Debo reconocer que me apetecía mucho ver esta peli, que me había seducido ese tacón-tridente sobre el que descansa un zapato que preside el cartel, pero desafortunadamente tras este envoltorio tan sugerente no encontré nada más que sosería.
Por otro lado me queda la duda de si algunos de los asuntos que muestra los trata con ironía, cinismo o por el contrario hace apología de ello, como es el caso de la talla de la protagonista a la que tachan de gorda en mas de una ocasión por usar una talla 38, gran problema para la humanidad que ella resolverá para delirio de sus compañeros de trabajo.
Lo peor de todo es que la película se deja ver, no llega a aburrir en ningún momento utilizando todos los manidos recursos de ese cine blando que los americanos dominan como nadie, que disfrazan la película como algo novedoso pero que ya nos sabemos de memoria.