Críticas de Zaldivar Jr
17 de diciembre de 2021
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espectacular, hermosa, redonda e incluso bellamente onírica la última de Paolo Sorrentino. La herida del director que necesitaba cerrar, necesitaba decirle adiós a un triste capítulo de su vida y sinceramente, esta es la mejor manera de hacerlo.
Un film que muy tranquilamente va sumergiéndote en un Nápoles costumbrista, te va introduciendo a su familia, te vas encandilando por el merecidamente ensalzado estilo de vida Mediterráneo. Se aleja de dentro de lo que es Sorrentino y su más aclamada película, "La gran belleza", para irse a una mezcla de los 2 Fellini, el neorrealista y el Fellini de a partir de los 60. La primera escena es una hermosa prueba de ello, la presencia de San Genaro (patrón napolitano) entre las calurosa y sórdida noche del Sur de Italia. Una entrada a una película con un realismo mágico con un tono muy bajito, pero existente, muy controlado; un realismo mágico que solo te puede hacer la presencia de Dios en Nápoles, el Diego llevaba la 10 de los Partenopéos.
Todo bailando entre el sueño y la realidad, entre el dolor y el jolgorio, entre la alegría y la pena, entre Maradona y Camorra, todo en incluso un mismo plano. Sorrentino juega a bailar entre Monicelli y García Márquez. Juega a que te bañes en las inmensas calas napolitanas, que la noche veraniega te envuelva y te hable, que te ayuden a cerrar heridas. Que te ayuden a ver a tus padres por una última vez.
Fue Dios, fue su mano, fue la de Maradona. Fue el que - cómo se dice en la película - humilló a los ingleses con su puño, fue un acto revolucionario. Fueron los 2 goles de Maradona en aquel 2-1 al Empoli lo que hicieron que esta hermosa película sea posible.
Curioso que el último a fecha de hoy del Nápoles en liga sea en casa contra el Empoli, pero esta vez perdieron.
Un film que muy tranquilamente va sumergiéndote en un Nápoles costumbrista, te va introduciendo a su familia, te vas encandilando por el merecidamente ensalzado estilo de vida Mediterráneo. Se aleja de dentro de lo que es Sorrentino y su más aclamada película, "La gran belleza", para irse a una mezcla de los 2 Fellini, el neorrealista y el Fellini de a partir de los 60. La primera escena es una hermosa prueba de ello, la presencia de San Genaro (patrón napolitano) entre las calurosa y sórdida noche del Sur de Italia. Una entrada a una película con un realismo mágico con un tono muy bajito, pero existente, muy controlado; un realismo mágico que solo te puede hacer la presencia de Dios en Nápoles, el Diego llevaba la 10 de los Partenopéos.
Todo bailando entre el sueño y la realidad, entre el dolor y el jolgorio, entre la alegría y la pena, entre Maradona y Camorra, todo en incluso un mismo plano. Sorrentino juega a bailar entre Monicelli y García Márquez. Juega a que te bañes en las inmensas calas napolitanas, que la noche veraniega te envuelva y te hable, que te ayuden a cerrar heridas. Que te ayuden a ver a tus padres por una última vez.
Fue Dios, fue su mano, fue la de Maradona. Fue el que - cómo se dice en la película - humilló a los ingleses con su puño, fue un acto revolucionario. Fueron los 2 goles de Maradona en aquel 2-1 al Empoli lo que hicieron que esta hermosa película sea posible.
Curioso que el último a fecha de hoy del Nápoles en liga sea en casa contra el Empoli, pero esta vez perdieron.
31 de octubre de 2021
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprenta funcionando, camarero recorre una calle y entra a un edificio, se homenajea a Jacques Tati para, acto seguido llegar al despacho de un director de una revista protagonizado por Bill Murray. Todo acompañado de la pija puesta en escena "wesandersosiana", barroca, simétrica, apastelada y elegante. Así empieza "La crónica francesa", una de las películas que mejor saben captar la esencia del periodismo, un ejercicio de homenaje al periodismo además de un trabajo estilístico elevado a décima de lo que nos tiene acostumbrado Wes.
Un trabajo muy minucioso para envolver 3 historias episódicas y una pequeña presentación con Owen Wilson muy entretenida. El uso del color como subrayador de emociones, como faro del sentido o como luciérnaga de los textos narrados le da un atractivo visual a la obra que para los amantes de Anderson se convierte en una lluvia de estrellas encuadrada en imágenes que se impregnan a tu retina y persisten durante un tiempo prolongado. A los que no sean fan de su cine si puede hartarles, cansar o incluso alejar por completo de la historia, demasiado. ¿Querían Wes Anderson, pues tomad 2 tazas?
Yo disfrute en la butaca y me deje llevar por esta obra que bebe a gran partes del cine francés. Cautivado por un episodio de psicopatía, arte y aislamiento magistral (increíbles y divertidísimos Adrien Brody, Tilda Swinton y Benicio del Toro, además de una sensual Lea Seydoux); seguida por una historia de revolucionarios que rezumaba un sutil Jean-Luc Godard, se respiraba esa rebeldía propia de la "Nouvelle Vague" dentro de Wes Anderson durante ese capítulo, con un buen Chalamet y una genial McDormand; terminando por un episodio de supuesta gastronomía que se convierte en una oda al cine criminal francés con un humor muy rocambolesco y una genial escena de animación (enorme Jeffrey Wright y muy gustosas las breves apariciones de Dafoe y Norton).
Todas estas historias cobran vida porque se cuentan desde el prisma de un periodista, de hacer lo terrenal una obra que supera los límites, los que le dan chicha a las historias y hacen que el mundo se mueva con ellas. El último número de una revista, eso es de lo que va la película, un homenaje a todos y cada uno de los verdaderos periodistas de libreta y pluma.
Un trabajo muy minucioso para envolver 3 historias episódicas y una pequeña presentación con Owen Wilson muy entretenida. El uso del color como subrayador de emociones, como faro del sentido o como luciérnaga de los textos narrados le da un atractivo visual a la obra que para los amantes de Anderson se convierte en una lluvia de estrellas encuadrada en imágenes que se impregnan a tu retina y persisten durante un tiempo prolongado. A los que no sean fan de su cine si puede hartarles, cansar o incluso alejar por completo de la historia, demasiado. ¿Querían Wes Anderson, pues tomad 2 tazas?
Yo disfrute en la butaca y me deje llevar por esta obra que bebe a gran partes del cine francés. Cautivado por un episodio de psicopatía, arte y aislamiento magistral (increíbles y divertidísimos Adrien Brody, Tilda Swinton y Benicio del Toro, además de una sensual Lea Seydoux); seguida por una historia de revolucionarios que rezumaba un sutil Jean-Luc Godard, se respiraba esa rebeldía propia de la "Nouvelle Vague" dentro de Wes Anderson durante ese capítulo, con un buen Chalamet y una genial McDormand; terminando por un episodio de supuesta gastronomía que se convierte en una oda al cine criminal francés con un humor muy rocambolesco y una genial escena de animación (enorme Jeffrey Wright y muy gustosas las breves apariciones de Dafoe y Norton).
Todas estas historias cobran vida porque se cuentan desde el prisma de un periodista, de hacer lo terrenal una obra que supera los límites, los que le dan chicha a las historias y hacen que el mundo se mueva con ellas. El último número de una revista, eso es de lo que va la película, un homenaje a todos y cada uno de los verdaderos periodistas de libreta y pluma.
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