreas e imaginarse la alcantarilla parisina o la góndola veneciana.

Una peli apropiada para las vacaciones, para comer palomitas en este verano eterno adolescente y hacer “tick” en los países a los que va Spider-Man y que nosotros también hemos visitado, afortunadamente sin que los monstruos ni Mysterios nos obliguen a modificar nuestro itinerario de turistas profesionales. Interesante para no fiarse de las apariencias, algo que se aprende por ensayo y error y que le costará entrenar a nuestro joven y atlético Spider-Man.

https://www.yellowbreak.com/blog-cine-spider-man-lejos-de-casa/
Rosa Panadero
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9
2 de septiembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Y fueron felices y comieron perdices” es el final típico de los cuentos, simple y llanamente porque lo que viene después –la rutina, los hijos, el hogar, el “qué suerte tienes que te quedas en casa con ellos”– no tiene nada de apasionante, no hay nada extraordinario que narrar porque el automatismo no es noticia. A menudo la realidad matrimonial suele minar la autoestima y la salud mental de muchas mujeres, que automáticamente se ven desplazadas de su yo real, labrado con tesón y esfuerzo personal y profesional a lo largo de los años, hacia un rol de plato combinado de esposa – madre – ama de casa sin salario, en el que todas las atenciones hacia la familia están incluidas en el contrato y ninguna satisfacción figura en la letra pequeña.

Y cuando el deterioro de la relación queda embebido en un chalet de lujo, dos coches aparcados en la puerta y dos preciosos niños –el pequeño es inaguantable–, la vida en un complejo residencial de clase alta no compensa la caída libre de la hormona de la felicidad. A duras penas hace de mujer florero. La protagonista entra en barrena y no es capaz de levantar el vuelo, y tampoco tira de antidepresivos ni de ayuda médica. Mucha gente no lo hace porque hay que aceptar que la vida es así de dura cuando los niños son pequeños y que a los treinta años no te vas a poner a estudiar para reciclarte. Gemma Artenton hace una excelente interpretación y transmite con la tristeza de sus ojos todo el proceso depresivo por el que su personaje va pasando. El modelo de codependencia que su personaje ha aceptado termina por dejarla muda, y cuando por fin verbaliza su infelicidad, se topa con un ególatra, un perfecto desconocido de lenguaje ofensivo que psicológicamente boicotea y falsea sus emociones, hasta que la situación termina por explotar. Decía el psiquiatra Rojas Marcos en su libro “Las semillas de la violencia” que los mayores abusos se producen en el entorno familiar, y el personaje del marido apunta maneras. Un perfecto “jerk”, que dirían los británicos.
Transfondo social

Micromachismos y amenazas maritales aparte, la vida perfecta que externamente todos envidian acorrala a Tara, hasta el punto de escapar para toparse con un alma caritativa que le hará reconsiderar otras opciones. Hasta un cierto punto la resignación final recordaba a los cursillos prematrimoniales de las parroquias, donde instaban a las futuras esposas a aguantar todo lo posible por el bien de la pareja, un bien que normalmente se identificaba con el bienestar del marido y, por supuesto, de la sociedad. Lejos de presentar una visión final de libertad y empoderar a la protagonista, el regreso final deja un poso amargo, una aceptación que solamente empodera a los que se benefician del sistema patriarcal. Una huida sin planificar no es un verdadero plan, pero quizá sirva de borrador para una segunda parte, cuando el momento definitivo llegue y los niños sean más grandes.

Una última reflexión: es triste salir de la sala y escuchar a otros críticos maldiciendo a la protagonista por tener todo a lo que puedes aspirar en la vida y decidir que abandonas todo eso porque el marido es un gilipollas. Pero es que era eso, un gilipollas. ¿No os disteis cuenta? ¿O acaso es el modelo de vida al que aspiráis, con esposa trofeo incluida?

https://www.yellowbreak.com/la-busqueda-de-la-felicidad-la-depresion-de-la-perfecta-esposa/
Rosa Panadero
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5
20 de junio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me da coraje que con el tirón que tiene JLo sólo fomente los mitos de siempre, y Jefa por Accidente es, para la mente colectiva, una continuación de la polémica originada con El Anillo pa´cuándo.

Lo que más merece la pena en esta película es la sororidad de las amigas, ese grupo es de los que si te ven llorar te preguntan “¿A quién hay que matar?”. Contrarresta la imagen del barrio feliz el sempiterno novio, que es como el de Anne Hathaway en El Diablo Viste de Prada: si consigues tu sueño laboral, es que ya no quieres estar conmigo. ¿Se puede ser más ogro manipulador? ¿Y encima recordarle en las fotos de Instagram cuando erais felices?

