De la mano Open Road Films, productora de grandes obras maestras del cine contemporáneo como “Asesinos de élite”, “Infierno Blanco”, “Silent House” o “Silent Hill 2” y de un policía frustrado con pretensiones de cineasta, llega otra película con la testosterona por bandera y que pretende reflejar el día a día laboral de una pareja de policías, en principio. Personajes con una credibilidad y profundidad irrisoria, tonta y absurda en todos sus niveles, a la altura de “Dos policías rebeldes” (esta por lo menos hacia gracia), y que de tan profesional y veracidad que se le pretende dar queda una especie de amalgama entre un GTA, “Proyecto de la bruja de Blair” y Call of Duty.

La película, cuenta con escenas de mucho ímpetu y empeño por parte de los policías (como siempre unos cracks) y con la habitual chabacanería de las bandas callejeras, que supongo pretende concienciar a unos y a otros acercándonos lo máximo posible al cine social, algo que se va totalmente al traste por lo directa (y absurda) de la propuesta y sus diálogos “besuguiles” de falsa cotidianidad, así como supongo va dirigida exclusivamente al público estadounidense. Toda para ellos oiga.

Película tan dura como triste que narra las historia de amor entre un fotógrafo con una enfermedad terminal y una joven y guapa clienta que desconoce el problema.
Con cierto aire de sonrisa a medias, el drama es inverosímil pero cierto.
Tranquilita producción de buenos cimientos pero que se acaba despidiendo con sensación amarga. Interesante film más allá de risas tontas.

Cruda película con pocas filigranas fílmicas en lo que respecta a otras películas de Masumura con una puesta en escena mas austera que se centra en el duelo psicológico digno del mismísimo Freud por parte de los protagonistas.
La frigidez de Reiko como punto de partida nos hará adentrarnos en un viaje de turbulencias pasadas que dejaron unos barros que trajeron estos lodos.

Introducirnos en el psicoanálisis y en la dualidad de la protagonista (¿victima o femme fatale?) como conductores de la obra de Mishima es lo que se nos ofrece desde el primer minuto hasta el final, sin prorrogas, sin remisiones. No puede decirse que sea un viaje agradable, dicen que la música es la voz del alma y si esta no suena habrá que indagar en su perturbadora raíz, nadie puede vivir sin alma (orgasmos en este caso), no hay hueco para la ética moral, todo muy locuaz y visceral, claro que todo esto a los que nos hemos leído “Confesiones de una mascara” no nos sorprende nada.

Respecto a la trama desconozco si se puede buscar un culpable o si todo son fruto de circunstancias y consecuencias. Eso si, Schopenhauer lo tendría bien claro.

Una película de episodios con varias historias de amor con las mismas emociones que las de un autista con un posavasos de cartón, la línea argumental no es más que una burda imitación de las novelas de Philip K. Dick con filosofía barata de galletas de la suerte de los chinos y sobrecillos de azúcar para el café.

Tykwer y Wachowskis han querido crear una obra de culto y eso se nota, “El atlas de las nubes“ rezuma ostentosidad en cada escena y en cada fotograma que pasa y sin embargo la conexión entre las seis historias esta cogida con pinzas ya que ninguna de las historias por si solas, con influencias desde las cintas de intriga ochenteras mas casposas, del futuro de “The Postman” y de unos “Blade Runner” o “El quinto elemento” de mercadillo hasta el humor más zafio y el pasado más estúpidamente moralista se acercan mínimamente a algo que se salve de la quema en esta cascada visual de imágenes de situaciones forzosamente metidas con calzador.

¿“El atlas de las nubes” entretiene?. Evidentemente si, pero se han llegado a ver historias mas consistentes mediante diapositivas en PowerPoint y sin tener que aguantar algunos sonrojantes diálogos. El timo del año señores.

Empieza bien la película, al estilo de la española, “La noche de los girasoles”, ofreciéndonos una misma situación desde distintos puntos de vista de varios personajes, con una trama sencilla, que uno espera que a medida que avance el metraje pueda ir cogiendo mas fuerza, pero llega el punto en que desaparecen los gemelos y justo cuando parece que llega el clímax, llega el fiasco y ahí acaba la película, los argumentos se esfuman y llega una hora de puro autismo cinematográfico, el mejor ejemplo es la escena en la que los soldados pasean detenidamente por la playa, que resume todo lo que es la película, una recreación de la segunda mundial y una puesta en escena tan impecables como huecas y lo que es peor, carentes de todo argumento, “Expiación” se convierte en una sucesión de escenas presumiblemente poéticas que tan de moda están en estos días. (Lost in traslation, La delgada línea roja, Iluminados por el fuego…)

Keira Knightley posee el mismo carisma que una col de Bruselas, Saoirse Ronan se ha ganado con su actuación por derecho propio el ser considerada la niña mas odiosa del cine, Romola Garai…en fin…¿hace falta decir algo? y James McAvoy quien curiosamente realiza su mejor actuación interpretando a un discapacitado físico en “Bailo por dentro”, parece que es aquí donde se encuentra disminuido y no es capaz de destacar por encima del resto del reparto sobreponiéndose a la simplicidad del guión y a la nula aportación de sus compañeros de armas.

No he leído la novela de Ian McEwan por lo tanto desconozco si la total ausencia de romanticismo a la que hace referencia la sinopsis se debe al propio escritor o a la incompetencia de Christopher Hampton.

¿Lo mejor? Cuando Briony Tallis nos cuenta el destino de los “amantes”; lastima que no lo podamos ver, pero por lo menos se acaba.