Se agradecen los personajes reales, desde el becario de Google que le pinta una vida virtual y la madre mal hablada que sobrevive como puede porque la pensión alimenticia no llega nunca, hasta los misfits del curro en plan Monster University (los menos glamurosos siempre ganan la partida, típica moraleja hollywoodiense para que sigamos intentándolo). También es como para que te dé repelús sólo de pensar que el “yo virtual” tiene más fuerza que el “yo personal”, y que tenemos que adaptar nuestra vida a lo que vendemos en las redes, a pesar de que internet se hizo carne y habita entre nosotros desde hace varias décadas, así que de qué extrañarse.

El cielo como límite es lo típico en estas pelis con ínfulas romanticonas, de las que te inyectan que eres capaz de triunfar en lo que te propongas porque la única persona que puede impedirte tener éxito eres tú misma; y a continuación, tras entrar en el Olimpo de los elegidos, abandonarlo todo públicamente porque te has inventado el currículum de tu vida. A cambio, como premio a una sinceridad que nadie te ha exigido, recuperarás a tu hija y a ese novio de barrio sin más futuro que hacerte un par de hijos cuando ya estás en la cuarenta para que todavía te sientas joven.
Digamos que la peli se salva por la moraleja de que no hay que mentir para ser ejecutiva de alta dirección, con lo cual no habría trama ni entrada de cine que pagar si nadie mintiera en internet.

http://www.yellowbreak.com/jefa-por-accidente-y-estereotipos-a-proposito/
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Rosa Panadero
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10
2 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viví la tragedia del submarino K-141 desde una redacción de un periódico en agosto del año 2000, intuyendo las desdichas que se avecinaban para las familias y que finalmente se confirmaron, mientras en el titular de la noticia de al lado, Vladimir Putin agotaba sus vacaciones en Sochi, obcecado en no ver la crisis de popularidad a la que se iba a enfrentar. Unos cuantos años después, Thomas Vinterberg nos narra la historia del Kursk, de la que ya sabemos antes de sentarnos que no hay final feliz. El retrato cruel de la muerte de la tripulación del submarino ruso, sacrificada por los jefes de su Armada para ocultar su propia ineficacia y orgullo, quedó disfrazado de patriotismo ante sus ciudadanos, no sin antes acallar a las familias que se quejaron por la falta de información, las mentiras y la impotencia para salvar a sus maridos, hijos, padres o hermanos.

Mikhail Averin (Matthias Schoenaerts, el tío malo de Jennifer Lawrence en “Gorrión Rojo”) encarna el deber en todos los sentidos, tanto para sufragar los gastos nupciales de un amigo como para motivar a los marineros inexpertos en su primera misión. Produce una sensación de vergüenza ajena las referencias veladas a un régimen que debe varias mensualidades a los defensores de sus fronteras, quienes sobrellevan la situación como buenamente pueden. La peor parte la llevan las mujeres, que quedan al frente de calentar estufas y poner un plato de comida en la mesa para sus hijos. La esposa de Mikhail (Léa Seydoux) será la que rompa el silencio ante la inoperancia de las autoridades rusas, provocando la escandalosa escena que los medios de comunicación tan bien reflejaron en su momento, y que se revive en la película: una enfermera inyecta un calmante a una indignada mujer que se levanta y cuestiona la operación de salvamento.

Los que navegan saben que se crean lazos invisibles entre aquellos que surcan las aguas de los océanos. Todos son miembros del mismo cuerpo, incluidos los jefes de la Flota a uno y otro lado del Mar del Norte, el ruso y el británico (Colin Firth), pero esa fraternidad solidaria que no distingue nacionalidades ni rivalidades marciales no es suficiente, en el caso del Kursk, para que la cabeza de la operación acepte sus limitaciones y salve sus extremidades echando mano de la ayuda que otros –noruegos y británicos– ponen a su disposición.

Al ver la película una no puede dejar de contener el aire en algunas escenas donde hay que bucear para recuperar este o aquel objeto, igual pasa cuando a los astronautas les cortan el oxígeno durante unos segundos para salir a reparar tal o cual aleta de la nave espacial, y se rompe el cordón umbilical que les une por la escotilla y quedan vagando en el espacio sideral. Los marinos del Kursk también quedan metafóricamente a la deriva, no son antes haber dado muestras de todo su aguante.

“Espera, espera, espera”, es la letanía que se repite en los oídos de todos los personajes ante las decisiones no tomadas por el alto mando. Y la espera mata, dice el dicho común. El único error –fallo común a todos nosotros– en esta historia real, fue la demora en aceptar una ayuda clave para la supervivencia. La próxima vez que sepa que algo no funciona, reconozca su ignorancia y pida ayuda. Hágalo ya.

https://www.yellowbreak.com/kursk-cuando-la-inoperancia-del-jefe-te-condena-a-morir/
Rosa Panadero
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